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martes, 4 de mayo de 2010

MICROENTREVISTA: PACO ALCÁZAR

Paco Alcázar también estará esta semana en Barcelona, nominado a los premios del Salón en la categoría de mejor guión por Silvio José. Pero si el Salón fuera de música en vez de cómic, también podría estar nominado al mejor guión, porque Paco lleva años escribiendo una gran novela musical protagonizada por una multitud de grupos distintos inventados por él mismo, de los cuales Humbert Humbert, junto al también dibujante Miguel B. Núñez, fue uno de sus episodios más célebres, y Granito, junto a su mujer Laura, el más reciente. Paco Alcázar acaba de poner a disposición del público la discografía de Mal Amigo (su sello virtual) a través de una página web donde se pueden escuchar y descargar todas las canciones de Robo-Tronik, Van Delay, Black Beethoven y otras ignotas luminarias, y me ha parecido el momento oportuno para hablar un poco con él, pero no sólo de viñetas, sino también de cómics. [La foto que ilustra esta entrada está sacada de un concierto de Humbert Humbert en 2006; el concierto lo tengo grabado en vídeo, así que cualquier día lo subo a Youtube].

Mauro Entrialgo, tu odiado Chris Ware, Joann Sfar, Ron Regé Jr., Zak Sally, Brian Chippendale, tú y muchos más dibujantes de cómics sois también músicos. ¿Crees que existe alguna relación entre una cosa y la otra, que hay una «música de las viñetas», o que es puramente casual y podríamos encontrar el mismo número de ejemplos de dibujantes que también son fontaneros o peluqueros?

Pues no lo sé... Supongo que tanto la música como los tebeos son cosas que han rodeado a cualquiera que haya tenido inquietudes artísticas en los últimos 50 años, así que es normal que mucha gente coincidamos en las dos cosas. Además, el rock y los cómics comparten una cierta «mitología», son cosas más o menos afines... En mi caso, tuvo bastante que ver con conocer gente en la escuela de arte. A los quince días de entrar había que montar un grupo y hacer un fanzine, si no, aquello no tenía ningún sentido.

No sabía que Chris Ware también hacía música. Tiene pinta de ser un virtuoso del banjo o algo así. Con ese cabezón que tiene. Lleno de banjos. Sus putos banjos.

Revisando la discografía de Mal Amigo desde los noventa hasta ahora, no puedo evitar la sensación de que hay una relación entre esa música y tus historietas. Quiero decir que hay cierta sintonía estilística o espiritual, por llamarlo de alguna manera. Que es la música que uno se imaginaría hecha por el tío que dibuja esos tebeos. Es más, que hay una evolución paralela entre la música y las historietas, del ruidismo más agresivo, contemporáneo de la época en que entroncabas más con la «línea chunga», a los collages actuales, tipo antipop, por decir algo, semejantes al colorido informático de tu obra más reciente. ¿Es todo una paja mental mía o tú también ves esa relación?

Buf, la verdad es que nunca lo había visto así. De hecho, yo diría que no hay ninguna relación entre lo que dibujo y la música que hago, aunque también es verdad que este tipo de cosas a veces se ven más claras desde fuera que como las percibe uno mismo... No sé, yo conscientemente nunca he pretendido que hubiera ninguna coherencia, desde luego. Creo que la música que he hecho ha tenido más que ver con la música que he escuchado, con la gente con la que he coincidido y con los instrumentos que he utilizado más que con nada relacionado con los tebeos. Y los tebeos, lo mismo; yo no veo ninguna relación entre ellos... más allá de que, evidentemente, están hechos por una misma persona que ha ido cambiando con el paso del tiempo y supongo que de alguna manera, las dos cosas me retratarán en cada momento, pero no veo un «discurso» común ni nada parecido. Como mucho, un cierto sentido del humor, la cultura pop americana... cosas un poco generales.

Una cosa que me llama la atención de tu producción musical es que la música parece solamente una parte de un proyecto más amplio, un proyecto que a falta de otro nombre llamaré narrativo, en el que creas un mundo paralelo de grupos, portadas y estilos que es casi tan importante como la música misma. Es como si te divirtieras haciendo no sólo música, sino como si, además, jugaras a crear un microuniverso musical propio, formado por grupos que son como esos personajes tuyos que viven dentro del cuerpo de alguien sin saberlo. ¿La música necesita tener una cara, un nombre y una historia detrás? Y si es así, ¿entonces con la desmaterialización de la música en internet, con la pérdida del objeto y el envoltorio, vamos a perder algo importante?

Es verdad, algo de eso sí que hay. Prácticamente, todos mis grupos han respondido a algún tipo de fantasía más o menos «narrativa», como tú dices. A cada uno me lo imaginaba como una banda formada por gente inventada y con una cierta historia propia; Black Beethoven, por ejemplo, eran un montón de negros con un teclista blanco que habían tocado en los 70 en clubes de striptease, Los Súper-Asesinos eran unos tíos que hacían bandas sonoras para pelis de serie B, Funnier Than Suicide eran un grupo diferente en cada canción, Van Delay son doce ex-miembros de Robo-Tronik que, de hecho, creé físicamente para la portada de su primer disco... Es cierto, esa sensación de crear un pequeño universo para cada uno y con sus portadas y tal, me gusta casi tanto como la música en sí. Recuerdo que hace tiempo pensé en dejarme de pseudónimos y firmarlo todo con mi nombre, pero al final llegué a la conclusión de que sería mucho menos divertido.

No creo que la música tenga que ser siempre el honesto reflejo de un artista y esas cosas... A mí siempre me han fascinado esos productores que se inventaban grupos y de alguna manera «manipulaban» al consumidor. Era algo muy común en los 50 y 60. Luego llegaron Bob Dylan y los malditos hippies y lo jodieron todo, ja ja... Ahora también existe eso, claro, pero en circuitos musicales que no me interesan nada...

Internet es un campo ideal para que crezcan como setas proyectos de este tipo. Para empezar, ya se ha cargado la industria musical. Bien. Ahora hay que cargarse a los músicos. Bueno, a lo mejor no. Pero hay que reconocer que toda la filosofía socio-místico-musical del siglo XX ya está más que agotada. Ya sabemos lo bonitos que eran los discos, lo maravillosos que eran los tocadiscos y lo guay que era ser superestrella de rock. Ya está. Pasemos a otra cosa. Yo creo que sería bonito que internet sirviera para que surja algo nuevo, una nueva manera de entender no sólo la distribución de música, sino incluso, la creación musical. Lo dejo ahí, ja ja...

Haces música en el tiempo libre que te dejan los tebeos. Pero, ¿si te dedicaras profesionalmente a la música, harías tebeos en el tiempo libre que te dejara la música?

Me temo que nunca lo sabré, pero supongo que sí. A mí me agobian bastante las obligaciones, así que supongo que si tuviera que pasarme el día haciendo música por narices, no me costaría nada ponerme a pensar guiones para unos tebeos que no irían a ninguna parte.

Dime cinco discos que escucharas mucho antes de 2000 y que hayas vuelto a escuchar el último año.

No soy muy aficionado a volver a escuchar cosas que ya oí mucho en su día. Supongo que te refieres a los típicos grupos de los 90 que ahora pueden provocar mucha dentera. No sé... hace un tiempo con el Spotify recuerdo haber escuchado otra vez el primer disco de Frank Black, que me entusiasmaba y me volvió a gustar... También me vienen a la cabeza los discos de The Jesus Lizard que recuperé hace unos meses y la verdad es que me volví a enganchar a ellos como cuando los escuché por primera vez, los primeros discos de Dwarves me han vuelto a flipar años después... El Check Your Head o el Ill Communication de Beastie Boys los he vuelto a escuchar y me siguen pareciendo la bomba. Estoy seguro de que también hay muchos discos que me decepcionaría volver a escuchar ahora, pero creo que una voz misteriosa dentro de mí sabe cuáles son y me mantiene alejado de ellos.

¿Qué estás escuchando últimamente?

Ja ja, me encanta que me hagas esa pregunta porque me gustaría hablarte del Rock Turco de Los 70. Me tiene abducidísimo: Ersen, Erkin Koray, Mogollar... Como siempre con estas cosas hay que seleccionar, pero hay verdaderas joyas. También escucho bastante punk americano en plan A-Frames, Intelligence, TV Ghost, Factums... creo que le llaman «shitgaze», pero no me hagas mucho caso... Es punk medio garajero pero mezclado con un rollo más arty, muy distorsionado, con mucha reverberación. Me encanta la reverberación, ja ja... También llevo años enganchado a R. Stevie Moore, otro tío que lleva grabando en plan casero desde los 70 y lleva como 400 discos o así, es buenísimo. Aunque creo que sólo me gusta el 1% de lo que ha hecho, eso significa casi más canciones que las de cualquiera de mis grupos favoritos. Cuando conocí su historia me recordó un poco a mí mismo (aunque con mucho más talento y mucha más neurosis por su parte, claro) así que le hice un pedido por correo y el hombre me escribió una nota de agradecimiento en la parte de atrás de un cartón de cereales. Me pareció entrañable e inquietante a partes iguales. En los vídeos tiene pinta de haberse quedado un poco loco depués de tantos años encerrado grabando música. No sé, probablemente lo del onanismo musical es bastante peligroso. Yo no lo recomiendo, desde luego.

Gratis a tu disposición: Mal Amigo.

lunes, 26 de abril de 2010

MICROENTREVISTA: CHRISTIAN OSUNA

Hace poco estuve en La guía del cómic, el programa que lleva Christian Osuna en Radio Círculo, y como es natural luego nos tomamos una caña y conversación. Christian -a quien conozco desde hace más de diez años, y con quien viví la aventura de Volumen- lleva mucho tiempo ligado a nuestras viñetas, a través de la editorial Under Cómic, a través de su vinculación con otros sellos, como Glénat, y a través de espacios divulgativos como la mencionada La guía del cómic. Ahora se ha lanzado al proyecto IdeCómic, un nombre bajo el que se quieren amparar diferentes iniciativas relacionadas con la gestión cultural del cómic, y en el que Christian piensa verter las experiencias acumuladas durante su ya larga trayectoria. Christian es un conversador infatigable y una persona con una manera de tratar la producción, difusión y promoción de los tebeos distinta de la que estamos acostumbrados en nuestro mundillo, de modo que me pareció interesante hacerle directamente algunas preguntas para conocer mejor lo que pretende ser IdeCómic.

