domingo, 31 de enero de 2010
UNO DE DIEZ
Manuel Darias ha incluido El Vecino 3 entre los diez mejores tebeos españoles del 2009 en su página de hoy en el Diario de Avisos.
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Pepo Pérez
EL VECINO VUELVE A EMPEZAR
El viernes se puso a la venta el tomo recopilatorio de El Vecino 1 y 2. En la foto podéis verlo en libertad, corriendo desnudo por las estepas salvajes de la Fnac Callao. Como dijimos en la presentación de El Vecino 3 en Málaga, si para Pepo y para mí es un orgullo ser autores editados, más aún lo es ser reeditados.
El hecho de que esta reedición no sea una reimpresión pura y dura, sino que se haya cambiado el formato y se hayan unido los dos primeros volúmenes en uno solo hace que, en cierta manera, sea como un nuevo principio para la serie. Y pensar en el principio me ha hecho pensar en el final. En el final del primer álbum, quiero decir.
Aunque sea un tópico, las primeras veces son distintas. Cuando ahora pienso en todo el proceso de realización del Vecino 1, me dan hasta escalofríos, y pienso siempre lo mismo: ¿cómo pudimos hacerlo? Supongo que la naturaleza es sabia y compensa la ignorancia con la temeridad, para que no nos quedemos paralizados y salgamos adelante. El caso es que, entre las muchas cosas que recuerdo que tenía clarísimas de aquel primer guión, la que más era el final.
No el final que se publicó, sino otro final.
Casi diría que todo El Vecino giraba en torno a aquel final. Creo que era la primera escena que concebí. Estaba tan orgulloso... El tebeo entero existía sólo para acabar así.
Luego, nos pusimos a trabajar, Pepo dibujó el libro (y cuando digo que lo dibujó, no quiero decir que se puso a «poner en imágenes» el guión, dibujar es siempre escribir y reescribir, y con Pepo más), El Vecino salió del laboratorio de mi guión para enfrentarse con la realidad de la página dibujada, tropezó con dificultades, las fue superando a trancas y barrancas...
Recuerdo que yo estaba fuera de Madrid, de vacaciones, mientras Pepo dibujaba las últimas páginas del libro. Fue entonces cuando, después de llevar meses dándole vueltas en la cabeza, tuve que resignarme a aceptar lo que mi subconsciente llevaba mucho tiempo diciéndome: aquel final no servía, había que cambiarlo.
La escena que daba sentido a todo El Vecino 1 había dejado de tener sentido en El Vecino 1.
Esto es difícil de tragar, ¿eh? Pero hay que hacerlo si uno quiere hacer una obra con un mínimo de rigor.
Se trata de un síndrome que sufren muchos creadores y que se conoce como «mata a tus hijos». Consultad memorias de guionistas de cine, por ejemplo, y veréis que lo mencionan muchas veces: su escena favorita, la escena que les impulsó a escribir toda una película, a menudo acaba en el cubo de la basura antes ni siquiera de llegar al rodaje.
Recuerdo que llamé a Pepo y se lo dije y le costó aceptarlo. Normal, a él también le parecía que el primer final era el que daba sentido al Vecino. Es curioso, he abierto la carpeta del ordenador donde guardo todo lo del primer Vecino y he descubierto una carpeta que se llama «guión complementos». Dentro hay un documento que dice: «El Vecino 1 - versión final del final. En las páginas 51-54 indico sólo los cambios». Y a continuación describo el final que todos conocemos.
El final que todos conocemos y que, por supuesto, una vez aceptado el traumático cambio, se convirtió en mi escena favorita del libro. Y lo sigue siendo.
En su día, sin embargo, provocó ciertas respuestas encendidas. Era tan brusco que hubo incluso quien creyó que faltaba una página, que no podía acabar así. Reacciones parecidas se produjeron cuando se publicó el primer disco de Portishead. Había gente que pensaba que estaba defectuoso porque sonaban crujidos. «Estaba mal». Por supuesto, si uno mira con un poco de atención el final del Vecino 1, en seguida se da cuenta de que la última viñeta es la última viñeta. Si no lo fuera, esa viñeta nunca sería ésa. Nunca habríamos puesto una viñeta que está a mitad de acción. En un cómic, uno sólo dibuja una escena a medio realizar cuando quiere dejarla interrumpida, de la misma manera que sólo escribe la mitad del diálogo en una viñeta cuando ese diálogo se va a cortar. Cualquiera que lea cómics de superhéroes lo sabe. Cuando alguien dice: «Tened cuidado, ésta es la zona donde se han producido las desapari...», no es un error del rotulista, es que alguien no va a acabar la frase.
Así que vale, en vez de acabar nuestro libro a lo Señor Jean como lo habrían acabado Dupuy y Berberian, con un plano general alejándose sobre los tejados de la ciudad que subrayase que allí se acababa todo, lo acabamos a lo John Casavettes cinco años antes de que hiciéramos nuestro libro a lo Faces.
Aquello hizo que fuera especial, y más especial todavía fue el juego que nos dio luego.
Si los lectores creen que falta una página, ¿por qué no hacerles caso?, pensamos. Así que propusimos a algunos amigos dibujantes que nos ayudasen a terminar el Vecino 1. Y creamos varias páginas últimas del Vecino 1, la «página perdida» que faltaba en el álbum, el posible final auténtico una vez que Javier se levanta del sofá. ¿Qué pasaba después? ¿Qué podía haber aparecido en aquella página de blanco tan ofensivo que había después?
Todas las respuestas, evidentemente, fueron de coña.
Los finales alternativos del Vecino aparecieron publicados en la revista de información sobre cómic Trama, que por entonces dirigía Elena Cabrera y que publicaba Astiberri. Por un momento pensamos en incluirlos en este tomo recopilatorio de los dos primeros volúmenes que acabamos de sacar. Pero luego pensamos que no, que su lugar natural sigue estando fuera del Vecino. Aquí, por ejemplo, en este blog. Estos próximos días los sacaré a pasear.
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EL VECINO TARADETE
En El rincón del Taradete, donde ya hablaron en su día de las dos primeras entregas, publican ahora una reseña del Vecino 3.
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Pepo Pérez
viernes, 29 de enero de 2010
GRANWARE
LE PLUS IMPORTANT
La primera frase del libro va directa al grano: «Chris Ware es sin duda el autor de cómics más importante de los últimos años, y no solamente en Estados Unidos, su país de residencia». Es la primera frase de un libro en francés, para que luego hablemos de chauvinismo. Pero es que no se puede decir otra cosa: es realmente el más importante. Consagrado con sólo 43 años, se empiezan a amontonar los volúmenes de estudios sesudos sobre su obra. El que me ha llegado hoy es Chris Ware. La bande dessinée réinventée, de Les Impressions Nouvelles, editado por Jacques Samson y Benoît Peeters. Además de ensayos diversos, incluye cronologías, bibliografías y una entrevista con El Hombre.
Pero no será el último de 2010: la inefable University Press of Mississippi ya ha anunciado para abril The Comics of Chris Ware, editado por David M. Ball y Martha B. Kuhlman.
Vivimos en la Era Ware.
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SERES QUERIDOS, SERES QUERIDOS
Recién llegado a Madrid después de la presentación de anoche en Málaga, gracias a los milagros de la tecnología moderna que nos ha dado el AVE, me tomo un momento para decir que la presentación en Fnac fue de maravilla. La sala de actos era muy acogedora, la introducción de María Jesús Silvente fue lúcida y brillante (me encanta cuando se hacen lecturas del Vecino desde fuera del mundo del cómic y dan en todas las dianas) y el público estuvo sensacional. Vamos, más o menos lo que esperaba, porque jugaba en casa y ya sabía que Pepo allí es un ídolo (y no sólo allí, pero ahora hablamos de allí).
De hecho, en la sección de cómic de Fnac destacaba un pedazo de expositor dedicado en exclusiva a V3. Otro motivo para estar agradecido a Fnac, que además tuvo la amabilidad de invitarme al acto. Lo del expositor es una de esas cosas que ves y le tienes que sacar una foto. (Las fotos de la presentación, por cierto, son de Michael, que en diez minutos me enseñó a utilizar como Dios manda mi cámara, que yo tengo desde hace tres años sin saber cómo se hacen los ajustes correctos; ¡gracias, amigo!).
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jueves, 28 de enero de 2010
miércoles, 27 de enero de 2010
EL LIBRO DE LOS OTROS: RESPUESTA DE SALAMANDRA
Juan Milà, editor de Salamandra, me envía el siguiente mensaje:
«He leído tu post sobre El libro de los otros, la selección de relatos anglosajones que hizo Zadie Smith y que nosotros acabamos de publicar en español. Quería comentarte que la opción de no incluir los relatos de Chris Ware y Daniel Clowes en las ediciones internacionales (no sólo en la española), que según nos comentaron en su momento se debió a las dificultades de coordinar la rotulación a mano de las diferentes versiones, contó con el pleno consentimiento de Zadie Smith. El año pasado publicamos la novela gráfica Vals con Bashir y este año publicaremos la versión de El Principito que ha hecho Joann Sfar».
Es cierto que la edición alemana de la obra (cuya portada ilustra esta entrada) no incluye las dos historietas.
Agradezco a Juan Milá sus explicaciones al respecto. A ver si en un par de días tengo tiempo para plantear algunas reflexiones sobre los temas que ha puesto sobre la mesa este asunto.
