martes, 14 de diciembre de 2010

ESPIRAL


Bernardo Fernández, Bef, acaba de sacar una novela gráfica, Espiral (Alfaguara, 2010), y como todo lo que hace Bef, es un pequeño acontecimiento. Dentro de un mundillo comiquero marcadamente insular como es el mexicano, Bef representa una de las miradas más abiertas e internacionales del panorama. Baste decir que una de sus mayores influencias reconocidas es Yves Chaland, aparte de los clásicos nacionales Germán Butze y Abel Quezada.


Bef es diseñador, ilustrador y novelista, con un par de libros publicados (y premiados) en España, a donde sin embargo no han llegado sus cómics, que son tal vez su primera y más íntima vocación. En México tiene publicadas dos recopilaciones de historias cortas, Monorama (Resistencia, 2007) y Monorama 2 (Resistencia, 2009), y con Espiral ha querido construir su primer relato largo a base de engarzar relatos cortos, en lo que él ha llamado «un cómic recursivo». Es decir, un cómic donde cada historia se engancha en la siguiente como un eslabón de una espiral sin fin que vuelve a empezar al llegar a la última página.

Bef, que siempre ha tenido la tentación del intimismo emotivo (véase «Yo sí soy bien alternativo», una de sus historias que más me gustan) pero que ha preferido juguetear con los géneros, especialmente la ciencia-ficción (aunque también el policíaco), convierte Espiral en una batidora de referencias que abre mucho el campo de sus posibilidades narrativas, no sólo en lo temático, sino también en lo estilístico. Los amigos que han hojeado el volumen me preguntaban si era una recopilación de diversos autores. Pues no, es todo Bef, siempre en perpetua mutación, variando sobre la constante hacia horizontes similares pero algo distintos.

Ahí está quizás el problema: en que Bef no avanza hacia ninguno de esos horizontes que nos muestra. Espiral parece más un catálogo de las habilidades de su autor, o (nuevamente, y tal y como decía antes al hablar del maxicómic del Bulbo de Bachan) un ejercicio de estilo, que la obra contundente que podría ser. Que no se me malinterprete: probablemente sea el mejor cómic que es posible publicar dadas las circunstancias de la edición de la historieta hoy en día en México, donde el talento sobra, pero las condiciones son adversas y los estímulos mínimos. Autores como Bachan o Bef están en el período de sembrar y construir un nuevo panorama para su historieta, y los resultados todavía tardarán en llegar. Estoy impaciente por ver qué es lo que dibujan en el futuro.

Por último.
Hay una frase del epílogo que escribe Bef en Espiral que me voy a imprimir en un cartel enorme en la pared de delante de la mesa de trabajo:

«Durante más tiempo del que quisiera dibujé pocos cómics. Menos de lo que debí».


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