IdeCómic se presenta como una iniciativa impulsada por tres personas que lleváis tiempo trabajando en el cómic: Borja Crespo, Ricardo Mena y tú. En vuestra presentación habláis de varios proyectos, pero me gustaría que concretases cuáles van a ser los primeros que van a salir, o en cuáles estáis trabajando ahora mismo, y me dieras algunos detalles al respecto. Al menos en lo que se refiere a los proyectos con los que estés más directamente vinculado.

Nuestro proyecto mas avanzado es MicroTBOteca. Hemos presentado en varias instituciones y entidades una primera fase de algo que pretende ser exageradamente ambicioso en esencia y humilde y realista en su primera ejecución. Y podría ser la primera piedra de una estructura de gestión innovadora, un poco arriesgada.
La idea global se llama TransTBOteca, y parte del encuentro con un colectivo de arquitectos. Les propusimos desarrollar un sistema constructivo para el desarrollo de espacios públicos culturales. La idea parte de algunas conversaciones con responsables de ayuntamientos o comunidades. Y se refuerza en el escenario de la crisis. Si adolecemos de espacios donde alojar actividad sobre historieta o tebeos, nosotros aportaremos comictecas o tebeotecas. Encontremos la forma de crearlas con la mínima inversión.
Generando este espacio de trabajo, IdeCómic impulsará proyectos de catalogación; necesitamos crear un fondo editorial y un sistema de conservación de ediciones. El tiempo corre y la documentación del tebeo, sus ediciones van desapareciendo. Ya se ha perdido mucho tiempo. Hagamos camino.
Me resulta muy difícil explicar el proyecto brevemente, pero para concretar: MicroTBOteca es una primera experiencia reducida. Con una inversión mínima proporcionamos un espacio de lectura residente en cualquier centro cultural, universidad o incluso en una biblioteca existente. Se trata de un contenedor, un cubo-palet que se desmonta para convertirse en un quiosco o un “corner” y que contiene un fondo de cómic, novela gráfica y ediciones relacionadas para consulta in situ. Este espacio puede terminar su plazo en la institución que coloniza, vuelve a embalarse y conserva en su interior el fondo, para ser trasportado e instalado en una nueva ubicación

Una vez realizados estos primeros proyectos con los que partís, ¿la idea es consolidar Idecómic como una institución que no sólo genere nuevos proyectos, sino que esté abierta a que se presenten proyectos por parte de personas ajenas a ella? ¿Qué horizonte vislumbras para el futuro a largo plazo de Idecómic?

¡Por supuesto! IdeCómic nace con vocación virtual y orgánica. En realidad es el encuentro de tres proyectos en busca de una entidad que les de soporte. Inicialmente a MicroTBOteca se añade un documental sobre autores de historieta que Borja Crespo lleva tiempo rumiando. Y Ricardo Mena tiene un proyecto entre manos, pero se ha pospuesto para poner en pie otra idea que viene desde fuera. Le han propuesto que apoyemos una exposición que reúne cómic y fotografía. Con esto último creo que respondemos a la pregunta. IdeCómic quiere dinamizar todo lo que tenga que ver con la cultura del cómic y participar en todo lo que surja. Lo importante es hacer, o colaborar para que otros hagan.

Parece que vivimos un momento ilusionante en el mundo del cómic. Un momento difícil en muchos sentidos, sobre todo por el declive de las estructuras profesionales tradicionales, pero al mismo tiempo ilusionante por las nuevas posibilidades que parece que se abren. ¿Corre peligro el cómic español de desaprovechar esa ilusión por su endémica falta de asociacionismo? Quiero decir, ¿es necesario crear asociaciones como Idecómic para presentarse ante las instituciones sociales y reclamar una atención y unos recursos necesarios para consolidar todas nuestras esperanzas?

El problema de las asociaciones o las instituciones es el ser humano. Su aburguesamiento, su egoísmo. La necesidad de figurar y de conseguirse un despacho con una butaca de piel, una mesa con el nombre de uno grabado en letras doradas con un epígrafe que ponga “Presidente del Mundo del Cómic”, donde apoyar los pies y perder el tiempo defendiendo el territorio. El cómic no corre peligro de perder ese tren del que hablas. Lo ha perdido hace décadas porque nadie quiere entenderse con nadie. Cada uno va a lo suyo. Cada uno sabe más que nadie.
Nosotros queremos obviar un poco la institución en si misma y primar los proyectos¬. Pero la administración, las empresas necesitan enfrentarse a una entidad, un logotipo. IdeCómic pretende hacer un poco de ruido para llamar la atención, pero no queremos perder mucho tiempo en definirnos ni en que se nos dé consideración. Estamos poniendo en juego la experiencia de más de una década en el sector y la industria de cada uno de los que lo integramos. El que la quiera valorar, gracias. El que necesite un logotipo y una institución con gente calva y bigote detrás, bueno, ya nos va faltando algo de pelo…

Creo que la gestión cultural es un campo clave en las letras y las artes contemporáneas. ¿Es un terreno en el que el cómic está preparado? ¿Sabemos movernos en ese ámbito?

La clave de todo es el compromiso. En el sector, ¿quién se ha comprometido? Con la excusa de que no nos hacen caso, de que no se considera al cómic, se ha cultivado la cultura de coge el dinero y corre. Un puñadito de euros para una expo, la monto y a correr. Una posibilidad de pillar una subvención, pues edito el libro y si no se vende ni se conoce de su existencia… a mí plim. Aún así, éstas habrán sido piedras que han contribuido a la situación actual. Lo bien hecho, ahí queda. Pero las oportunidades perdidas…
En el mundo exterior, las empresas de gestión cultural tampoco están comprometidas. Por definición. Son empresas, quieren ganar dinero aquí y ahora. Se ponen en marcha los proyectos y el contenido no importa. Que ahora toca cómic, pues vendamos cómic. Es peligroso, después del cómic vendrá otra cosa y tenemos que aprovechar este momento para consolidar el medio.
Una propuesta como IdeCómic responderá a las instituciones. Si no quieren mojarse ellos con el medio, lo haremos nosotros. Pero con vocación pública, dejar el trabajo a disposición de los demás, del que venga detrás. MicroTBOteca/TransTBOteca es la suma de pequeñas infraestructuras que evolucionarán manteniendo un proyecto común de investigación y conservación de la historia del tebeo español. Y además potenciará la difusión de la lectura de cómic. Por mal que discurra el proyecto, si se trunca, se habrá hecho el mismo trabajo, se habrá ejecutado la acción, habremos puesto ediciones de cómic a disposición del público, el político y la prensa tendrán su inauguración, habremos colaborado con agentes externos al medio… Cada célula de MicroTBOteca tiene la posibilidad de permanecer, crecer, añadirse o disolverse y dejarse absorber por quienes vengan después. Técnicamente es posible.
IdeCómic es sólido porque es orgánico. Es una suma de proyectos. Llevamos un montón de años en la cultura del cómic y no parece que nos hayamos cansado. Somos agentes libres. Sabemos de comunicación y de gestión cultural. A veces hemos vivido de la historieta, en otras nos ha hecho sufrir, y las más de las veces hemos arrimado el hombro por amor al medio. Por supuesto que necesitamos el apoyo de las instituciones, del sector editorial y profesional, del público. Y les devolveremos, como institución sin ánimo de lucro, el beneficio de nuestro esfuerzo y de lo poco o mucho que sepamos de esto. Nadie es imprescindible, ni en el planeta ni en el mundo del cómic. Si el cómic tiene posibilidades en esta situación de bonanza y consideración es porque están llegando otros que serán capaces de aprovechar lo poco que hayamos hecho bien. Y con esto vuelvo al proyecto MicroTBOteca: la vocación es perpetua. El proyecto está preparado para sobrevivir porque es virtual y real al tiempo. Pequeñas células de actividad sobre la cultura de la historieta que pueden sobrevivir por su extremada flexibilidad. No sólo en el aspecto técnico, sino en el modelo de gestión.

miércoles, 14 de abril de 2010

MICROENTREVISTA: DAVID SÁNCHEZ

Hasta ahora, sabíamos que David Sánchez hacía camisetas de moda y portadas exquisitas para libros finos, pero no sabíamos que el suyo iba a ser uno de los debuts más rutilantes que se han visto en el cómic español en los últimos años. Ocurre que con Tú me has matado (Astiberri, 2010), David ha salido del huevo completamente hecho, caminando erguido sobre sus dos patas, y nos ha sorprendido que un recién llegado no tuviera que gatear un poco antes de echar a correr. Además, parece que el secreto del éxito que ha tenido con la ropa y la literatura lo ha trasladado mágicamente a las viñetas: el otro día no quedaban ejemplares de su tebeo en Madrid Comics, y en la Fnac sólo quedaba uno. ¿Se estará vendiendo igual en todas partes? Mañana se presenta Tú me has matado en Madrid, a las 19 horas en Generación-X (calle Puebla 15, Madrid), con la presencia de Pedro Toro y de Manuel Bartual, que, como co-director de El Manglar, donde David ha prepublicado parte de su ópera prima, es uno de los padrinos del tebeo.

¿Tú de dónde has salido? Quiero decir: tenías ya una trayectoria como ilustrador y diseñador, pero, ¿habías publicado cómics en algún sitio? ¿Llevabas mucho tiempo dibujándolos en la soledad de tu casa? ¿O todo empezó con Tú me has matado?