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EL VECINO INVADE MÁLAGA
Será mañana, jueves 28 de enero de 2010, a las 20 horas en Fnac Málaga (Centro comercial Málaga Plaza, calle Armengual de la Mota 12). Pepo y yo presentaremos tres Vecinos, tres, de la ganadería Astiberri, acompañados de María Jesús Martínez Silvente, profesora de Historia del Arte en la universidad de Málaga. Se cortará algún rabo (probablemente).
lunes, 25 de enero de 2010
LA NOVELA GRÁFICA: PORTADA
Otra cosa que aparece en el catálogo de Astiberri para 2010 es la ficha de mi libro teórico La novela gráfica, con portada incluida. De modo que ya no me aguanto más y voy a subir la portadaza que nos ha hecho El Gran Max.
El diseño es suyo en portada, lomo y contraportada, incluidos los rótulos. Ahora entendéis por qué tengo tantas ganas de ver la maqueta manchada de tinta convenientemente.
Bueno, no sólo por eso, claro. Pero es un aliciente más.
En las próximas semanas hablaremos más veces de La novela gráfica, antes de su salida a la venta en marzo.
Y después, seguiremos hablando.
¡ESTE HOMBRE! (¡GARCÍA!)
El catálogo de Astiberri para 2010 ya es público, y en él aparecen algunos de los proyectos a los que he dedicado unos cuantos minutos durante estos últimos años, así que creo que ha llegado el momento de comentarlos en este blog.
Uno de ellos -y diría de los que me tienen más ilusionado, sino fuera porque en realidad todos los proyectos ilusionan un montón, de lo contrario no nos meteríamos en ellos- es ¡García!, un cómic en blanco y negro de 300 páginas del que ya hablé aquí, donde incluso colgué una página.
¡García!, a pesar de lo que algunos puedan creer por su título, no tiene nada de autobiográfico, y por el contrario sus raíces se hunden en el tebeo clásico español. Pero es otra cosa, no es lo que estáis pensando ahora mismo. Es (o eso pensamos el dibujante y yo), algo que todavía no se ha hecho, al menos aquí. Y lo estamos haciendo ahora.
No he dicho nada del dibujante, pero es que poco puedo decir. Yo no soy quién para presentarle a él. Todo el mundo sabe que es un fenómeno. Lo que probablemente no se imaginaba casi nadie es que fuera tan fenómeno. Con ¡García! van a flipar quienes creían que le conocían. De verdad, me cuesta decir algo más. Hay que verlo.
Falta mucho para terminarlo, pero esperemos que esté listo para finales de este año. Si alguien lo puede conseguir, es él. Ese hombre. Ya sabéis, el agente especial con base en Manresa.
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Manel Fontdevila
MICROENTREVISTA: MANUEL BARRERO
Hace poco hablaba de la gente de Tebeosfera y de cómo estoy disfrutando los artículos que están publicando en su número dedicado al horror. Dado que soy un adicto a las revistas sobre cómic, sentía curiosidad por saber cómo era hacer una a estas alturas del siglo XXI y en formato digital, así que he formulado unas cuantas preguntas a su cabeza visible, Manuel Barrero, uno de los investigadores sobre cómic de trayectoria más constante y destacada que hemos tenido los últimos años.
Como estoy un poco anticuado y me cuesta adaptarme a la realidad actual, tengo ciertas dificultades para comprender que algo como Tebeosfera sea una "revista". Sin embargo, he observado por vuestros textos editoriales que vosotros ponéis mucho énfasis en esa denominación. ¿Por qué es importante para vosotros que se defina a Tebeosfera como "revista"?
Resulta sorprendente que, llegados al clímax de la evolución de los medios de comunicación, con los hipermedia, de repente nos encontramos en un espacio indefinido repleto de objetos indeterminados. Y más aún si tenemos en cuenta que cada nuevo formato de difusión es bautizado a capricho y todos lo aceptan (chats, weblogs, portales…), quizá precisamente por lo antedicho. Pero si defines un modelo de divulgación o de estudio con terminología tradicional resulta que nadie lo comprende salvo que sea la traslación de un soporte ya existente y reputado. Por ejemplo, las versiones digitales de Nature o Arbor, ¿no son revistas? Nuestro deseo de ser reconocidos como revista no se ciñe a la definición del diccionario (en su acepción quinta) porque en tal caso tampoco podríamos entender como tales U o Revista de Occidente. Tebeosfera, en su segunda época, arrancó con la idea de ser un academic journal, una publicación científica sobre historieta, idea que rápidamente abandonamos porque los contenidos que podíamos ofrecer, con una periodicidad como mínimo semestral, se deslizan rápidamente hacia lo divulgativo. No obstante, aunque nos alejamos de aquella pretensión, la política editorial, las fórmulas de redacción y publicación, así como el modo de exposición de contenidos responde al de una revista: programación de números por temas, organización de los mismos en mesas de redacción, elección de escritores, revisiones en equipo, publicación ordenada de textos, establecimiento de un índice… Hay quienes me han discutido que Tebeosfera no es revista porque no tenemos un sumario definido en el arranque de cada número. Ese sumario existe, pero sólo lo conocen los redactores, no el público. Y cuando concluye el número programado todos pueden acceder a él; por ejemplo, estamos en el núm. 5 y existen sumarios para los anteriores: 4, 3, 2, 1, 0. ¿Esos no son números de revista? Entonces… ¿qué son? Si imprimimos y encuadernamos todos esos textos en papel resulta un bloque temático considerable. ¿Entonces ya podría ser considerado como revista o como libro? Los nuevos soportes y medios digitales ofrecen información y obras de manera diferente, por lo tanto los modos de producción y desarrollo de contenidos en estos nuevos medios también lo son. Si una publicación en papel por fuerza debe servirse terminada, como un producto cerrado, en Internet podemos trabajar con proyectos abiertos, que se van construyendo. Esto es magnífico en la práctica, porque nos permite evolucionar a otro nivel en la divulgación sin vulnerar la naturaleza del producto que se hace, solamente cambia el modo de elaboración y su exposición. Por otra parte, hay una segunda razón para que Tebeosfera sea revista: porque queremos distinguirla de otro tipo de plataformas de opinión y divulgación sobre historieta en Internet, como los foros, los blogs o las páginas personales. Tebeosfera no es el producto de un ímpetu personal ni es espontánea. Yo siempre he creído que es mejor la democracia que la oclocracia, y en Internet a veces se confunden. Lo que publicamos en Tebeosfera, aparte de que pueda considerarse de mayor o menor calidad, pasa por filtros y se trabaja en equipo, como en una redacción de una revista o diario, con el objetivo de proveer datos y documentos de referencia. Esa es la pretensión: que alguien pueda encontrar datos sobre historieta en la red con un mínimo de contraste previo. Y digo pretensión porque es obvio que lo que ofrecemos no es todo lo correcto que debiera.
¿Podrías describir el mecanismo de funcionamiento interno de Tebeosfera? ¿Tenéis constituida una redacción? ¿Cómo elegís los temas y artículos?
Tebeosfera nació hace mucho tiempo, en 2001, como revista de divulgación y opinión cuya filosofía editorial respondía a mi posición como crítico del medio. Los defectos y polémicas suscitadas entonces son absoluta responsabilidad mía y por ellas he respondido y tendré que seguir respondiendo, imagino. Pero esta segunda Tebeosfera, la nacida en 2008 es algo distinto: es un esfuerzo colectivo. Y me atrevo a decir que uno de los mayores esfuerzos conjuntos jamás realizados en España sobre historieta con un objetivo marcado: catalogar todos nuestros tebeos, que es labor que desarrollamos en paralelo a la publicación de artículos en la revista. Para ello, en 2007 decidí contratar a un programador web y reunir un equipo de trabajo. Al grupo inicial de estudiosos y coleccionistas, integrado por Alcázar, Mora, Jiménez Varea, Cepriá, Baena y Díaz Bejarano, se unieron más tarde un colectivo de catalogadores: Gracia, Vaquer, Olmedo, Sitjà, Bosque Sendra, Olivares, Platel, Urrutia, Agustí, De Gregorio y otros, de entre los cuales han pasado a ser editores Ruiz-Dávila, Moreno, Gómez, Capelo y Vidiella. Todos, nos reunimos virtualmente en un grupo de Internet en el cual trabajamos a diario afanosamente, discutiendo temas y proponiendo ideas o dando término a consultas. Aparte, los editores residentes en Sevilla nos reunimos físicamente cada mes para adoptar decisiones y plantear ideas y líneas de trabajo. El resto de reuniones se hacen en espacios virtuales, dos concretamente, uno específico para la catalogación de historietas, personajes, series, tebeos, colecciones, autores, etc., y otro para los asuntos relacionados con la edición de textos para la revista. Los temas y artículos se eligen en grupo y atendiendo no a su posible repercusión pública o actualidad sino a nuestros intereses. Nos parecieron obvias, de partida, dos cosas: una, no íbamos a ser un espacio web promocional, que para eso ya están los jóvenes que hacen volcados de servicios de prensa y amables recensiones reiteradas en variedad de URLs; dos, no íbamos a regirnos por la actualidad a la hora de elegir temas. Abordamos asuntos, géneros, obras o autores dependiendo de nuestras posibilidades de hacerlo en equipo de manera eficiente. A la mayoría de aficionados les interesa saber qué superhéroe traducen, qué película hacen o qué autor viene, pero consideramos que para eso ya disponen de puntos de información puntual y constante. Nosotros hemos elegido investigar y documentar la historia y evolución del medio en aquellos puntos más olvidados, con especial atención hacia lo español. En otro ámbito de la cultura esto sería “lo más importante” pero en el mundo del cómic esa importancia se vuelve relativa. Por ejemplo, en julio de 2009 publicábamos un documento que databa el origen de la historieta española en 1859, con lo cual celebrábamos los 150 años de historia de la historieta española, y apenas se le concedió importancia al asunto. Esos temas nos interesan verdaderamente: los que faltan por estudiar y divulgar. Y te aseguro que en la historia de nuestros tebeos quedan miles de lagunas.
