martes, 28 de diciembre de 2010

NO ES UNA INOCENTADA


Aunque lo parezca. No, no es una inocentada, es un Spiderman griego que me regaló ayer un amigo. El ejemplar es de 1984 (o eso parece) y, aparte de lo más obvio (que los textos están en griego) lo más llamativo del tebeo es que alterna dos páginas en blanco y negro con dos páginas en color. Y digo bien: en color, no en colores, ya que son páginas en «escala de rojos», algo que recuerdo como una de las experiencias cromáticas más extrañas que me hicieron vivir los tebeos de Bruguera en los años setenta. Está claro que esta práctica fue internacional y que los editores cutres utilizaban las posibilidades de la tecnología de impresión del momento para ahorrarse unos dracmas y seguir pudiendo decir que ellos imprimían «a color», sin pensar en el desconcierto que le producía a cualquier chaval la sensación de que alguien se había olvidado de colorear algunas páginas, quién sabe por qué.



El tebeo, por cierto, incluye una historieta de Spiderman de Ditko, una del Capitán América de Zeck y otra de Shang-Chi dibujada por un Gene Day seudo-Gulacy que, no hace falta decir, es la que produce efectos psicodélicos más desconcertantes con su paso al monocromismo discontinuo.


Si ésta fuera la edición de Spiderman que me tocara tragarme hoy en día, echaría pestes, pero mirándola con la nostalgia de la niñez y con los ojos del que estudia las formas de edición del pasado, hasta me hace gracia. Siempre he sentido cierta debilidad por esas páginas enrojecidas. Pero, afortunadamente, hoy vivimos otros tiempos y gozamos de otras ediciones, mucho más respetuosas con los cómics de nuestra noble tradición popular. Hoy en día, en las condiciones actuales, nadie se atrevería a manipular de forma tan burda una historieta alterándole los colores con tan poco respeto hacia la obra original.

¿Verdad?

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