Siempre había querido hacer tebeos, desde que era pequeño, pero de alguna manera no me atrevía, había dibujado algunas páginas, pero siempre acababa desanimado. Me di cuenta de que tenía 30 años y había conseguido vivir de dibujar pero no hacía tebeos, así que decidí ponerme en serio.
El Manglar es estupendo, me ha ayudado a tener fechas de entrega y a ver que el tebeo iba gustando a la gente.

Tú me has matado recuerda un poco a la visión pop de la América oscura que había en tebeos españoles indies de los 90 como el Atolladero de Oscaraibar y Martín, las Historias raras de Montecarlo y Montana o las cosas que hacían Pep Brocal y Manel Fontdevila en Mr. Brain, entre otros. ¿Es casualidad o tú has leído esos tebeos?

Atolladero sí que lo he leído, y fui a ver la película también, pero la verdad, es un tebeo que tenía bastante olvidado, los demás que me comentas no los he leído.
El primer tebeo que leí fue un Súper Humor de Mortadelo y Filemón y Zipi y Zape, el segundo, Tintín en el Tíbet. De pequeño leía los tebeos de mi hermano, que es bastante mayor que yo:
Moebius, Milo Manara, Juan Giménez... Después descubrí a Daniel Clowes, Charles Burns, Peter Bagge, Crumb, Mezzo y Pirus, Paco Alcázar...
Ahora mismo uno de mis autores favoritos es Jason, me encanta, y también me gusta mucho la E.C., sobre todo los de terror y crimen/suspense

Todas las reseñas que he leído de Tú me has matado mencionan a David Lynch. Sorpréndeme y revélame que no te gusta Lynch, o mejor aún, que ni siquiera sabes quién es. Y si no es posible, entonces dime alguna cosa que te guste (música, cómics o cine) que nadie se esperaría después de leer Tú me has matado: ¿Sonrisas y lágrimas, Céline Dion, Maitena? ¿Algo?

Ja, ja, no es posible, me gusta mucho Lynch, no me perdí ni un episodio de Twin Peaks cuando lo ponían en la tele; me gusta sobre todo esa época, Blue Velvet, Corazón salvaje...
Me gusta mucho la música romanticona de los años 50-60, el doo-wop y los grupos de chicas tipo las Ronettes, me encanta Tintín, y una de mis películas/novelas preferidas es La princesa prometida.

Normalmente nos sorprende que los grandes ilustradores sean también buenos historietistas, pero a mí me parece que tú no sólo dibujas bonito, sino que sabes muy bien cómo se escriben tebeos. Es decir, que conoces el ritmo y el lenguaje del cómic. Ahora bien, ¿tienes cosas que contar? ¿Te consideras un narrador?

Uno de los motivos de no haber hecho tebeos antes era ése: sí que sabía cómo hacerlo, pero no sabía muy bien qué contar. Decidí ponerme en serio un poco para aprender, y la verdad
es que después de Tú me has matado, creo que lo voy encontrando.

En Tú me has matado hay una sintonía entre la forma y los temas: el estilo de acabado perfecto a lo Charles Burns y el mal rollo a lo Mezzo y Pirus toca imágenes y escenarios que también relacionamos con esos autores. ¿Es algo que tenías que sacarte de encima para empezar tu carrera de historietista o vas a seguir insistiendo en esos clichés de la América perversa porque lo sientes como algo muy tuyo?

Pues supongo que sí, que tenía que quitármelo de encíma, y a la vez es algo que siento muy mío. Cuando empecé a dibujar Tú me has matado estaba bastante obsesionado con la música americana de los 50-60 y las películas de Russ Meyer, pero ahora me apetece hacer algo distinto, estoy pensando en algo ambientado en el espacio o en algún planeta/asteroide, protagonizado por científicos asiáticos, pero todavía no lo tengo cerrado.

[La imagen que ilustra esta entrada, cortesía del propio David, es una viñeta inédita de una historieta que saldrá en Mortland].

martes, 9 de febrero de 2010

MICROENTREVISTA: PEPO PÉREZ


Pepo Pérez es un nombre habitual en Mandorla, cosa que no tiene mucho misterio porque es el co-creador del Vecino, una serie de cómic de la que han oído hablar tarde o temprano todos los que siguen este blog. Pero el Pepo Pérez que aparece hoy aquí para ser microentrevistado no es el dibujante del Vecino, sino el dibujante del semanario de humor en internet El Estafador, que acaba de publicar su entrega número 23, dedicada a la "Pobreza mental", con colaboraciones del propio Pepo y de Juanjo Sáez, Javirroyo, Liniers, Tote, Susipop, Martirena, Troche, Mireia Pérez y Joaquín Reyes (y si me he dejado alguno, lo siento). Como además mañana hay una presentación del Estafador oficial y real, de carne y hueso, en la Fnac Triangle de Barcelona, me ha parecido un momento oportuno para saber a qué dedica el tiempo libre mi media naranja historietística. Porque siempre es bueno que la mano izquierda sepa qué hace la mano derecha...
(Post ilustrado con una foto de Óscar Palmer).

¿Cuál es el mecanismo de funcionamiento del Estafador?

Es una iniciativa de Javirroyo. Suya fue la idea, él ha montado El Estafador, ha diseñado la cabecera y reclutado a los colaboradores. Cada semana se encarga de coordinarla también, y él sube los contenidos, aunque los demás podemos proponer los temas semanales. Nos comunicamos por e-mail.

¿Qué objetivos tenéis? ¿Que El Estafador sea rentable? ¿Proyectaros personalmente y que alguien os fiche o compre la cabecera?...

Javirroyo tenía la ilusión de hacer algo así desde hace tiempo, por el gusto de hacerlo. Su empeño, además, es conseguir que sea rentable. De momento se ha intentado mediante anunciantes pero no ha funcionado, aunque Javirroyo sigue probando por otras vías. La intención principal es usar El Estafador como plataforma creativa, de expresión o como quieras llamarlo. Y justo porque nos permite una libertad total -y en esto Javirroyo siempre hace hincapié-, a mí ni se me ha ocurrido que alguna empresa pudiera comprar la cabecera o algo así. Es más, espero que no suceda nada parecido, ja, ja.

Tu trabajo llama la atención por cómo busca explotar las virtudes propias de la pantalla, utilizando con frecuencia el scrolling vertical (algo que también suele hacer Juanjo Sáez), sin pensar aparentemente en la posible publicación en papel. ¿Qué ventajas e inconvenientes le encuentras al "lienzo digital", como diría McCloud? (Un buen ejemplo de este tipo de piezas de Pepo se puede ver en la entrega de esta misma semana).

Sí, es otro soporte, otro formato de publicación, con mecanismos distintos al de la página impresa. Para El Estafador jamás pienso en cómo se verían impresas las viñetas en papel. Las pienso para la pantalla del ordenador, que es donde se van a publicar y leer. Aparte del formato vertical, y los colores “de luz” -a veces uso colores chillones que no podrían imprimirse tal cual en cuatricomía, y otros dibujantes de El Estafador también los usan-, hay otra gran diferencia: el “paso de página” respecto al papel impreso. En un webcomic no hay páginas en realidad, claro, es una especie de “cinta continua”, pero la gracia es que no puedes ver todo el contenido de la “cinta” a la vez. Así que el lector va pasando la “cinta” con la barra de scroll, tal como dices, y eso te permite jugar con la sorpresa de aquello que no se ve aún de la tira, del “chorizo” como solemos decir en El Estafador, y que irá apareciendo “paulatinamente” conforme el lector vaya moviendo el ratón. Pero cuando aparecen las nuevas viñetas, siguen viéndose parte de las viñetas anteriores, cosa que no sucede al pasar la página de un tebeo impreso, con lo cual hay una continuidad distinta. En cuanto le vas cogiendo el truco te permite recursos diferentes, sobre todo con la sorpresa, que es la clave del humor. El principal inconveniente del formato web es que no puedes publicar cómics de mucha extensión. Es muy cansado leer en la pantalla del ordenador. Los cómics largos, de momento, son para el papel impreso. Imagínate leer una novela gráfica de 300 páginas en la pantalla del ordenador, ja ja… un coñazo.

¿Cuáles son las fuentes de inspiración para tu trabajo?

En los últimos años leo bastante sobre historia del arte y sociología, de hecho es lo que más leo aparte de tebeos, y me está influyendo un montón. Me ha cambiado la percepción de muchas cosas, el modo de entender el mundo y por supuesto de los cómics. Entonces, intento aplicar recursos que no siempre proceden del cómic sino del “mundo del arte”, por ejemplo descontextualizar cosas, o combinar dos “planos” de significado contrapuesto para intentar conseguir un tercero, etc. Luego hay algunos historietistas a cuya influencia es difícil escapar ahora mismo. Chris Ware, que me parece el autor de cómic más importante de los últimos veinte años, de hecho el más importante desde Robert Crumb. A Crumb también lo estoy leyendo mucho últimamente, y redescubriendo. Los dos son muy grandes, tanto que te hacen sentir un enano, casi un gusano, pero por eso mismo resultan tan inspiradores. De Art Spiegelman también he aprendido algunos recursos formales, sobre todo de las viejas historietas que ha recopilado en su Breakdowns.

De autores cercanos de “humor gráfico”, al que más sigo últimamente es a Manel Fontdevila, que me parece, ahora mismo y en España, sencillamente el mejor. Va tan sobrado de talento que, estudiando su trabajo, te sientes también muy pequeño: “¿De dónde ha sacado esta idea el cabrón? ¿Cómo se le ha ocurrido esto otro?”, etc. Manel usa mecanismos bastante impredecibles, que es la clave básica del humor, y además tiene la cosa de que cada vez dibuja mejor, con lo cual se le ocurren modos de representar las ideas cada vez mejores también. Juanjo Sáez también me gusta mucho, su trabajo siempre me ha inspirado, es un teórico muy fino, muy avanzado, aunque sus cómics puedan no aparentarlo; de hecho funcionan ocultando toda la reflexión que tienen detrás. Luego hay recursos formales que saco de la tradición del cómic, incluso de viejas tiras de principios del siglo XX. La estructura de las pantomimas mudas, por ejemplo, que alguna he hecho.