¿Qué ventajas e inconvenientes tiene la publicación en internet frente a la publicación tradicional de una revista en papel? Y no me refiero sólo a cuestiones materiales o económicas, sino a cómo puede afectar a los contenidos.
Ventajas, esencialmente tres: la edición abierta, la revisión constante y la difusión masiva e instantánea. Inconvenientes, uno: la falta de identificadores de calidad. No dejan de escribirnos aficionados y coleccionistas para pedir que lancemos una revista, en papel, con los contenidos más interesantes que ellos ya han leído en línea. Me ha sorprendido que incluso nos lo pidan nuestros propios colaboradores o habituales consumidores de documentación e informaciones a través de la Red. Esto es producto de una falla en la concepción de los soportes y las herramientas, y también de los hábitos de consumo, que finalmente se traduce en la consideración efectiva que se tiene de estos esfuerzos. Algunos de los ensayos que hemos publicado en el último año y medio podrían haber sido destinados a revistas científicas (de hecho, algunos lo han sido); otros podrían haber sido editados como monografía teórica del estilo de las de la colección Sinpalabras; ciertos artículos, a mi juicio bastantes, perfectamente hallarían sitio en cualquier revista de divulgación sobre cómic de buena calidad. No obstante, sitos en Internet, aunque su calidad y rigor sean palmarios a primera vista, pasan a obtener otro aprecio. Son considerados “otra cosa”. Es como si trabajáramos en tierra de nadie, cuando Internet es la “tierra de todos”. Lo cómico es que, y esto lo constatamos en nuestra última mesa de redacción, para gran parte de los aficionados que sólo demandan noticias, comentarios e información puntuales nosotros somos en exceso rigurosos, pero para los teóricos más rigurosos del medio pecamos de ser poco científicos. Ahí estamos, vadeando en el vasto mar de viñetas sin que nos oteen. Pero no nos quejamos, porque lo hacemos con mucho entusiasmo y, tras la experiencia acumulada, nos hemos propuesto ser más divulgativos en las opiniones y más rigurosos en los ensayos y las fichas.
Con respecto a las ventajas, no creo que necesiten comentario. Gran parte de los que divulgamos en Internet sabemos que la posibilidad de ir construyendo documentos, sin la obligatoriedad de servirlos terminados y cerrados, es magnífica. Nos permite volver sobre lo escrito y mejorarlo, buscar apoyos y nuevos referentes, variar el rumbo de las hipótesis y mejorar conclusiones. La posibilidad de recibir opiniones de otros estudiosos más versados y regresar sobre lo escrito y modificarlo también es algo que estaba negado en la edición analógica, supeditada a una segunda edición que depende ya no sólo de uno mismo, sino de editores y público. Finalmente, la difusión que permiten estos medios nada tiene que ver con la que consigue una edición impresa. Es cierto, sí, que los libros se atesoran en bibliotecas y se citan siguiendo un sistema en el que va implícita la fiabilidad y el reconocimiento de un producto de calidad supuesta (pues hay un editor intermediario, y una presumible revisión de contenidos), pero el tiempo ha demostrado que existen muchos libros que aportan bien poco y que hay editores que no cumplen con su oficio, publicando lo que les llega a las manos y tal y como les llega. Los criterios de selección se han venido diluyendo, aunque tan triste como esto me parece la asunción de certezas solamente en función del número de resultados que arroja Google en una búsqueda. Me explico: Tebeosfera recibe cada día más de 2.000 consultas procedentes de diferentes IPs, unos 54.000 visitantes distintos al mes según nuestro servidor. Pero esto hay que ponerlo en relación con el total de páginas web existentes, que ahora mismo son más 80.000; en total, pues, son visitadas entre 500 y 600.000 páginas web distintas de Tebeosfera al mes. Mas, insisto, esto no es indicativo de que nuestros textos los vayan a leer mucha gente. O a valorarlos. Con todo, pensamos que esta plataforma de difusión llega potencialmente a más público que la impresa, en el sentido de que un libro sobre historieta, hoy, en España, con el mercado que tenemos, como media alcanza los 500 ejemplares vendidos (y es una media alta) y nosotros queremos divulgar más, llevar el conocimiento y el aprecio por la historieta a más público.
¿En qué medida se parece Tebeosfera a la revista que te gustaría hacer? ¿Cómo sería ésta, idealmente?
Ya indiqué que la revista que me gustaría hacer sería una revista académica, con participación internacional y con difusión, objetiva y necesariamente, restringida a un público especializado. Eso es posible si se circunscribe la redacción a ciertos ámbitos y ciertos públicos, e implica –creo yo- su edición dentro de un entorno ligado a la Universidad, pues en caso contrario no será identificada, “etiquetada”, como producto académico. Lo intenté al comienzo, pero las universidades son islas amuralladas en el mar este que vadeamos: cuesta trabajo entrar en ellas con esta bandera, la del estudio de los tebeos, y todavía más difícil es entrar y clavar nuestra bandera junto a las suyas. El reconocimiento de la historieta como medio susceptible de estudio académico aún no ha llegado (a ver si este año…) y esto hay que asumirlo. Tebeosfera, por lo tanto, es una revista de divulgación que intenta editar contenidos organizados y bajo supervisión. Tenemos a un equipo de colaboradores que consideramos buenos, pero querríamos poder contar con el equipo de colaboradores óptimo, ese en el que escribirían las firmas más capacitadas del terruño, cada uno en su especialidad, claro. Firmas como las de Altarriba, Azpitarte, Cava, De Guereñu, De la Calle, De Salazar, Díaz, Fernández, Fernández Soto, Gálvez, García, García Sánchez, Guiral, Hernando, Jiménez Varea, Lombilla, Marín, Martín, Martínez Peñaranda, Meléndez, Moliné, Moreno Santabárbara, Muro, Pérez, Pons, Porcel, Serrano, Varillas, Yexus, Yugo… y los pongo en orden alfabético y dejo muchos por citar para no herir susceptibilidades. Pero este equipo debería complementarse con las firmas de otros comunicólogos, filólogos, sociólogos, historiadores, etc., para así reforzar la calidad de la historieta como objeto de investigación y reflexión. Para eso tenemos un problema: no hay dinero. Y, claro…
En suma, la revista ideal se construiría con el equipo ideal. Ahora, coordinar ese equipo es muy difícil y costoso.
Con todo, uno de los objetivos que yo creía lejano y que hemos logrado es el de contener, en la Tebeosfera, el catálogo de nuestros tebeos. La tarea de catalogar es ardua, muy esforzada; labor de años para el caso de los tebeos porque no existen depósitos fiables, ni registro de tiradas, apenas muestras de lo publicado de 1940 para atrás… Fue tarea difícil lanzar el primer catálogo para Delhom y Navarro, y también lo ha sido para los que les continuaron hasta 1993: Beitia, Illera, López, Palañá, González, Ortega Anguiano. Pero no hubo quien tomara el relevo durante la última década. Y en 2003, ya me planteaba yo que la historieta y el conocimiento de los tebeos jamás serían admitidos como parte de la cultura si no había un registro de lo publicado, de las obras, las editoriales, determinadas e identificadas de forma rigurosa y científica. De ahí el ideal de partida, diseñar y terminar ese catálogo, lo cual pensamos que serviría también como carta de presentación de nuestro esfuerzo frente a aficionados, coleccionistas, editores e instituciones. Han sido miles de horas de programación de un gestor que ha sido creado desde cero (los sistemas de catalogación tradicionales, ajustados a la bibliofilia, no sirven para los tebeos), años de localización y búsqueda de muestras por parte de los catalogadores de base Rodríguez y Gracia, cientos de horas de discusiones y contrastes de datos, decenas invertidas en la incorporación de imágenes o asientos a las catorce bases de datos que hemos creado al efecto. Y hemos construido el primer gran catálogo de la historieta, con 10.070 colecciones registradas a día de hoy. Además, nosotros catalogamos los números de esas colecciones (cada tebeo) y vamos por el tebeo 58.206 hoy… Esto supera con creces a las 4.900 colecciones del último catálogo en papel publicado, el cual contemplaba la mitad de categorías por registro con respecto al nuestro, y no llevaba imágenes; en Tebeosfera ya hemos puesto al alcance de todos más de 70.000 imágenes, y en color.
En muchos editoriales y textos de Tebeosfera hay una queja por la falta de repercusión de vuestro trabajo. ¿Cuál es la repercusión que querríais tener o que esperabais tener?
