Creo que ya he dejado algunas pistas sobre cómo leer cómic mexicano, pero, ¿qué leer
sobre cómic mexicano? ¿Cuáles son los títulos más recomendables para acercarse a la historia y la teoría de las viñetas en este país?
Probablemente la obra más importante sobre cómic mexicano sea Puros cuentos: La historia de la historieta en México, un monumental trabajo de Armando Bartra y Juan Manuel Aurrecoechea del que han aparecido tres volúmenes publicados por Grijalbo en 1988, 1992 y 1994. Se supone que la obra sigue abierta y faltaría un cuarto volumen que abarcaría hasta la actualidad, pero de momento ese tomo no existe. Los tres primeros, en realidad, es casi como si no existieran, porque están agotadísimos. Yo tuve la inmensa fortuna de encontrarme con el segundo en un mercadillo callejero, pero en general me temo que hay que considerarla una obra inaccesible, salvo para consultarla en las bibliotecas que la posean.
A nuestro alcance tenemos, sin embargo,
El cómic hispánico (Cátedra, 2003), de
Ana Merino, un excelente repaso a las principales tradiciones viñeteras en nuestro idioma, que va desde España a Cuba pasando por Argentina y, por supuesto, también México. Merino hace especial incidencia -como no podía ser menos- en Gabriel Vargas y Rius, y en el apartado histórico sigue bastante de cerca a Bartra y Aurrecoechea, con lo cual sirve de perfecta introducción al neófito. El libro, además, no es difícil de conseguir en cualquier librería general española.
Reciente es también el catálogo De San Garabato al Callejón del Cuajo, que acompañaba a la exposición que dedicó al cómic el Museo del Estanquillo en 2007-2008, de nuevo con especial protagonismo para los autores de La familia Burrón y de Los supermachos. El libro está excelente diseñado, repleto de material gráfico interesante (desde páginas y portadas reproducidas a partir de originales hasta fotografías de época) y cuenta con varios textos brillantes (con Carlos Monsiváis a la cabeza, como no podía ser menos), aunque no se puede considerar una historia del cómic mexicano formal ni organizada.
Daniel Raeburn dedicó el número 4 (2002) de su fancine crítico
The Imp a los sensacionales, los estridentes cómics de kiosko de los cuales
he subido unas cuantas portadas a Mandorla. Aunque Raeburn intenta hacer una especie de nuevo periodismo post-Tarantino que, finalmente, cae en los tópicos de la visión gringa de México y no deja de ser condescendiente (el tono con el que trata a la historieta mexicana no es el mismo con el que trata a Chris Ware), su trabajo es una lectura interesante para acercarse a algunas particularidades de este tipo de cómic. Además, se inicia con una anécdota que tiene como protagonista precisamente a la mencionada Ana Merino. Todos los números de
The Imp, incluido éste, se pueden
descargar gratis desde la página de Raeburn.
Por último, menciono un trabajo académico reciente que reúne todas las características de los estudios universitarios modernos: ¡Viva la historieta! Mexican Comics, NAFTA, and the Politics of Globalization (2009, University Press of Mississippi), de Bruce Campbell. Este volumen utiliza muestras muy diversas de la producción viñetera mexicana, que van desde los cómics institucionales hasta los sensacionales, pasando por la inevitable La familia Burrón de Vargas y los recientes El Bulbo de Bachan y Operación Bolívar de Clement, para analizar el modo en que las transformaciones sociales y políticas de México se reflejan en sus cómics. Es una lectura seria, pero no espesa, como suelen serlo casi todos los textos académicos norteamericanos. Muy recomendable, aunque se entiende mejor si se conoce un poco el país y su historia política reciente, al menos.