Una característica de tu trabajo que me parece muy deliberada por tu parte es un intento continuo de desafiar los límites establecidos entre el humor gráfico y el cómic. ¿Existen esos límites?

Es que no veo una diferencia esencial. Para mí el llamado “humor gráfico” y el cómic es lo mismo, en todo caso serían géneros narrativos distintos dentro de un solo medio, el cómic. Manejan los mismos recursos formales, el mismo lenguaje, y el hecho de que la temática sea humorística, el chiste como finalidad, no significa que sean cosas distintas. En otros medios se hace humor, en cine, en literatura, etc., y no por eso se le pone aparte como “algo distinto”. Tampoco me parece que la secuencia de viñetas respecto a la viñeta única marque ninguna diferencia esencial. Lo que solemos entender hoy por cómic procede de las caricaturas impresas y de las viñetas –únicas- de la prensa gráfica del siglo XVIII y XIX; de hecho en ellas se ensayaron recursos como los bocadillos modernos, o la misma interacción entre dibujo y texto, o el tipo de dibujo que mejor funcionaba para ser reproducido (y ser reproducido junto a un texto), todo eso mucho antes que en las historietas de varias viñetas. El cómic moderno procede del “humor gráfico”, así veo yo la historia del medio, y tienen la misma naturaleza. Y cuando pienso mi colaboración para El Estafador no lo hago en términos de “hoy voy a hacer un cómic” o bien “hoy no voy a hacer cómic, voy a hacer humor gráfico”, esto sería absurdo. Hay ideas que piden ser resueltas con una sola viñeta, otras con dos, otras con más viñetas, todo depende de la idea. Pero los mecanismos -el dibujo pensado para ser reproducido y “leído”, la caricatura, la palabra, los bocadillos si los usas- son los mismos.

Luego hay semanas en que no me apetece hacer chiste, o se me ocurre algún chiste muy tópico, y prefiero hacer algo que no tiene gag realmente, o que puede ser una historieta más “de cómic”. En el fondo todo es lo mismo. Igual con el dibujo, la idea se impone. Las ideas te piden un tipo de dibujo, a veces más elaborado, otra veces un rollo más de garabato. Y siempre tienes que intentar sorprender al lector. Si consigues hacerle reír alguna vez, no va a ser desde luego repitiendo el mismo truco.

¿Piensas que lo que haces en El Estafador es humor gráfico y por tanto distinto de lo que haces cuando haces cómic en El Vecino?

La diferencia básica es el formato y la libertad que tengo en El Estafador. En El Vecino trabajo en colaboración, contigo, con tus guiones, luego me tengo que sujetar a una historia pensada de antemano. El tipo de dibujo también es distinto. En El Estafador me permito unas, digamos, libertades que no permitiría en El Vecino. O eso creo de momento, ja, ja. Pero en lo demás, para mí, no es distinto. Todo es cómic.

¿Te ves haciendo este trabajo indefinidamente? ¿Te resulta fácil?

No, no me resulta fácil, y no sé hasta cuándo seguiré. Lo haré mejor o peor, pero siempre procuro ir más allá del tópico, que es por cierto lo primero que se te suele ocurrir. A veces me parece que lo consigo, pero otras veces no, y entonces me doy por vencido y dibujo el tópico para salir del paso. Las ideas, la inspiración, son extrañas, van y vienen. Hay veces que se te ocurre una buena idea casi a la primera, y otras veces te das de cabezazos. También he descubierto que hacer una historieta semanal de humor de calidad es MUY difícil. Admiro y aplaudo a quienes llevan años haciéndolo.

¿Es un alivio no trabajar conmigo?

Sí, un descanso total, ja, ja. Ahora en serio, es distinto, obviamente. A mí me gusta colaborar (como tú bien sabes). He colaborado en el pasado con otras personas, con Juanjo Sáez y con otros amigos, es algo que siempre me ha gustado, ver qué sale de la colaboración, y todo lo que aprendes con ella. Tener un guión escrito por ti, por otra parte, me libera del peso de pensar en muchísimas cosas previas. Pero en El Estafador estoy “solo ante el peligro”. Las primeras semanas me dio mucho miedo, la verdad, sobre todo porque es una publicación de humor, y hacer humor es, repito, francamente difícil. Pero cuando te sale bien, es muy liberador.

lunes, 25 de enero de 2010

MICROENTREVISTA: MANUEL BARRERO

Hace poco hablaba de la gente de Tebeosfera y de cómo estoy disfrutando los artículos que están publicando en su número dedicado al horror. Dado que soy un adicto a las revistas sobre cómic, sentía curiosidad por saber cómo era hacer una a estas alturas del siglo XXI y en formato digital, así que he formulado unas cuantas preguntas a su cabeza visible, Manuel Barrero, uno de los investigadores sobre cómic de trayectoria más constante y destacada que hemos tenido los últimos años.

Como estoy un poco anticuado y me cuesta adaptarme a la realidad actual, tengo ciertas dificultades para comprender que algo como Tebeosfera sea una "revista". Sin embargo, he observado por vuestros textos editoriales que vosotros ponéis mucho énfasis en esa denominación. ¿Por qué es importante para vosotros que se defina a Tebeosfera como "revista"?

Resulta sorprendente que, llegados al clímax de la evolución de los medios de comunicación, con los hipermedia, de repente nos encontramos en un espacio indefinido repleto de objetos indeterminados. Y más aún si tenemos en cuenta que cada nuevo formato de difusión es bautizado a capricho y todos lo aceptan (chats, weblogs, portales…), quizá precisamente por lo antedicho. Pero si defines un modelo de divulgación o de estudio con terminología tradicional resulta que nadie lo comprende salvo que sea la traslación de un soporte ya existente y reputado. Por ejemplo, las versiones digitales de Nature o Arbor, ¿no son revistas? Nuestro deseo de ser reconocidos como revista no se ciñe a la definición del diccionario (en su acepción quinta) porque en tal caso tampoco podríamos entender como tales U o Revista de Occidente. Tebeosfera, en su segunda época, arrancó con la idea de ser un academic journal, una publicación científica sobre historieta, idea que rápidamente abandonamos porque los contenidos que podíamos ofrecer, con una periodicidad como mínimo semestral, se deslizan rápidamente hacia lo divulgativo. No obstante, aunque nos alejamos de aquella pretensión, la política editorial, las fórmulas de redacción y publicación, así como el modo de exposición de contenidos responde al de una revista: programación de números por temas, organización de los mismos en mesas de redacción, elección de escritores, revisiones en equipo, publicación ordenada de textos, establecimiento de un índice… Hay quienes me han discutido que Tebeosfera no es revista porque no tenemos un sumario definido en el arranque de cada número. Ese sumario existe, pero sólo lo conocen los redactores, no el público. Y cuando concluye el número programado todos pueden acceder a él; por ejemplo, estamos en el núm. 5 y existen sumarios para los anteriores: 4, 3, 2, 1, 0. ¿Esos no son números de revista? Entonces… ¿qué son? Si imprimimos y encuadernamos todos esos textos en papel resulta un bloque temático considerable. ¿Entonces ya podría ser considerado como revista o como libro? Los nuevos soportes y medios digitales ofrecen información y obras de manera diferente, por lo tanto los modos de producción y desarrollo de contenidos en estos nuevos medios también lo son. Si una publicación en papel por fuerza debe servirse terminada, como un producto cerrado, en Internet podemos trabajar con proyectos abiertos, que se van construyendo. Esto es magnífico en la práctica, porque nos permite evolucionar a otro nivel en la divulgación sin vulnerar la naturaleza del producto que se hace, solamente cambia el modo de elaboración y su exposición. Por otra parte, hay una segunda razón para que Tebeosfera sea revista: porque queremos distinguirla de otro tipo de plataformas de opinión y divulgación sobre historieta en Internet, como los foros, los blogs o las páginas personales. Tebeosfera no es el producto de un ímpetu personal ni es espontánea. Yo siempre he creído que es mejor la democracia que la oclocracia, y en Internet a veces se confunden. Lo que publicamos en Tebeosfera, aparte de que pueda considerarse de mayor o menor calidad, pasa por filtros y se trabaja en equipo, como en una redacción de una revista o diario, con el objetivo de proveer datos y documentos de referencia. Esa es la pretensión: que alguien pueda encontrar datos sobre historieta en la red con un mínimo de contraste previo. Y digo pretensión porque es obvio que lo que ofrecemos no es todo lo correcto que debiera.

¿Podrías describir el mecanismo de funcionamiento interno de Tebeosfera? ¿Tenéis constituida una redacción? ¿Cómo elegís los temas y artículos?