Es cierto lo que indicas. Y asumo haber adoptado ese tono de queja, lo cual deseo modificar. No hago responsable al equipo porque, obviamente, ellos no han redactado esos editoriales, en los que yo quería depositar el rescoldo de la vena crítica que me guió en la primera época de Tebeosfera. Esa inconformidad respondía a lo contestado en la pregunta anterior. En nuestro equipo hemos invertido tanta energía y tiempo en la construcción de un sistema para estudiar con rigor la historieta y catalogar sus productos que, pensaba yo, por fuerza eso debía despertar una respuesta entusiasta por parte de aficionados y estudiosos. Era natural pensar así tras tanto trabajo invertido, escribir, escanear, buscar y localizar las muestras más difíciles en colecciones ajenas, contrastar datos con editores y autores. ¡Hombre, que hay catalogadores, como Álvarez Pérez, que han llegado a crear 500 fichas de tebeos en un día! Si eso no merece una figurita dorada… Pero no, no era esperanza, era ilusión. Está claro que la estructura de nuestra publicación, al no adecuarse a los estándares en Internet, es menos accesible sin ayuda de la debida difusión, y la ubicación de nuestro catálogo es poco evidente para el aficionado medio y resulta oculta para los intelectuales e instituciones de la cultura. Debo reconocer que no analicé correctamente el funcionamiento de los micromedios de la Red. Es decir, las ristras de comentarios bajo una entrada en un blog no significan que lo comentado sea más o menos relevante, simplemente que hay una focalización de intereses sobre un punto y/o una cualidad del comunicador que regenta el blog. Todo esto no indica que lo que hacemos sea poco interesante, simplemente que carece del atractivo de lo actual o del toque divertido del comentario chispeante, que es efímero. Por ejemplo, hemos entrevistado a Lalia o a Mandrafina, grandes de la historieta argentina, pero estas largas entrevistas no interesan tanto como un cuestionario a David Baldeón; otro por ejemplo, llevamos meses tras la figura de Auraleón y la de Gómez Esteban para crear fichas biográficas completas y rigurosas, ¿qué atención suscitarán frente una semblanza concisa y anecdótica de Takeshi Obata en un blog? Lo segundo atraerá a una legión de interesados que depositarán entusiastas comentarios reconociendo la labor del redactor; lo primero, no. Tardé en darme cuenta de eso porque a mí me fascina la historieta española, pero lo que interesa en general a los lectores, al público (y al mercado) hoy es la historieta estadounidense, japonesa, francesa y belga, por este orden. El valor de lo que hacemos se comprenderá importante con el tiempo, cuando se mire atrás, al abordar trabajos panorámicos, al buscar un dato que se resiste, al estudiar con seriedad el medio o la tebeografía nuestros. De hecho, durante la construcción de nuestro catálogo se han iniciado dos tesis doctorales que se harán con nuestras bases de datos, pues les permite acercarse a los tebeos –muchos inaccesibles de otro modo- con la posibilidad de agrupar por géneros, acotar por años, localizar por títulos o simplemente poder determinar el total de números de una o varias colecciones. Amén de que también hallarán densos textos de análisis o divulgativos sobre parcelas de nuestra historieta que no podrán encontrar en otro soporte. En este sentido no podemos quejarnos, estamos muy satisfechos si podemos ayudar a que se siga investigando sobre nuestros tebeos.
El interés de nuestra asociación, verdaderamente, es intentar que todo este trabajo sirva para hacer ver a universitarios, periodistas, funcionarios de la cultura, acaso políticos, que la historieta tiene una presencia en la historia de los medios de comunicación española, que la industria de los tebeos adoptó una forma y brindó unos títulos y que son “X”, y que la abundancia de autores y la riqueza de sus obras puede ser accesible e interesante para su análisis desde distintos enfoques.
En 2005 Astiberri publicó un libro con materiales de Tebeosfera. ¿Hay planes de hacer más ediciones en papel?
Planes hay, lo que no hay es dinero, ni tiempo. Queremos lanzar una colección de textos teóricos porque todavía existe una dependencia del papel directamente relacionada con la lentitud a la que evolucionan ciertos aprecios o estructuras. Por más que Internet ya esté instalada en casi todas las sociedades, con más o menos censura pero con todo su potencial, no parece haber un reconocimiento generalizado de sus posibilidades como soporte para la edición y publicación de obras literarias y científicas válidas. Existen dos trabas para que esta aceptación se dé: por un lado superar la nostalgia del papel, que sigue teniéndose por un material (un soporte) que le confiere una especial sustancia (al parecer) a lo publicado. Por otro lado está la cuestión económica: un producto virtual se puede copiar más fácilmente que vender, y la desaparición de intermediarios que agilicen un mercado echa por tierra las posibilidades de que haya más intereses enfocados en estas producciones. Lo que no debe desaparecer jamás es la figura de un editor. De momento, nuestro plan consiste en buscar financiación para ir editando libros o cuadernos teóricos, sencillos, con un diseño básico, donde se recojan los mejores textos publicados en Tebeosfera para que quede depósito y registro en los mausoleos de la cultura. Los científicos están ya demostrando que la edición en papel es menos ágil y menos eficaz para trabajar, para investigar, pero la rama de las humanidades es otro cantar, avanza en progresión más lenta. En fin, habrá que comportarse como poetas durante un tiempo.
Resulta sorprendente que, llegados al clímax de la evolución de los medios de comunicación, con los hipermedia, de repente nos encontramos en un espacio indefinido repleto de objetos indeterminados. Y más aún si tenemos en cuenta que cada nuevo formato de difusión es bautizado a capricho y todos lo aceptan (chats, weblogs, portales…), quizá precisamente por lo antedicho. Pero si defines un modelo de divulgación o de estudio con terminología tradicional resulta que nadie lo comprende salvo que sea la traslación de un soporte ya existente y reputado. Por ejemplo, las versiones digitales de Nature o Arbor, ¿no son revistas? Nuestro deseo de ser reconocidos como revista no se ciñe a la definición del diccionario (en su acepción quinta) porque en tal caso tampoco podríamos entender como tales U o Revista de Occidente. Tebeosfera, en su segunda época, arrancó con la idea de ser un academic journal, una publicación científica sobre historieta, idea que rápidamente abandonamos porque los contenidos que podíamos ofrecer, con una periodicidad como mínimo semestral, se deslizan rápidamente hacia lo divulgativo. No obstante, aunque nos alejamos de aquella pretensión, la política editorial, las fórmulas de redacción y publicación, así como el modo de exposición de contenidos responde al de una revista: programación de números por temas, organización de los mismos en mesas de redacción, elección de escritores, revisiones en equipo, publicación ordenada de textos, establecimiento de un índice… Hay quienes me han discutido que Tebeosfera no es revista porque no tenemos un sumario definido en el arranque de cada número. Ese sumario existe, pero sólo lo conocen los redactores, no el público. Y cuando concluye el número programado todos pueden acceder a él; por ejemplo, estamos en el núm. 5 y existen sumarios para los anteriores: 4, 3, 2, 1, 0. ¿Esos no son números de revista? Entonces… ¿qué son? Si imprimimos y encuadernamos todos esos textos en papel resulta un bloque temático considerable. ¿Entonces ya podría ser considerado como revista o como libro? Los nuevos soportes y medios digitales ofrecen información y obras de manera diferente, por lo tanto los modos de producción y desarrollo de contenidos en estos nuevos medios también lo son. Si una publicación en papel por fuerza debe servirse terminada, como un producto cerrado, en Internet podemos trabajar con proyectos abiertos, que se van construyendo. Esto es magnífico en la práctica, porque nos permite evolucionar a otro nivel en la divulgación sin vulnerar la naturaleza del producto que se hace, solamente cambia el modo de elaboración y su exposición. Por otra parte, hay una segunda razón para que Tebeosfera sea revista: porque queremos distinguirla de otro tipo de plataformas de opinión y divulgación sobre historieta en Internet, como los foros, los blogs o las páginas personales. Tebeosfera no es el producto de un ímpetu personal ni es espontánea. Yo siempre he creído que es mejor la democracia que la oclocracia, y en Internet a veces se confunden. Lo que publicamos en Tebeosfera, aparte de que pueda considerarse de mayor o menor calidad, pasa por filtros y se trabaja en equipo, como en una redacción de una revista o diario, con el objetivo de proveer datos y documentos de referencia. Esa es la pretensión: que alguien pueda encontrar datos sobre historieta en la red con un mínimo de contraste previo. Y digo pretensión porque es obvio que lo que ofrecemos no es todo lo correcto que debiera.
¿Podrías describir el mecanismo de funcionamiento interno de Tebeosfera? ¿Tenéis constituida una redacción? ¿Cómo elegís los temas y artículos?
Tebeosfera nació hace mucho tiempo, en 2001, como revista de divulgación y opinión cuya filosofía editorial respondía a mi posición como crítico del medio. Los defectos y polémicas suscitadas entonces son absoluta responsabilidad mía y por ellas he respondido y tendré que seguir respondiendo, imagino. Pero esta segunda Tebeosfera, la nacida en 2008 es algo distinto: es un esfuerzo colectivo. Y me atrevo a decir que uno de los mayores esfuerzos conjuntos jamás realizados en España sobre historieta con un objetivo marcado: catalogar todos nuestros tebeos, que es labor que desarrollamos en paralelo a la publicación de artículos en la revista. Para ello, en 2007 decidí contratar a un programador web y reunir un equipo de trabajo. Al grupo inicial de estudiosos y coleccionistas, integrado por Alcázar, Mora, Jiménez Varea, Cepriá, Baena y Díaz Bejarano, se unieron más tarde un colectivo de catalogadores: Gracia, Vaquer, Olmedo, Sitjà, Bosque Sendra, Olivares, Platel, Urrutia, Agustí, De Gregorio y otros, de entre los cuales han pasado a ser editores Ruiz-Dávila, Moreno, Gómez, Capelo y Vidiella. Todos, nos reunimos virtualmente en un grupo de Internet en el cual trabajamos a diario afanosamente, discutiendo temas y proponiendo ideas o dando término a consultas. Aparte, los editores residentes en Sevilla nos reunimos físicamente cada mes para adoptar decisiones y plantear ideas y líneas de trabajo. El resto de reuniones se hacen en espacios virtuales, dos concretamente, uno específico para la catalogación de historietas, personajes, series, tebeos, colecciones, autores, etc., y otro para los asuntos relacionados con la edición de textos para la revista. Los temas y artículos se eligen en grupo y atendiendo no a su posible repercusión pública o actualidad sino a nuestros intereses. Nos parecieron obvias, de partida, dos cosas: una, no íbamos a ser un espacio web promocional, que para eso ya están los jóvenes que hacen volcados de servicios de prensa y amables recensiones reiteradas en variedad de URLs; dos, no íbamos a regirnos por la actualidad a la hora de elegir temas. Abordamos asuntos, géneros, obras o autores dependiendo de nuestras posibilidades de hacerlo en equipo de manera eficiente. A la mayoría de aficionados les interesa saber qué superhéroe traducen, qué película hacen o qué autor viene, pero consideramos que para eso ya disponen de puntos de información puntual y constante. Nosotros hemos elegido investigar y documentar la historia y evolución del medio en aquellos puntos más olvidados, con especial atención hacia lo español. En otro ámbito de la cultura esto sería “lo más importante” pero en el mundo del cómic esa importancia se vuelve relativa. Por ejemplo, en julio de 2009 publicábamos un documento que databa el origen de la historieta española en 1859, con lo cual celebrábamos los 150 años de historia de la historieta española, y apenas se le concedió importancia al asunto. Esos temas nos interesan verdaderamente: los que faltan por estudiar y divulgar. Y te aseguro que en la historia de nuestros tebeos quedan miles de lagunas.