Tebeosfera nació hace mucho tiempo, en 2001, como revista de divulgación y opinión cuya filosofía editorial respondía a mi posición como crítico del medio. Los defectos y polémicas suscitadas entonces son absoluta responsabilidad mía y por ellas he respondido y tendré que seguir respondiendo, imagino. Pero esta segunda Tebeosfera, la nacida en 2008 es algo distinto: es un esfuerzo colectivo. Y me atrevo a decir que uno de los mayores esfuerzos conjuntos jamás realizados en España sobre historieta con un objetivo marcado: catalogar todos nuestros tebeos, que es labor que desarrollamos en paralelo a la publicación de artículos en la revista. Para ello, en 2007 decidí contratar a un programador web y reunir un equipo de trabajo. Al grupo inicial de estudiosos y coleccionistas, integrado por Alcázar, Mora, Jiménez Varea, Cepriá, Baena y Díaz Bejarano, se unieron más tarde un colectivo de catalogadores: Gracia, Vaquer, Olmedo, Sitjà, Bosque Sendra, Olivares, Platel, Urrutia, Agustí, De Gregorio y otros, de entre los cuales han pasado a ser editores Ruiz-Dávila, Moreno, Gómez, Capelo y Vidiella. Todos, nos reunimos virtualmente en un grupo de Internet en el cual trabajamos a diario afanosamente, discutiendo temas y proponiendo ideas o dando término a consultas. Aparte, los editores residentes en Sevilla nos reunimos físicamente cada mes para adoptar decisiones y plantear ideas y líneas de trabajo. El resto de reuniones se hacen en espacios virtuales, dos concretamente, uno específico para la catalogación de historietas, personajes, series, tebeos, colecciones, autores, etc., y otro para los asuntos relacionados con la edición de textos para la revista. Los temas y artículos se eligen en grupo y atendiendo no a su posible repercusión pública o actualidad sino a nuestros intereses. Nos parecieron obvias, de partida, dos cosas: una, no íbamos a ser un espacio web promocional, que para eso ya están los jóvenes que hacen volcados de servicios de prensa y amables recensiones reiteradas en variedad de URLs; dos, no íbamos a regirnos por la actualidad a la hora de elegir temas. Abordamos asuntos, géneros, obras o autores dependiendo de nuestras posibilidades de hacerlo en equipo de manera eficiente. A la mayoría de aficionados les interesa saber qué superhéroe traducen, qué película hacen o qué autor viene, pero consideramos que para eso ya disponen de puntos de información puntual y constante. Nosotros hemos elegido investigar y documentar la historia y evolución del medio en aquellos puntos más olvidados, con especial atención hacia lo español. En otro ámbito de la cultura esto sería “lo más importante” pero en el mundo del cómic esa importancia se vuelve relativa. Por ejemplo, en julio de 2009 publicábamos un documento que databa el origen de la historieta española en 1859, con lo cual celebrábamos los 150 años de historia de la historieta española, y apenas se le concedió importancia al asunto. Esos temas nos interesan verdaderamente: los que faltan por estudiar y divulgar. Y te aseguro que en la historia de nuestros tebeos quedan miles de lagunas.

¿Qué ventajas e inconvenientes tiene la publicación en internet frente a la publicación tradicional de una revista en papel? Y no me refiero sólo a cuestiones materiales o económicas, sino a cómo puede afectar a los contenidos.

Ventajas, esencialmente tres: la edición abierta, la revisión constante y la difusión masiva e instantánea. Inconvenientes, uno: la falta de identificadores de calidad. No dejan de escribirnos aficionados y coleccionistas para pedir que lancemos una revista, en papel, con los contenidos más interesantes que ellos ya han leído en línea. Me ha sorprendido que incluso nos lo pidan nuestros propios colaboradores o habituales consumidores de documentación e informaciones a través de la Red. Esto es producto de una falla en la concepción de los soportes y las herramientas, y también de los hábitos de consumo, que finalmente se traduce en la consideración efectiva que se tiene de estos esfuerzos. Algunos de los ensayos que hemos publicado en el último año y medio podrían haber sido destinados a revistas científicas (de hecho, algunos lo han sido); otros podrían haber sido editados como monografía teórica del estilo de las de la colección Sinpalabras; ciertos artículos, a mi juicio bastantes, perfectamente hallarían sitio en cualquier revista de divulgación sobre cómic de buena calidad. No obstante, sitos en Internet, aunque su calidad y rigor sean palmarios a primera vista, pasan a obtener otro aprecio. Son considerados “otra cosa”. Es como si trabajáramos en tierra de nadie, cuando Internet es la “tierra de todos”. Lo cómico es que, y esto lo constatamos en nuestra última mesa de redacción, para gran parte de los aficionados que sólo demandan noticias, comentarios e información puntuales nosotros somos en exceso rigurosos, pero para los teóricos más rigurosos del medio pecamos de ser poco científicos. Ahí estamos, vadeando en el vasto mar de viñetas sin que nos oteen. Pero no nos quejamos, porque lo hacemos con mucho entusiasmo y, tras la experiencia acumulada, nos hemos propuesto ser más divulgativos en las opiniones y más rigurosos en los ensayos y las fichas.
Con respecto a las ventajas, no creo que necesiten comentario. Gran parte de los que divulgamos en Internet sabemos que la posibilidad de ir construyendo documentos, sin la obligatoriedad de servirlos terminados y cerrados, es magnífica. Nos permite volver sobre lo escrito y mejorarlo, buscar apoyos y nuevos referentes, variar el rumbo de las hipótesis y mejorar conclusiones. La posibilidad de recibir opiniones de otros estudiosos más versados y regresar sobre lo escrito y modificarlo también es algo que estaba negado en la edición analógica, supeditada a una segunda edición que depende ya no sólo de uno mismo, sino de editores y público. Finalmente, la difusión que permiten estos medios nada tiene que ver con la que consigue una edición impresa. Es cierto, sí, que los libros se atesoran en bibliotecas y se citan siguiendo un sistema en el que va implícita la fiabilidad y el reconocimiento de un producto de calidad supuesta (pues hay un editor intermediario, y una presumible revisión de contenidos), pero el tiempo ha demostrado que existen muchos libros que aportan bien poco y que hay editores que no cumplen con su oficio, publicando lo que les llega a las manos y tal y como les llega. Los criterios de selección se han venido diluyendo, aunque tan triste como esto me parece la asunción de certezas solamente en función del número de resultados que arroja Google en una búsqueda. Me explico: Tebeosfera recibe cada día más de 2.000 consultas procedentes de diferentes IPs, unos 54.000 visitantes distintos al mes según nuestro servidor. Pero esto hay que ponerlo en relación con el total de páginas web existentes, que ahora mismo son más 80.000; en total, pues, son visitadas entre 500 y 600.000 páginas web distintas de Tebeosfera al mes. Mas, insisto, esto no es indicativo de que nuestros textos los vayan a leer mucha gente. O a valorarlos. Con todo, pensamos que esta plataforma de difusión llega potencialmente a más público que la impresa, en el sentido de que un libro sobre historieta, hoy, en España, con el mercado que tenemos, como media alcanza los 500 ejemplares vendidos (y es una media alta) y nosotros queremos divulgar más, llevar el conocimiento y el aprecio por la historieta a más público.

¿En qué medida se parece Tebeosfera a la revista que te gustaría hacer? ¿Cómo sería ésta, idealmente?

Ya indiqué que la revista que me gustaría hacer sería una revista académica, con participación internacional y con difusión, objetiva y necesariamente, restringida a un público especializado. Eso es posible si se circunscribe la redacción a ciertos ámbitos y ciertos públicos, e implica –creo yo- su edición dentro de un entorno ligado a la Universidad, pues en caso contrario no será identificada, “etiquetada”, como producto académico. Lo intenté al comienzo, pero las universidades son islas amuralladas en el mar este que vadeamos: cuesta trabajo entrar en ellas con esta bandera, la del estudio de los tebeos, y todavía más difícil es entrar y clavar nuestra bandera junto a las suyas. El reconocimiento de la historieta como medio susceptible de estudio académico aún no ha llegado (a ver si este año…) y esto hay que asumirlo. Tebeosfera, por lo tanto, es una revista de divulgación que intenta editar contenidos organizados y bajo supervisión. Tenemos a un equipo de colaboradores que consideramos buenos, pero querríamos poder contar con el equipo de colaboradores óptimo, ese en el que escribirían las firmas más capacitadas del terruño, cada uno en su especialidad, claro. Firmas como las de Altarriba, Azpitarte, Cava, De Guereñu, De la Calle, De Salazar, Díaz, Fernández, Fernández Soto, Gálvez, García, García Sánchez, Guiral, Hernando, Jiménez Varea, Lombilla, Marín, Martín, Martínez Peñaranda, Meléndez, Moliné, Moreno Santabárbara, Muro, Pérez, Pons, Porcel, Serrano, Varillas, Yexus, Yugo… y los pongo en orden alfabético y dejo muchos por citar para no herir susceptibilidades. Pero este equipo debería complementarse con las firmas de otros comunicólogos, filólogos, sociólogos, historiadores, etc., para así reforzar la calidad de la historieta como objeto de investigación y reflexión. Para eso tenemos un problema: no hay dinero. Y, claro…
En suma, la revista ideal se construiría con el equipo ideal. Ahora, coordinar ese equipo es muy difícil y costoso.
Con todo, uno de los objetivos que yo creía lejano y que hemos logrado es el de contener, en la Tebeosfera, el catálogo de nuestros tebeos. La tarea de catalogar es ardua, muy esforzada; labor de años para el caso de los tebeos porque no existen depósitos fiables, ni registro de tiradas, apenas muestras de lo publicado de 1940 para atrás… Fue tarea difícil lanzar el primer catálogo para Delhom y Navarro, y también lo ha sido para los que les continuaron hasta 1993: Beitia, Illera, López, Palañá, González, Ortega Anguiano. Pero no hubo quien tomara el relevo durante la última década. Y en 2003, ya me planteaba yo que la historieta y el conocimiento de los tebeos jamás serían admitidos como parte de la cultura si no había un registro de lo publicado, de las obras, las editoriales, determinadas e identificadas de forma rigurosa y científica. De ahí el ideal de partida, diseñar y terminar ese catálogo, lo cual pensamos que serviría también como carta de presentación de nuestro esfuerzo frente a aficionados, coleccionistas, editores e instituciones. Han sido miles de horas de programación de un gestor que ha sido creado desde cero (los sistemas de catalogación tradicionales, ajustados a la bibliofilia, no sirven para los tebeos), años de localización y búsqueda de muestras por parte de los catalogadores de base Rodríguez y Gracia, cientos de horas de discusiones y contrastes de datos, decenas invertidas en la incorporación de imágenes o asientos a las catorce bases de datos que hemos creado al efecto. Y hemos construido el primer gran catálogo de la historieta, con 10.070 colecciones registradas a día de hoy. Además, nosotros catalogamos los números de esas colecciones (cada tebeo) y vamos por el tebeo 58.206 hoy… Esto supera con creces a las 4.900 colecciones del último catálogo en papel publicado, el cual contemplaba la mitad de categorías por registro con respecto al nuestro, y no llevaba imágenes; en Tebeosfera ya hemos puesto al alcance de todos más de 70.000 imágenes, y en color.