¿Qué ventajas e inconvenientes tiene la publicación en internet frente a la publicación tradicional de una revista en papel? Y no me refiero sólo a cuestiones materiales o económicas, sino a cómo puede afectar a los contenidos.
Ventajas, esencialmente tres: la edición abierta, la revisión constante y la difusión masiva e instantánea. Inconvenientes, uno: la falta de identificadores de calidad. No dejan de escribirnos aficionados y coleccionistas para pedir que lancemos una revista, en papel, con los contenidos más interesantes que ellos ya han leído en línea. Me ha sorprendido que incluso nos lo pidan nuestros propios colaboradores o habituales consumidores de documentación e informaciones a través de la Red. Esto es producto de una falla en la concepción de los soportes y las herramientas, y también de los hábitos de consumo, que finalmente se traduce en la consideración efectiva que se tiene de estos esfuerzos. Algunos de los ensayos que hemos publicado en el último año y medio podrían haber sido destinados a revistas científicas (de hecho, algunos lo han sido); otros podrían haber sido editados como monografía teórica del estilo de las de la colección Sinpalabras; ciertos artículos, a mi juicio bastantes, perfectamente hallarían sitio en cualquier revista de divulgación sobre cómic de buena calidad. No obstante, sitos en Internet, aunque su calidad y rigor sean palmarios a primera vista, pasan a obtener otro aprecio. Son considerados “otra cosa”. Es como si trabajáramos en tierra de nadie, cuando Internet es la “tierra de todos”. Lo cómico es que, y esto lo constatamos en nuestra última mesa de redacción, para gran parte de los aficionados que sólo demandan noticias, comentarios e información puntuales nosotros somos en exceso rigurosos, pero para los teóricos más rigurosos del medio pecamos de ser poco científicos. Ahí estamos, vadeando en el vasto mar de viñetas sin que nos oteen. Pero no nos quejamos, porque lo hacemos con mucho entusiasmo y, tras la experiencia acumulada, nos hemos propuesto ser más divulgativos en las opiniones y más rigurosos en los ensayos y las fichas.
Con respecto a las ventajas, no creo que necesiten comentario. Gran parte de los que divulgamos en Internet sabemos que la posibilidad de ir construyendo documentos, sin la obligatoriedad de servirlos terminados y cerrados, es magnífica. Nos permite volver sobre lo escrito y mejorarlo, buscar apoyos y nuevos referentes, variar el rumbo de las hipótesis y mejorar conclusiones. La posibilidad de recibir opiniones de otros estudiosos más versados y regresar sobre lo escrito y modificarlo también es algo que estaba negado en la edición analógica, supeditada a una segunda edición que depende ya no sólo de uno mismo, sino de editores y público. Finalmente, la difusión que permiten estos medios nada tiene que ver con la que consigue una edición impresa. Es cierto, sí, que los libros se atesoran en bibliotecas y se citan siguiendo un sistema en el que va implícita la fiabilidad y el reconocimiento de un producto de calidad supuesta (pues hay un editor intermediario, y una presumible revisión de contenidos), pero el tiempo ha demostrado que existen muchos libros que aportan bien poco y que hay editores que no cumplen con su oficio, publicando lo que les llega a las manos y tal y como les llega. Los criterios de selección se han venido diluyendo, aunque tan triste como esto me parece la asunción de certezas solamente en función del número de resultados que arroja Google en una búsqueda. Me explico: Tebeosfera recibe cada día más de 2.000 consultas procedentes de diferentes IPs, unos 54.000 visitantes distintos al mes según nuestro servidor. Pero esto hay que ponerlo en relación con el total de páginas web existentes, que ahora mismo son más 80.000; en total, pues, son visitadas entre 500 y 600.000 páginas web distintas de Tebeosfera al mes. Mas, insisto, esto no es indicativo de que nuestros textos los vayan a leer mucha gente. O a valorarlos. Con todo, pensamos que esta plataforma de difusión llega potencialmente a más público que la impresa, en el sentido de que un libro sobre historieta, hoy, en España, con el mercado que tenemos, como media alcanza los 500 ejemplares vendidos (y es una media alta) y nosotros queremos divulgar más, llevar el conocimiento y el aprecio por la historieta a más público.
¿En qué medida se parece Tebeosfera a la revista que te gustaría hacer? ¿Cómo sería ésta, idealmente?
Ya indiqué que la revista que me gustaría hacer sería una revista académica, con participación internacional y con difusión, objetiva y necesariamente, restringida a un público especializado. Eso es posible si se circunscribe la redacción a ciertos ámbitos y ciertos públicos, e implica –creo yo- su edición dentro de un entorno ligado a la Universidad, pues en caso contrario no será identificada, “etiquetada”, como producto académico. Lo intenté al comienzo, pero las universidades son islas amuralladas en el mar este que vadeamos: cuesta trabajo entrar en ellas con esta bandera, la del estudio de los tebeos, y todavía más difícil es entrar y clavar nuestra bandera junto a las suyas. El reconocimiento de la historieta como medio susceptible de estudio académico aún no ha llegado (a ver si este año…) y esto hay que asumirlo. Tebeosfera, por lo tanto, es una revista de divulgación que intenta editar contenidos organizados y bajo supervisión. Tenemos a un equipo de colaboradores que consideramos buenos, pero querríamos poder contar con el equipo de colaboradores óptimo, ese en el que escribirían las firmas más capacitadas del terruño, cada uno en su especialidad, claro. Firmas como las de Altarriba, Azpitarte, Cava, De Guereñu, De la Calle, De Salazar, Díaz, Fernández, Fernández Soto, Gálvez, García, García Sánchez, Guiral, Hernando, Jiménez Varea, Lombilla, Marín, Martín, Martínez Peñaranda, Meléndez, Moliné, Moreno Santabárbara, Muro, Pérez, Pons, Porcel, Serrano, Varillas, Yexus, Yugo… y los pongo en orden alfabético y dejo muchos por citar para no herir susceptibilidades. Pero este equipo debería complementarse con las firmas de otros comunicólogos, filólogos, sociólogos, historiadores, etc., para así reforzar la calidad de la historieta como objeto de investigación y reflexión. Para eso tenemos un problema: no hay dinero. Y, claro…
En suma, la revista ideal se construiría con el equipo ideal. Ahora, coordinar ese equipo es muy difícil y costoso.
Con todo, uno de los objetivos que yo creía lejano y que hemos logrado es el de contener, en la Tebeosfera, el catálogo de nuestros tebeos. La tarea de catalogar es ardua, muy esforzada; labor de años para el caso de los tebeos porque no existen depósitos fiables, ni registro de tiradas, apenas muestras de lo publicado de 1940 para atrás… Fue tarea difícil lanzar el primer catálogo para Delhom y Navarro, y también lo ha sido para los que les continuaron hasta 1993: Beitia, Illera, López, Palañá, González, Ortega Anguiano. Pero no hubo quien tomara el relevo durante la última década. Y en 2003, ya me planteaba yo que la historieta y el conocimiento de los tebeos jamás serían admitidos como parte de la cultura si no había un registro de lo publicado, de las obras, las editoriales, determinadas e identificadas de forma rigurosa y científica. De ahí el ideal de partida, diseñar y terminar ese catálogo, lo cual pensamos que serviría también como carta de presentación de nuestro esfuerzo frente a aficionados, coleccionistas, editores e instituciones. Han sido miles de horas de programación de un gestor que ha sido creado desde cero (los sistemas de catalogación tradicionales, ajustados a la bibliofilia, no sirven para los tebeos), años de localización y búsqueda de muestras por parte de los catalogadores de base Rodríguez y Gracia, cientos de horas de discusiones y contrastes de datos, decenas invertidas en la incorporación de imágenes o asientos a las catorce bases de datos que hemos creado al efecto. Y hemos construido el primer gran catálogo de la historieta, con 10.070 colecciones registradas a día de hoy. Además, nosotros catalogamos los números de esas colecciones (cada tebeo) y vamos por el tebeo 58.206 hoy… Esto supera con creces a las 4.900 colecciones del último catálogo en papel publicado, el cual contemplaba la mitad de categorías por registro con respecto al nuestro, y no llevaba imágenes; en Tebeosfera ya hemos puesto al alcance de todos más de 70.000 imágenes, y en color.
En muchos editoriales y textos de Tebeosfera hay una queja por la falta de repercusión de vuestro trabajo. ¿Cuál es la repercusión que querríais tener o que esperabais tener?
Es cierto lo que indicas. Y asumo haber adoptado ese tono de queja, lo cual deseo modificar. No hago responsable al equipo porque, obviamente, ellos no han redactado esos editoriales, en los que yo quería depositar el rescoldo de la vena crítica que me guió en la primera época de Tebeosfera. Esa inconformidad respondía a lo contestado en la pregunta anterior. En nuestro equipo hemos invertido tanta energía y tiempo en la construcción de un sistema para estudiar con rigor la historieta y catalogar sus productos que, pensaba yo, por fuerza eso debía despertar una respuesta entusiasta por parte de aficionados y estudiosos. Era natural pensar así tras tanto trabajo invertido, escribir, escanear, buscar y localizar las muestras más difíciles en colecciones ajenas, contrastar datos con editores y autores. ¡Hombre, que hay catalogadores, como Álvarez Pérez, que han llegado a crear 500 fichas de tebeos en un día! Si eso no merece una figurita dorada… Pero no, no era esperanza, era ilusión. Está claro que la estructura de nuestra publicación, al no adecuarse a los estándares en Internet, es menos accesible sin ayuda de la debida difusión, y la ubicación de nuestro catálogo es poco evidente para el aficionado medio y resulta oculta para los intelectuales e instituciones de la cultura. Debo reconocer que no analicé correctamente el funcionamiento de los micromedios de la Red. Es decir, las ristras de comentarios bajo una entrada en un blog no significan que lo comentado sea más o menos relevante, simplemente que hay una focalización de intereses sobre un punto y/o una cualidad del comunicador que regenta el blog. Todo esto no indica que lo que hacemos sea poco interesante, simplemente que carece del atractivo de lo actual o del toque divertido del comentario chispeante, que es efímero. Por ejemplo, hemos entrevistado a Lalia o a Mandrafina, grandes de la historieta argentina, pero estas largas entrevistas no interesan tanto como un cuestionario a David Baldeón; otro por ejemplo, llevamos meses tras la figura de Auraleón y la de Gómez Esteban para crear fichas biográficas completas y rigurosas, ¿qué atención suscitarán frente una semblanza concisa y anecdótica de Takeshi Obata en un blog? Lo segundo atraerá a una legión de interesados que depositarán entusiastas comentarios reconociendo la labor del redactor; lo primero, no. Tardé en darme cuenta de eso porque a mí me fascina la historieta española, pero lo que interesa en general a los lectores, al público (y al mercado) hoy es la historieta estadounidense, japonesa, francesa y belga, por este orden. El valor de lo que hacemos se comprenderá importante con el tiempo, cuando se mire atrás, al abordar trabajos panorámicos, al buscar un dato que se resiste, al estudiar con seriedad el medio o la tebeografía nuestros. De hecho, durante la construcción de nuestro catálogo se han iniciado dos tesis doctorales que se harán con nuestras bases de datos, pues les permite acercarse a los tebeos –muchos inaccesibles de otro modo- con la posibilidad de agrupar por géneros, acotar por años, localizar por títulos o simplemente poder determinar el total de números de una o varias colecciones. Amén de que también hallarán densos textos de análisis o divulgativos sobre parcelas de nuestra historieta que no podrán encontrar en otro soporte. En este sentido no podemos quejarnos, estamos muy satisfechos si podemos ayudar a que se siga investigando sobre nuestros tebeos.
El interés de nuestra asociación, verdaderamente, es intentar que todo este trabajo sirva para hacer ver a universitarios, periodistas, funcionarios de la cultura, acaso políticos, que la historieta tiene una presencia en la historia de los medios de comunicación española, que la industria de los tebeos adoptó una forma y brindó unos títulos y que son “X”, y que la abundancia de autores y la riqueza de sus obras puede ser accesible e interesante para su análisis desde distintos enfoques.
En 2005 Astiberri publicó un libro con materiales de Tebeosfera. ¿Hay planes de hacer más ediciones en papel?
Planes hay, lo que no hay es dinero, ni tiempo. Queremos lanzar una colección de textos teóricos porque todavía existe una dependencia del papel directamente relacionada con la lentitud a la que evolucionan ciertos aprecios o estructuras. Por más que Internet ya esté instalada en casi todas las sociedades, con más o menos censura pero con todo su potencial, no parece haber un reconocimiento generalizado de sus posibilidades como soporte para la edición y publicación de obras literarias y científicas válidas. Existen dos trabas para que esta aceptación se dé: por un lado superar la nostalgia del papel, que sigue teniéndose por un material (un soporte) que le confiere una especial sustancia (al parecer) a lo publicado. Por otro lado está la cuestión económica: un producto virtual se puede copiar más fácilmente que vender, y la desaparición de intermediarios que agilicen un mercado echa por tierra las posibilidades de que haya más intereses enfocados en estas producciones. Lo que no debe desaparecer jamás es la figura de un editor. De momento, nuestro plan consiste en buscar financiación para ir editando libros o cuadernos teóricos, sencillos, con un diseño básico, donde se recojan los mejores textos publicados en Tebeosfera para que quede depósito y registro en los mausoleos de la cultura. Los científicos están ya demostrando que la edición en papel es menos ágil y menos eficaz para trabajar, para investigar, pero la rama de las humanidades es otro cantar, avanza en progresión más lenta. En fin, habrá que comportarse como poetas durante un tiempo.
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domingo, 24 de enero de 2010
EL VECINO DE XASTRIÑO
Una reseña de El Vecino 3 en Xastriño Comics. Acompañada de dedicatoria.
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EL ZAPPING DEL CÓMIC (ESPAÑOL)
Hace tiempo que pienso que si pudiéramos clonar a Jose Antonio Serrano, al cómic español le iría mejor. Un ejército (o una simple patrulla) de réplicas del responsable de guía del cómic nos haría mucho bien a todos. El último invento de Jose es Guía del cómic Zapping, una especie de menéame para el cómic hecho aquí (o allá, pero por autores de aquí). Si a uno le interesa el tema, basta con pasarse por la página para ver recopilados diariamente titulares recogidos de todo internet que tengan que ver con nuestras viñetas. Y si a uno le interesa de verdad la cosa, puede registrarse y mandar sus propios enlaces. Es tan fácil que hasta yo he sido capaz de hacerlo.
Además:
El canal en Youtube de guía del cómic.
El tumblr de novedades de guía del cómic.
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PÁGINAS PERDIDAS (DE LOS OTROS)
Por pura curiosidad, un par de ejemplos de las historietas de Daniel Clowes y Chris Ware que no aparecen en la edición española de El libro de los otros. Ésta es la primera página de «Justin M. Damiano», de Clowes (4 páginas en total):
Éstas son las páginas 2 y 3 de «Jordan Wellington Lint», de Ware (16 páginas en total). La página 1 no la he reproducido porque está en blanco, así que os la imagináis:
Además, en el interior de portada y contraportada hay más retratos aviñetados de Burns:
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sábado, 23 de enero de 2010
CUANDO LOS TEBEOS NO ERAN CINE
viernes, 22 de enero de 2010
LOS OTROS (SOMOS NOSOTROS)
Lo mejor era, sin duda, que las historietas de Clowes y Ware aparecían en el volumen sin excusas y sin pedir perdón, sin ningún tipo de justificación especial. Eran relatos breves, como todos los demás.
O sea, una prueba más (otra) de la aceptación del cómic moderno (la novela gráfica) en el mundo de la literatura de verdad.
Ahora he visto la edición española, El libro de los otros, publicado por Salamandra, bajo una portada que recombina los elementos de Burns, en mi opinión con bastante menos gracia que en la portada de Penguin, pero vaya, al menos ahí están. Por supuesto, lo primero que he sentido ha sido curiosidad por ver las historietas de Ware y Clowes traducidas al español, así que me he puesto a hojearlo y... no las he encontrado por ningún lado. Las ilustraciones de Posey Simmonds siguen acompañando al relato de Hornby, pero de los tebeos, ni rastro. Los otros 21 relatos en prosa sí están. Sólo han sido purgados los dos que estaban hechos con monigotes.
No debería, pero reconozco que me ha deprimido esta cuidadosa discriminación de la edición española.
Quizás temieran que algún lector habitual de literatura se tomara poco en serio el volumen en caso de encontrarse dibujitos a colores entre la letra, quizás les pareciese que no merecía la pena tomarse el esfuerzo de hacer la rotulación. No lo sé.
Sólo sé que The Book of Other People es una prueba más (otra) de la aceptación del cómic moderno (la novela gráfica) en el mundo de la literatura de verdad.
Pero en España, parece que no nos hemos enterado.
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UNA VIDA DURA
Bud Fisher pone de manifiesto que los eternos problemas creativos del historietista no son nada nuevo. En esta tira de Mutt and Jeff de hacia 1913 (recogida en The Early Years of Mutt and Jeff, 2009, NBM), aparece el autor en lugar de los personajes.
Diálogos:
2.1.- Oiga, el jefe de redacción quiere saber si se ha muerto.
3.1.- Oiga, esto es un periódico diario, no una revista mensual. Salimos todos los días.
4.1.- Vamos a imprenta en diez minutos.
4.2.- Está vivo, le he visto moverse.
4.3.- ¿Por qué no se toma las vacaciones en agosto?
5.1.- Qué fácil lo tiene este tío. Sólo tiene que pasarse todo el día cavando en esa zanja.
(Archivar al lado de Una vida errante, de Tatsumi).
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martes, 19 de enero de 2010
EL MIEDO AL LIBRO EN BLANCO
A mí, ninguno. O por lo menos éste, en concreto. Las fotos que he subido a esta entrada son de la maqueta de La novela gráfica, el libro que he escrito y que publicará Astiberri en marzo. Ahora mismo es sólo un objeto genérico, sin contenido. Casi una escultura minimalista en papel.