En muchos editoriales y textos de Tebeosfera hay una queja por la falta de repercusión de vuestro trabajo. ¿Cuál es la repercusión que querríais tener o que esperabais tener?

Es cierto lo que indicas. Y asumo haber adoptado ese tono de queja, lo cual deseo modificar. No hago responsable al equipo porque, obviamente, ellos no han redactado esos editoriales, en los que yo quería depositar el rescoldo de la vena crítica que me guió en la primera época de Tebeosfera. Esa inconformidad respondía a lo contestado en la pregunta anterior. En nuestro equipo hemos invertido tanta energía y tiempo en la construcción de un sistema para estudiar con rigor la historieta y catalogar sus productos que, pensaba yo, por fuerza eso debía despertar una respuesta entusiasta por parte de aficionados y estudiosos. Era natural pensar así tras tanto trabajo invertido, escribir, escanear, buscar y localizar las muestras más difíciles en colecciones ajenas, contrastar datos con editores y autores. ¡Hombre, que hay catalogadores, como Álvarez Pérez, que han llegado a crear 500 fichas de tebeos en un día! Si eso no merece una figurita dorada… Pero no, no era esperanza, era ilusión. Está claro que la estructura de nuestra publicación, al no adecuarse a los estándares en Internet, es menos accesible sin ayuda de la debida difusión, y la ubicación de nuestro catálogo es poco evidente para el aficionado medio y resulta oculta para los intelectuales e instituciones de la cultura. Debo reconocer que no analicé correctamente el funcionamiento de los micromedios de la Red. Es decir, las ristras de comentarios bajo una entrada en un blog no significan que lo comentado sea más o menos relevante, simplemente que hay una focalización de intereses sobre un punto y/o una cualidad del comunicador que regenta el blog. Todo esto no indica que lo que hacemos sea poco interesante, simplemente que carece del atractivo de lo actual o del toque divertido del comentario chispeante, que es efímero. Por ejemplo, hemos entrevistado a Lalia o a Mandrafina, grandes de la historieta argentina, pero estas largas entrevistas no interesan tanto como un cuestionario a David Baldeón; otro por ejemplo, llevamos meses tras la figura de Auraleón y la de Gómez Esteban para crear fichas biográficas completas y rigurosas, ¿qué atención suscitarán frente una semblanza concisa y anecdótica de Takeshi Obata en un blog? Lo segundo atraerá a una legión de interesados que depositarán entusiastas comentarios reconociendo la labor del redactor; lo primero, no. Tardé en darme cuenta de eso porque a mí me fascina la historieta española, pero lo que interesa en general a los lectores, al público (y al mercado) hoy es la historieta estadounidense, japonesa, francesa y belga, por este orden. El valor de lo que hacemos se comprenderá importante con el tiempo, cuando se mire atrás, al abordar trabajos panorámicos, al buscar un dato que se resiste, al estudiar con seriedad el medio o la tebeografía nuestros. De hecho, durante la construcción de nuestro catálogo se han iniciado dos tesis doctorales que se harán con nuestras bases de datos, pues les permite acercarse a los tebeos –muchos inaccesibles de otro modo- con la posibilidad de agrupar por géneros, acotar por años, localizar por títulos o simplemente poder determinar el total de números de una o varias colecciones. Amén de que también hallarán densos textos de análisis o divulgativos sobre parcelas de nuestra historieta que no podrán encontrar en otro soporte. En este sentido no podemos quejarnos, estamos muy satisfechos si podemos ayudar a que se siga investigando sobre nuestros tebeos.
El interés de nuestra asociación, verdaderamente, es intentar que todo este trabajo sirva para hacer ver a universitarios, periodistas, funcionarios de la cultura, acaso políticos, que la historieta tiene una presencia en la historia de los medios de comunicación española, que la industria de los tebeos adoptó una forma y brindó unos títulos y que son “X”, y que la abundancia de autores y la riqueza de sus obras puede ser accesible e interesante para su análisis desde distintos enfoques.

En 2005 Astiberri publicó un libro con materiales de Tebeosfera. ¿Hay planes de hacer más ediciones en papel?

Planes hay, lo que no hay es dinero, ni tiempo. Queremos lanzar una colección de textos teóricos porque todavía existe una dependencia del papel directamente relacionada con la lentitud a la que evolucionan ciertos aprecios o estructuras. Por más que Internet ya esté instalada en casi todas las sociedades, con más o menos censura pero con todo su potencial, no parece haber un reconocimiento generalizado de sus posibilidades como soporte para la edición y publicación de obras literarias y científicas válidas. Existen dos trabas para que esta aceptación se dé: por un lado superar la nostalgia del papel, que sigue teniéndose por un material (un soporte) que le confiere una especial sustancia (al parecer) a lo publicado. Por otro lado está la cuestión económica: un producto virtual se puede copiar más fácilmente que vender, y la desaparición de intermediarios que agilicen un mercado echa por tierra las posibilidades de que haya más intereses enfocados en estas producciones. Lo que no debe desaparecer jamás es la figura de un editor. De momento, nuestro plan consiste en buscar financiación para ir editando libros o cuadernos teóricos, sencillos, con un diseño básico, donde se recojan los mejores textos publicados en Tebeosfera para que quede depósito y registro en los mausoleos de la cultura. Los científicos están ya demostrando que la edición en papel es menos ágil y menos eficaz para trabajar, para investigar, pero la rama de las humanidades es otro cantar, avanza en progresión más lenta. En fin, habrá que comportarse como poetas durante un tiempo.

domingo, 10 de enero de 2010

MICROENTREVISTA: MANUEL BARTUAL


Hace unos meses comenté en este blog ¡Escucha esto! (Astiberri, 2009), la recopilación en libro de la serie de humor sobre el mundo de la música publicada por Manuel Bartual en forma de blog en el portal de MTV. Por entonces, yo escribía: "confío en que va a tener una buena carrera comercial, porque es uno de esos raros tebeos que se pueden vender al público no lector de tebeos sin decirle ni siquiera que es un tebeo". Y efectivamente, en el tiempo transcurrido Manuel Bartual ha dado multitud de entrevistas y ha aparecido reseñado en muchísimos sitios, casi todos de información generalista o especializada en música. Una atención que contrasta con la poquísima que se le ha prestado desde el mundo del cómic. ¿Nadie puede ser profeta en su tierra? (y no me refiero a Valencia). Quería entender un poco mejor este fenómeno, que puede se crucial para la supervivencia del cómic de autor español en los próximos años, y por eso he realizado unas cuantas preguntas a Manuel Bartual sobre la campaña de promoción de ¡Escucha esto!

La mayoría de la promoción que has hecho de ¡Escucha esto! ha sido en medios generalistas o relacionados con la música. ¿A qué se ha debido esto? ¿Lo has buscado tú, ha sido una estrategia de Astiberri o ha surgido solo?

Ha sido una mezcla de todo ello. Con el libro ya en imprenta hablé con la gente de Astiberri para que hicieran especial hincapié en los envíos de prensa a medios generalistas, porque tenía la sensación de que un libro como éste podía interesarles. Y bueno, basta con fijarse en el número de entrevistas que me han hecho en radio estos últimos meses o el tipo de medios que se han hecho eco del libro para comprobar que así ha sido. Algunos lo conocieron gracias al servicio de prensa de Astiberri, otros lo descubrieron por su cuenta al verlo en librerías, y luego está quien ya conocía el blog donde fui publicando todas las entregas y estaba esperando a su recopilación en libro para hablar de ello en su medio de comunicación.

Supongo que todavía es demasiado pronto para que hayas recibido las cifras de venta por parte de la editorial. Pero, ¿tienes la sensación de que esta campaña de promoción fuera de los medios de cómic se va a notar realmente en el éxito del libro?

¡Eso espero! Todavía no tengo cifras de venta, pero cuando lleguen confío en que algo de todo esto se vea reflejado en ellas. Han sido un par de meses bastante intensos entre las diferentes presentaciones del libro, las entrevistas y dar la tabarra en mi blog y mis redes sociales habituales para que la gente se enterase de que lo había publicado, pero creo que no queda otra si quieres que tu libro destaque de algún modo entre toda la competencia con la que se encuentra al salir a la venta a librerías. En cierto modo, la campaña de promoción de ¡Escucha esto! comenzó el día en que publiqué en Internet la primera entrega de la serie.

¿El público general está deseando leer cómics que traten temas generales? ¿Está demasiado viciado el mundillo del cómic para ofrecer esos temas de interés general?

Algo de vicio sí que hay, pero creo que poco a poco van apareciendo obras que consiguen abrir mercado. Arrugas y María y yo son ya dos lugares comunes a los que se tiende a recurrir cuando se habla este tema, pero es que me parecen dos obras verdaderamente modélicas en este sentido. Mi madre, que es una persona que apenas ha sentido interés por la lectura en toda su vida, me sorprendió un día diciéndome que acababa de leerse María y yo por recomendación de una amiga, y a raíz de ello ha terminado leyendo cosas como la propia Arrugas o, ya por recomendación mía, Persépolis, Fun Home o El almanaque de mi padre. Si queremos que esto de los tebeos termine convirtiéndose en una verdadera industria aquí en España, el primer paso es éste: abrir mercado, que los tebeos no los compremos los cuatro gatos de siempre, que las librerías se llenen de obras que puedan interesar a cualquiera. Y compradores en potencia los hay a patadas, tan sólo es cuestión de producir tebeos que les puedan interesar.

¿Hay un público de intersección entre ¡Escucha esto! y El Jueves (donde publicas la serie Sexorama) que sin embargo no lee otros cómics?

Sí, no me cabe duda. Creo que la mejor prueba de ello son las ventas del libro de Sexorama que publiqué con El Jueves el verano pasado: 20.000 ejemplares vendidos tras su primer paso por los kioscos. Hay un buen número de condicionantes que lo han permitido, empezando por el buen número de puntos de venta en los que se pudo encontrar o ser algo vinculado a una revista con la tradición que tiene El Jueves, pero si 20.000 personas compraron esa semana el libro de Sexorama, ¿por qué podemos contar con los dedos de una mano los títulos que han superado esa cifra de entre todo lo que ha ido apareciendo por librerías estos últimos años? Sin duda porque se trata de públicos diferentes, claro. Lo que ya no sé es hasta qué punto podemos llegar a acceder a ese público concreto a través de la venta en librerías, pero quien lo consiga está claro que lo notará sustancialmente en las ventas.

¿Habéis intentado que ¡Escucha esto! se venda en la sección de música de las librerías? Especialmente de los grandes supermercados culturales como Fnac, claro. ¿Crees que el futuro del cómic puede pasar por vender tebeos en secciones temáticas, y no en una sección especializada en cómic, sin distinguir los temas, estilos y formatos de cada cómic?

Sí, sí que lo hemos intentado. El problema es que cuanto más grande es la tienda, más complicado resulta que se salten sus criterios de organización habituales. Pese a ello me he llevado alguna grata sorpresa, como encontrar ¡Escucha esto! a la venta tanto en la sección de cómic como en la de libros de música en tiendas como Fnac Plaza Norte [véase la foto que ilustra esta entrada]. Si te digo la verdad, tengo la sensación de que algo como ¡Escucha esto! se podría acabar vendiendo mejor junto a los libros de música que en la sección de cómic, aunque lo verdaderamente interesante es que pueda estar en ambas. Se me ocurre también que cosas como las novelas gráficas de Guy Delisle o tebeos como el Cuaderno de viaje de Craig Thompson encajarían perfectamente en la sección de libros de viajes, o un cómic como Buñuel en el laberinto de las tortugas yo lo veo perfectamente junto a las biografías del cineasta, por ponerte algunos ejemplos. Cuando estuve presentando ¡Escucha esto! en la Fnac de Alicante lo estuve hablando con su responsable de comunicación, y me comentó que era algo que querían empezar a hacer, no ya sólo con los tebeos, sino con todo tipo de productos. Colocar las biografías de Jimi Hendrix junto con sus discos, y cosas por el estilo. Espero que terminen haciéndolo y que cunda el ejemplo, porque me parece una buena forma de llegar a un tipo de público que probablemente no compra habitualmente tebeos porque ni tan siquiera se ha planteado que hay tebeos que le pueden interesar.

¿Cuántas veces te han dicho que ¡Escucha esto! no es un cómic? Especialmente desde dentro del mundillo.

¡Más de las que esperaba! Siempre me hace bastante gracia que me lo digan, porque yo tengo muy claro que ¡Escucha esto! es un cómic. Supongo que quien no lo vea así es porque tiene una visión algo limitada del tipo de formatos que puede llegar a adoptar un cómic. También tengo la impresión de que habrá gente de fuera del mundillo que lo habrá comprado sin pararse a pensar si es o no es un tebeo: simplemente le habrá echado un vistazo, se habrá reído con algún chiste y habrá decidido llevárselo a casa. Creo que es el tipo de lectores que más nos interesan.

APÉNDICE: Crepúsculo en Moda Joven del Corte Inglés. ¿Qué tiene esto que ver con Manuel Bartual y ¡Escucha esto!? Ángel, autor de la foto, lo explica en los comentarios.

viernes, 8 de enero de 2010

MICROENTREVISTA: GALLARDO



Ayer se difundió por toda la blogosfera de la viñeta española el trailer de María y yo, la película dirigida por Félix Fernández de Castro y basada en el tebeo homónimo de Miguel Gallardo. A mí me ha sorprendido mucho: el tráiler tiene una pinta estupenda y promete trasladar a las salas de cine el éxito que ha tenido la obra en su paso por las librerías (9.000 ejemplares vendidos en España; Astiberri acaba de poner en la calle la cuarta edición). Entrevisté a Gallardo hace poco más de dos años para adn.es, cuando vino a Madrid a presentar el libro, y ahora que la vida de María y yo ha llegado ya a este punto, me apetecía saber cómo han cambiado las cosas y en qué momento se encontraban Gallardo, María y la película. Según me cuenta Miguel, el documental se encuentra en fase de posproducción y montaje, anticipando el estreno a finales de marzo o principios de abril. "Estamos trabajando mucho en la pospo porque hay trozos de animación y stop-motion y un montón de cosas más que enriquecen mucho la peli", comenta. Le he hecho algunas preguntas más.

¿Cuál está siendo tu participación en la película? Aparte, obviamente, de ser uno de los protagonistas.
La película al final, naturalmente, es del director, Félix Fernández de Castro, es su propia visión del libro. A mí me consultan bastante porque soy uno de los implicados. Aparte, tengo bastante implicación en la pospo, en las partes de animación: yo he hecho los storys, hago el styling, doy mi opinión, tengo que hacer la locución de voz en off e intento controlar que lo que sale en la peli se ajuste a la realidad nuestra, aunque tiene mucho de imaginación y de creatividad.

Decías que cuando te planteaste el cómic no querías hacer un libro explicativo sobre el autismo, sino algo directo y con buen humor. ¿Tienes la sensación de que la película no traiciona el cómic? ¿Es la película que te habías imaginado, si es que en algún momento hace tres años llegaste a imaginarte que se podía hacer una película de María y yo?
No, para nada; he estado en todo el rodaje de la película y hemos tenido largas charlas con Félix, exceptuando en la parte de montaje que es plenamente responsabilidad suya. La película transmite en imagen real el espíritu del libro. Desde el principio nos comprometimos todos los integrantes de este proyecto en que no valía la pena hacer un mal remedo del libro o algo pasable. La película no es la que me habia imaginado porque nunca hubiera imaginado que fuera posible, de ahí mi sorpresa con las primeras imágenes. La imagen real tiene un poder que no es el mismo que la imagen dibujada con toda su sencillez, aquí María no son cuatro trazos, es ella de verdad y Félix ha conseguido sacarla tal cual es ella y retratar de una forma divertida y también intimista la vida diaria de María, ya sea conmigo o con su madre en Canarias, en el colegio o de viaje. El relato del libro se ha ampliado con más partes de la vida de María que mezcladas con el humor de la historia creo que van a ser de gran ayuda para todo el mundo, entrando de puntillas en ese mundo tan complicado que es el autismo.

¿Cómo ha sido la experiencia del rodaje para María? ¿Y para ti?
María ha sido la estrella del rodaje, se ganó a todos los miembros del equipo en un abrir y cerrar de ojos. Ha estado natural, no miraba a cámara y soportaba la intrusión de un equipo de 6 personas que la seguían a todas partes. También es verdad que ella no era completamente consciente del hecho del rodaje en sí, pero estar rodeada de gente que la quería y la ayudaba en cada momento ha sido una gran experiencia para ella. Entre los poderes de María, al revés de lo que se piensa de las personas con autismo, está el de la capacidad de crear redes y empatizar de una forma natural. Para mí, al contrario, al principio fue un poco raro, era como estar en Gran Hermano, hasta que me dejé ir y me limité a hacer lo que hago cuando estoy con María: estar pendiente de ella. Ésa ha sido la virtud del rodaje, no he tenido que actuar en ningún momento (casi).

¿El mundo del cine es tan complicado como parece desde fuera?
Sí, es bastante complicado. Lo que yo resuelvo con una cuartilla o una libreta de espiral, en el mundo del cine se lleva un equipo de gente que va variando en las diferentes fases de la película, muchas personas toman decisiones y la imagen final depende de demasiadas variables. Los envidio sanamente porque es como poner en marcha un ballet, pero no me pondría en su lugar.

¿Cuando salió el libro, en 2007, te imaginabas que iba a tener tanta vida como está teniendo?
De alguna manera sí. No preveía naturalmente el éxito de público, las diferentes ediciones (acabo de firmar por la alemana) ni la película, pero tenía una fe a muerte en la historia, porque es de verdad, porque ha salido de muy adentro y salvando el estilo bastardo de narración, mezclando texto con ilustración y cómic, yo sabía que llegaría a la gente, pero no de inmediato. Ha sido mucho un proceso de boca a oreja. Ha sido un libro que ha absorbido toda mi atención, tanto mientras lo hacía como a la hora de hablar de él y de promocionarlo, no quería que le pasara como a tantos otros libros (entre ellos algunos míos, como el de mi padre) que quedaran olvidados por el camino. Creo que es una historia que había que contar, una historia de amor y cariño que tiene valor en estos tiempos que nos ha tocado vivir.

¿Estás trabajando en algún cómic nuevo?
Llevo mucho tiempo dando la tabarra con el libro de mi padre de la Guerra Civil, dando vueltas en la cabeza, mareándolo. Es otra historia que creo que debería llegar a más gente de la que llegó y más en un momento no muy propicio para las historias de Guerra Civil. Así que cuando acabe la película y mi cabeza se quede en paz, intentaré otra manera de acercarme a la historia de mi padre, con más documentación, más historietas, no sé, ahí está, en mi cabeza. Por otro lado, estoy en un proyecto que me hace mucha ilusión, toda la decoración del ala de pediatría del hospital de Sant Pau, una megaobra en la que estoy volviendo a mi faceta de dibujante para locos bajitos.