Ese contenido ya está listo -le estoy dando el último repaso a la última revisión de las últimas correcciones- y sólo falta que Manuel Bartual -que es quien ha hecho las fotos, por cierto- sufra un par de semanas poniendo todas las letritas y todas las foticos en ese mazo de 304 páginas con tapas de cartoné que ya está esperándonos. Tengo muchas ganas de ensuciar ese libro virginal de arriba abajo. Tengo muchas ganas de tenerlo en las manos, con su fantástica portada incluida, que dentro de poco subiré al blog. No me dais ningún miedo, 304 páginas en blanco. Ni el más mínimo. Venid aquí...
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JEKYLL Y HYDE EN ICONOTROPÍA
El Doctor Jekyll y Mister Hyde (SM, 2009), álbum que he publicado hace unos meses con Javier Olivares, aparece reseñado en iconotropía.
DEL ISLOTE DE LAS CONCHAS A LA ISLA NEGRA
Hace unos meses, los amigos de entrecomics le sacaron un parecido razonable a una viñeta de Héroes del espacio 1. La puerta del cielo (Planeta-DeAgostini, 2009), con la portada de Tintín. La Isla Negra, de Hergé. Como yo sé que Javier Peinado es más de Jacobs que de Hergé, pensé que habría sido más casualidad que inspiración directa. Pero revisando tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín para la entrada anterior, me he encontrado a Vañó sumándose a la disputa.
Las tres imágenes:
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Vañó
ESE HOMBRE
Por supuesto, Roberto Alcázar y Pedrín ha sido la gran serie de aventuras del tebeo español, nuestro gran superhéroe nacional, y también la gran serie malinterpretada. Objeto de relecturas bufas múltiples, alguna tan genial como la de Vidal-Folch y Gallardo en Roberto España y Manolín, la creación de Vañó se ha convertido en la serie carca por excelencia en el imaginario del cómic español contemporáneo. Roberto Alcázar y Pedrín son, para nosotros, el estereotipo de los héroes fachas y adictos al Régimen. Pero la verdad es que cuando uno se vuelve sobre el material original y se lee ahora las viejas historias de este par de aventureros, se encuentra con un tebeo extraordinariamente apolítico.
Roberto Alcázar y Pedrín sucede por lo general en un universo deslocalizado, que se suele proyectar en exóticos países extranjeros, y donde nada remite a cuestiones de actualidad. La vida privada de los personajes y su contexto social están tan ausentes de la serie que se podría decir que hay casi una voluntad experimental, un intento de ceñirse a unas condiciones mínimas para levantar la ficción. Y esa ficción se destila en una sucesión de porrazos, acrobacias y peripecias sin mayor excusa o justificación argumental. Podríamos decir que la acción se inicia motivada por sí misma y continúa por su propia inercia. La obsesión por la acción es tan absoluta que casi parece que estemos leyendo un tebeo de vanguardia. Futurista, por ejemplo. Los cómics de acción americanos de la época (digamos un Batman y Robin, por ejemplo), son mucho más moderados por comparación. Pedrín, por supuesto, es la estrella indiscutible de la serie, y como en el caso del mencionado Robin, sus peripecias, leídas con descontextualizadores ojos actuales, dan lugar a mil malentendidos.
Creo que Roberto Alcázar y Pedrín (y los muy desconocidos tebeos de aventuras españoles de los 40 y 50) merece un estudio en profundidad, porque en España no sólo hubo tebeos de humor de la Escuela Bruguera. Pero no es mi intención ensayar ese estudio en esta entrada, por supuesto. Tan sólo los traigo a colación para hablar de uno de sus más singulares epígonos, que ahora está de vuelta: Peter Petrake.
Por si alguien no lo sabe, la recopilación de Peter Petrake. De los años 70 al siglo XXI (El Patito Editorial, 2009), de Miguel Calatayud, que se distribuyó en las últimas semanas del año pasado, fue uno de los grandes acontecimientos viñeteros de la temporada anterior. Peter Petrake apareció por vez primera en la revista Trinca entre 1970 y 1973, y no voy a entrar en mayores explicaciones históricas porque todo lo que hay que contar para situar la obra en su momento se cuenta maravillosamente en el libro de El Patito, que incluye un prólogo de Pedro Porcel y un epílogo del autor, ambos de lo más esclarecedores. Baste decir que Peter Petrake es un icono de la modernidad en el cómic español, uno de los primeros rayos de lo contemporáneo que llegaron a nuestras viñetas trayéndonos la luz y el colorido de Peellaert, de la psicodelia y del cartelismo internacionales post-Submarino Amarillo. Sin provincianismo ninguno, además. El talento de Calatayud es tan inmenso que no tiene nada que envidiar a lo mejor que se hacía fuera. Diré más: cuarenta años después, Peter Petrake es más deslumbrante y moderno todavía que entonces. Casi parece que se entiende mejor. Pero lo interesante para el tema que estamos tratando aquí es que Porcel indica en su prólogo que "Miguel afirma haber pensado más en Roberto Alcázar que en James Bond a la hora de concebirlo" (a Peter Petrake). ¡Bum! Todo encaja. Porque, efectivamente, Peter Petrake es Roberto Alcázar. En una industria editorial donde pervivieran los héroes a lo largo de las décadas, como la norteamericana, Petrake hubiera sido la versión pop del Roberto "Edad de Oro", unidos ambos por un sustrato común, como el Batman de Bob Kane y el de Adam West, separados por la sombra sublimada de un subconsciente político muy distinto: de la áspera desesperación de la autarquía a la ilusionada espera de la descomposición de la dictadura. Casi diríamos que Roberto es un principio y Peter es un final, pero ambos funcionan con los mismos mecanismos para desembocar en el mismo espectáculo: un puro festival de porrazos, saltos y piruetas gráficas, un torbellino sin sentido de emociones infantiles a través del dibujo. Violencia, pura y simple violencia enviñetada. Es una droga muy dulce.
Todo esto para decir que este jueves se inaugura una exposición de los originales de Peter Petrake en el Espacio Sinsentido de Madrid, con la presencia del propio autor, Miguel Calatayud. Pop en directo, entrada libre.
HABLANDO DE TEBEOSFERA: Me tienen abrumado con la cantidad de artículos interesantes que están sacando con su último número, el 5, dedicado al terror y el horror. Últimamente me he leído un montón, aparte de los ya mencionados sobre Roberto Alcázar, y tengo unos pocos más en lista de espera (por ejemplo, el de Absence sobre los héroes británicos, y la entrevista con Mandrafina). Entre los que ya me he podido leer, algunos de los que más he disfrutado han sido:
La génesis del miedo. Elementos de horror y terror en la historieta española hasta los 1960, de Javier Alcázar.
El horror maravilloso. Terror fantástico en los tebeos de cuentos de hadas españoles, de Manuel Barrero.
EC, paradigma del horror pre-Code. Nacimiento y asesinato del cómic de horror en Estados Unidos (1950-1955), de Alberto García.
Los otros. Breve historia de los cómics de horror pre-code no publicados por EC, de Lawrence Watt-Evans.
Hay más, pero era por recomendar sólo unos pocos, que yo ya llevo quemado un tóner de impresora con estos chicos (y los que me quedan).
LOS PROBLEMAS DE BETO
Hace un par de días me leí The Troublemakers (Fantagraphics, 2009), de Gilbert Hernandez, la segunda novela gráfica que adapta las películas (imaginarias) en las que sale como actriz Fritz, la hermanastra de Luba. La primera fue Una oportunidad en el infierno (La Cúpula, 2008). Hay un volumen "intermedio" entre ambos, Hablando del diablo (La Cúpula, 2009), cuya relación con este universo parafílmico que se ha montado Beto en torno a Fritz es bastante oblicua: se supone que relata los sucesos "reales" que inspiraron otra de las películas protagonizadas por Fritz.
En fin, Beto se entenderá.
Lo mejor, de momento, creo que será tomarse cada novela gráfica como una obra independiente y leerla sin más.
Este The Troublemakers mantiene el mismo formato que Una oportunidad en el infierno: libro de bolsillo, tapa dura y sobrecubierta pintada por Rick Altergott al estilo de la literatura de quiosco de mediados del siglo XX. En el interior, sin embargo, hay una variación notable respecto al anterior. Si en aquél se utilizaba un diseño de página variado, con viñetas de todas las formas y tamaños, al estilo habitual de Beto, en éste todas las viñetas son exactamente iguales (¿dónde he visto yo un tebeo parecido hace poco...?), cuatro por página de lado a lado. O sea, panorámicas, como si el autor quisiera recordarnos de forma más gráfica el parentesco con la gran pantalla.
La historia, como en Una oportunidad en el infierno y Hablando del diablo, quiere encontrar la fórmula mágica de una especie de trash de autor, ese punto justo de equilibrio entre los materiales de derribo de la literatura de consumo y la mirada individual del artista. Vamos, justo lo que encontró Tarantino en Death Proof (y también en Malditos bastardos, por qué no). Y yo, que he seguido con mucho interés y mucha afición estos últimos experimentos de Beto, creo que aquí me planto. La verdad es que la trama, que gira en torno al mundo de los timadores y de la magia de escenario (o sea, más timadores) no levanta el vuelo, y los personajes resultan bastante anodinos. La atmósfera tiene un poco ese aroma onírico que tienen cada vez más los tebeos de Beto, pero ya no sé si es un efecto buscado o simplemente que todo se queda a medias y por eso parece más misterioso de lo que es. Es posible que todo funcionara mejor, de hecho, con actores reales, con personas de carne y hueso fotografiadas, con música de fondo y efectos sonoros. Pero el caso es que lo que tenemos entre las manos no es una película, es un tebeo en blanco y negro, y uno se acaba preguntando por qué Beto no hace definitivamente una película de verdad si eso es lo que quiere hacer (si Sfar puede, ¿por qué no él?). Los tebeos son para hacer tebeos, y The Troublemakers ha acabado pareciéndome un ejercicio de estilo estéril. Y es que 120 páginas de viñetas no equivalen a 120 minutos de inmersión en un universo ficticio sentado en una butaca en la oscuridad de una sala.