Más información:
El blog de Gallardo.
María y yo en facebook.

martes, 22 de diciembre de 2009

MICROENTREVISTA: LUIS BUSTOS


Hace un par de días vi un interesante documental de 45 minutos sobre Osamu Tezuka rodado a principios de los 80, incluido en un DVD que acompaña al libro The Art of Osamu Tezuka.El documental me lo pasó Luis Bustos, que lo ha colgado completo en su blog para que se lo descargue quien quiera, vía megaupload. Luis ha publicado este año dos cómics excelentes de los que he hablado anteriormente: Zorgo 2 (Dibbuks) y Endurance (Planeta-DeAgostini). Éste último era su primera experiencia como guionista con una historia larga, y la presencia de Osamu Tezuka parecía percibirse como uno de los faros que habían guiado al dibujante madrileño-catalán en su peligrosa travesía. Todo esto me hizo pensar que sería interesante hacerle algunas preguntas a Luis Bustos sobre Osamu Tezuka, para entender en qué manera dialoga un dibujante español de ahora con un dibujante japonés clásico.

¿Cuándo descubriste a Tezuka?
Yo nunca he sido un gran lector de manga, aunque sí que me interesaban mucho ciertos autores, de Otomo a Takahashi. A Tezuka, como mucha gente, le pillé más tarde con Adolf. Cuando anteriormente había lidiado con algunos autores clásicos siempre había una barrera que me impedía disfrutar al 100% de sus obras, quizás por la distancia en el tiempo y un discurso a veces un tanto alejado de lo que en ese momento me interesaba... Pero ojo, con Tezuka fue diferente, aquello era de una modernidad pasmosa. Descubrí un tipo con unos recursos y una ambición desbordante, con un sentido del humor y el dramatismo (integrándolo en ocasiones en la misma página) que me fascinaba, así como el juego moral al que sometía a los protagonistas. Es cierto que Adolf fue de una de sus últimas obras pero rastreando en las anteriores, todos esos elementos ya estaban presentes.

¿Qué influencia crees que ha tenido Tezuka sobre tu trabajo?
Sobre todo el deseo de lanzarme a dibujar algo más ambicioso, de atreverme por primera vez a escribir y dibujar una novela gráfica de casi 200 páginas. Por que a mí, aún moviéndome por el campo del humor, el género de la aventura dramática siempre me había gustado. Con Tezuka (y con Gallardo) descubrí que un estilo cartoon en el dibujo no tiene por que impedirte contar cosas "grandes y serias". De hecho, ese elemento cómico, del que gustaba tanto Tezuka, me parece uno de sus aciertos más importantes. Ese choque entre lo ligero y lo tremebundo, a veces de una viñeta a otra, me descoloca muy agradablemente. Empatizas con los protagonistas, te implicas y luego, casi sin esperarlo, sueltas un mazazo que amplifica el resultado.

¿Cuál es tu obra favorita de Tezuka?
Aunque empecé con "Adolf", me quedo sin lugar a dudas con Fénix y en especial el relato de "El Futuro". Es una historia apocalíptica que habla sobre el fin de la humanidad, la soledad y el deseo de supervivencia que se transforma inesperadamente en un discurso metafísico valiente y apabullante. Es ahí cuando me di cuenta de la grandeza de Tezuka. Sus historias parecían no terminar nunca y no por un recurso de exprimir o alargar el relato innecesariamente por cuestiones comerciales. Creo que Tezuka era animista con cierto interés por el budismo y eso se nota. La mayoría de autores occidentales, influidos por el cristianismo, tendemos a crear historias autoconclusivas y en menor o mayor medida tendemos a finalizar el relato con alguna especie de mensaje moral y a encajar los personajes en ciertos roles que obedecen a patrones estereotipados (y ojo, no tiene por qué ser malo, ¿eh?). En el caso de Tezuka, sus "actores" parecen vivir, son ambiguos y muy poco etiquetables. Sus historias son caminos que desconoces el destino, pero sabes que el viaje habrá merecido la pena. Para Tezuka, como para los budistas, la vida no tiene fin, es una rueda de circunstancias que no sabes dónde te llevará.

¿Qué es lo que más te impresionó del documental?
Aparte del "pinopuente" del final, ja, ja... la humildad y humanidad que desprendía. Una persona de su posición, que no tenía nada más que demostrar a nadie por que ya era un "dios" en la historia del cómic, seguía trabajando horas y horas, entregando puntualmente decenas de páginas y siempre con una sonrisa en la cara. Sí, a veces una sonrisa triste, por que era consciente del papel que jugaba en la industria y el camino que había tomado ya era irreversible.

La presencia de Tezuka en Endurance parece apreciarse en el diseño de página, tal vez también en la ambición narrativa. ¿Y en Zorgo?
Zorgo es diferente, aunque hay algún elemento común. Quizás especialmente en algunos diseños de página, en los que por aquel entonces empezaba a experimentar. Suena como muy serio, pero no lo es, disfrutaba con "retorcer" las viñetas, no había un discurso "artístico", sólo ganas de aprender el dificil arte de hacer un gag de una página y que resultase divertido (¡gracias, Bernardo Vergara!).

¿Tezuka, Kirby, Gallardo?
Ja, ja, ja...¿debo elegir? ¡No puedo! Todos me han aportado cosas increíbles... Tezuka, esa ambición y la posibilidad de perder el miedo a enfrentarse a retos sofisticados, además con él me he reencontrado con el blanco y negro en el dibujo. De Kirby, su trazo poderoso, su vitalidad, la extraordinaria capacidad para crear su propio mundo con sus reglas, y por supuesto, ¡los puntos gordotes de energía, oiga! De Gallardo, la gracia natural de su trazo y su humor, el talento para mezclar elementos dispares de la cultura pop y crear algo con cara y ojos.
Hay otros semidioses, pero estos son mi panteón particular, ja, ja...

[El retrato de Tezuka que ilustra esta entrada es, por supuesto, cortesía de Luis Bustos].

jueves, 10 de diciembre de 2009

MICROENTREVISTA: ANTONIO ALTARRIBA

Hace unas semanas escribí en este blog sobre El arte de volar (De Ponent, 2009), de Antonio Altarriba y Kim. La importancia de este tebeo no hace más que acrecentarse con el paso de los meses. No estamos ante uno de los cómics del año, estamos ante uno de los cómics que pueden marcar la historia de las viñetas en este país. Como guionista, me resulta especialmente interesante que semejante trabajo haya surgido de la colaboración entre un guionista y un dibujante. Me he dirigido directamente a Antonio Altarriba, el guionista, para plantearle algunas de las cuestiones que me suscitaba El arte de volar.

¿Qué tipo de documentación utilizaste? ¿Tu padre dejó algún testimonio escrito, como el de Gallardo en Un largo silencio, o grabaste conversaciones con él, como Spiegelman, o reconstruiste su vida a través de otros documentos y testimonios?

El principal documento fueron las largas y muy tristes conversaciones con mi padre durante los quince años que estuvo con depresión. Cada vez vivía más anclado en el pasado y, curiosamente, eran los tiempos difíciles de la guerra y del exilio los que recordaba con mayor insistencia. Le pedí que escribiera sobre ello más por si le podía servir como terapia que por descubrir algo nuevo. De todas formas las 250 cuartillas que dejó me sirvieron porque contenían fechas, nombres y otros valiosos datos. Sin olvidar, por supuesto, que hay un importante porcentaje de ficción. El hecho de asumir la voz de mi padre y contar su historia en primera persona me legitima para ello. Él pone la intriga básica y yo el tono, las reflexiones, los nexos argumentales y algunos resortes dramáticos.

En El arte de volar hay un tránsito personal pero también universal, de la adolescencia a la madurez. De aferrarnos a ideales y grandes proyectos a aferrarnos a las personas y la supervivencia cotidiana. Tal vez incluso a una tercera etapa en la vejez en la que empezamos a dejar de aferrarnos. ¿Es ése el espinazo emocional del libro? ¿Es algo deliberado por tu parte cuando te planteas cómo organizar la historia?

Creo, efectivamente, que la vida sigue ese esquema. Si no eres muy tonto, a lo largo de la existencia acabas aprendiendo. Y aprender consiste, básicamente, en decepcionarse. Para la generación de mi padre y debido a las circunstancias históricas, este proceso tiene una dimensión más épica o más trágica. Pero a todos nos ocurre algo parecido. Pasamos del ideal a la melancolía.

¿Qué tipo de guión le pasaste a Kim y cuál fue su aportación desde el punto de vista de la historia? ¿El guión está escrito específicamente para él o lo podría haber realizado otro dibujante?

El guión está escrito de forma muy detallada. Contiene muchas precisiones tanto en los episodios realistas como en las escenas más oníricas. Intenté escribirlo con un estilo literario y ameno. Tenía que seducir a mi único lector en un proyecto largo y muy personal. Así que lo primero que puso Kim fue su generosidad al dedicar 4 años a una empresa que no sabíamos cómo iba a salir. También puso un estilo, realista pero sin dejar de ser caricatural, limpio pero detallista, que conviene perfectamente a la historia y la hace más legible. Cuidó la ambientación de época haciéndola creíble. El proyecto era tan difícil que, sin él, sólo sería un fajo de folios escritos. Desde luego ya no puedo ni imaginar la historia realizada por otro dibujante.

¿Qué modelos (formales o espirituales) te inspiraron para abordar esta memoria familiar? ¿Proceden del cómic o de otros medios?

En este caso pudo más la necesidad de expresarme que la imitación de un modelo. No suelo trabajar así. Normalmente planifico con detalle lo que escribo y me acojo a géneros y utilizo recursos más o menos estudiados. Atravesaba un momento de mucho dolor y mucha indiganción y me lancé a escribir sin tener muy claro el camino a seguir. Sólo una vez publicado el libro y al verlo reflejado en algunas críticas, me di cuenta de que guardaba cierta relación con Maus o con la carta al padre de Kafka. No quiero decir que no haya existido planificación, pero quizá cuando ésta opera de manera inconsciente resulta más eficaz.