A pesar de todo te sigo queriendo, Beto. Cuando vuelvas, aquí te estaré esperando. Aunque vuelvas con tu hermano Mario, que te veo venir...
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viernes, 15 de enero de 2010
LA TEMPESTAD (TRAILER) [FLASHBACK]
Aprovechando que he abierto un canal en Youtube para alojar el vídeo de la presentación del Vecino 2 que me pasó Sergio Córdoba, he rescatado el trailer de animación (limitada) que hizo Javier Peinado para La tempestad. Para quien no lo sepa, La tempestad es una novela gráfica que Javier y yo publicamos con Astiberri en 2008, reinterpretando la obra homónima de Shakespeare en un mundo de ciencia-ficción, un poco a lo Planeta prohibido (sí, una de mis películas favoritas de siempre). Fue nuestra primera colaboración, antes de Héroes del espacio 1. La puerta del cielo (Planeta-DeAgostini, 2009). Javi se curró esta pieza promocional, que me sigue gustando un montón. Y es que cuando los dibujitos se mueven y hacen ruido, algo mágico pasa...
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jueves, 14 de enero de 2010
EL VECINO MALTÉS
En el blog del Pincel Maltés, un par de ilustraciones vecinales obra de un ex-opositor con muy buena mano para el dibujo.
Gracias, Alberto.
miércoles, 13 de enero de 2010
EL VECINO (2) EN VALENCIA [FLASHBACK]
Sergio Córdoba, sí, él otra vez, me pasa un vídeo que grabó durante la presentación de El Vecino 2 en Valencia. Fue en la librería Futurama el 4 de mayo de 2007, y Álvaro Pons ejerció de maestro de ceremonias. ¡Gracias, Sergio!
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NUEVO Y SENSACIONAL
Pero a continuación, nos encontramos con Rick Jones haciendo autoestop, y el tratamiento es exactamente igual de majestuoso:
Estas dos páginas enfrentadas hacen un efecto rarísimo al verlas. Casi parece que en la segunda el Gil Kane de Marvel hubiera sufrido una recesión al Gil Kane previo de Linterna Verde.
El dominio abrumador de la imagen superheroica página tras página, elevada a su máxima potencia, me recuerda muchísimo a un tebeo reciente: Batman: The Dark Knight Strikes Again, la fantasía superheroica definitiva de Frank Miller. No creo que sea casualidad.
Kane echa mano de grandes imágenes y de una profusión de la figura heroica (el cuerpo masculino desnudo, al fin y al cabo), y con frecuencia rompe los marcos de las viñetas (es otra de las cosas que ayuda a crear la página-póster) y las composiciones en ángulo, siempre superdramáticas. Por supuesto, la precipitación con la que se trabaja en Marvel en ese momento hace que el dibujo no siempre esté cuidado, pero lo interesante es cómo Kane también es capaz de narrar con gran depuración visual a pesar de estar buscando continuamente el impacto visual. Un buen ejemplo lo vemos en la tira siguiente:
En la primera viñeta, las líneas inclinadas (la morada, de la pared del fondo, y la verde, de la barandilla), llevan directamente hacia la viñeta siguiente, donde por un lado se continúan con la negra de la pared, y por otro se ven frenadas por la rosa de los cables, que enmarca la figura de Rick y refuerza el cambio de orientación hacia la tercera viñeta. Si seguimos el movimiento del ojo en el tránsito de la viñeta 1 a la viñeta 2, de forma natural nos lleva por la pared hasta el cubo de basura y Rick Jones, y su pie (la inercia de la mirada nos conduce hasta ahí), se continúa con la pata del chucho en la tercera viñeta, desde donde pasamos directamente al lomo y la cabeza del animal y de nuevo a Rick Jones, que reaparece como por sorpresa, aunque no hemos dejado de verle en ningún momento. Fin de la secuencia. Leer esas tres viñetas (sin el texto) no puede ser más fácil ni más emocionante. El color, por cierto, ayuda mucho. Hablando de color, flipo con el de esta página, casi parece Peter Petrake:
La historia es puro ruido, fragor y melodrama, pero acaba en una nota reflexiva que nos deja con la sensación de que el angst prefabricado de Marvel dota de un peso especial a la sucesión de poses extrañas del héroe musculoso a las que hemos asistido durante las veinte páginas anteriores. No hace falta leer las palabras para entender la gravedad de la última tira. Está todo contado visualmente, y no con el dibujo, sino con la articulación ente viñetas y la manipulación del marco de las mismas:
La portada de este tebeo anteponía al título Captain Marvel los adjetivos "sensacional" y "nuevo". Cuarenta años después, eso es exactamente lo que sigue pareciendo: sensacional y nuevo. Gil Kane: qué grande fuiste.
ADEMÁS: Lo bueno de manejar comic books originales en lugar de reediciones es que uno se encuentra con todo aquello que acompañaba a la historieta en sí y que muchas veces la pone en su verdadero contexto. Me refiero, por supuesto, a anuncios, correo de los lectores, etc. Y es curioso observar cómo se debatían en su momento las cosas que hoy en día damos por supuestas. Hace poco, a raíz del Invincible Iron Man de Matt Fraction y Salvador Larroca, debatíamos sobre los problemas de la continuidad y sobre la conveniencia o no de hacer historias de 22 páginas que tienen sentido en una revista si luego se van a leer recopiladas en libro. El debate no es nuevo. Ésta es la "Stan's Sopabox" (la columna editorial de Stan Lee) que aparece en este ejemplar con fecha de octubre de 1969: "¡Aquí lo tenéis, pandilla! ¡Un anuncio tan portentoso que hemos tardado meses en reunir valor para hacerlo! ¡Empezando lo antes posible, vamos a abandonar nuestra política de historias continuadas! ¡Sí, eso significa que intentaremos que cada obra maestra Marvel esté completa en cada número! Vuestras cartas han quedado al 50% a favor y en contra, y dado que nosotros personalmente preferimos los relatos continuados, los mantuvimos en marcha. Pero por fin hemos decidido que el otro 50% del marvelismo merecía igualdad de derechos, y siempre es emocionante cambiar. Eso hará que nuestro trabajo sea mucho más difícil: tendremos que abreviar los argumentos, y tal vez rebajar algunas subtramas e imponer un ritmo más estricto. Pero es lo menos que podemos hacer por nuestros alegres lectores, y será divertido ver cómo sale. ¡Puede que algunas de las historias actuales tarden uno o dos números más en cerrarse, y ocasionalmente TENDREMOS que ofrecer una historia en dos capítulos, pero en gran medida abandonaremos las historias continuadas hasta nueva orden! Ahora, por el amor de Odín, escribid tan pronto como podáis para decirnos qué os parece esto. ¡Si estamos cometiendo otro estúpido error, puede que la columna del mes que viene la escriba Irving Forbush!"
También me parece interesante la siguiente carta, enviada por Walt Stringer, de Armore, que aparece en la página de correo ("Mail It to Mar-Vell"): "He leído con gran interés el intercambio de cartas en CAPTAIN MARVEL #13 sobre el destino del Capitán Marvel y sus futuras hazañas. Eso me ha hecho pensar, y éste es el resultado.
Lo primero es que tenéis un personaje en una situación bastante similar a la de SILVER SURFER. Ambos tienen grandes poderes y ambos están atrapados en la Tierra debido a que sus superiores los han metido allí. Y por último, ambos están colgados de al menos una chica, lo cual me lleva a mi segundo punto. Yo personalmente daría la bienvenida a como mínimo un superhéroe en vuestro repertorio que no tenga problemas con su chica, con su identidad o con la ley, y que sea un solitario. Eso daría libertad completa al personaje y a quienes lo dibujan y escriben sus conversaciones y su acción. Mar-Vell es del espacio exterior; ¿por qué no devolverle allí? Podría encontrarse con el Vigilante y tener otras aventuras de ciencia-ficción sin límites para la imaginación.
Supongo que lo que quiero en realidad es un héroe solitario que esté libre de lazos emocionales, libre para ir y venir como guste, y cuyas aventuras se alejen de los argumentos y los dibujos tradicionales en el cómic. Gracias por escuchar".
La respuesta de Marvel es significativa: "La verdad, Walt, es que creemos que estás poniendo el carro delante del caballo del superhéroe en tu razonamiento. Al fin y al cabo, fue la maravillosa Marvel (empezando con los Cuatro Fantásticos, en el 61) la que hizo que el héroe con lazos emocionales cobrara valor propio; hasta ese momento, lo que se solían seguir era lo que llamas las historias "tradicionales", con una implicación relativamente escasa del héroe en ningún conflicto que se pareciese a los que se encuentran en la vida real".
La discusión se produce a punto de acabarse la "década Marvel", al borde de 1970, lo cual da para pensar, como mínimo, en qué medida no decimos con demasiada alegría que el estilo Marvel revolucionó los cómics, como si instantáneamente hubiera transformado el paisaje. Puede que fuera un proceso más traumático del que nos hemos acostumbrado a creer. Puede que lo siga siendo. Al fin y al cabo, la inquebrantable línea de la continuidad comunica directamente aquel Captain Marvel con este Invincible Iron Man.
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