FRANCISCO GALLARDO SARMIENTO Y MIGUEL GALLARDO
Un largo silencio
Astiberri
En 1997 Miguel Gallardo publicó las memorias de su padre, un soldado republicano a quien le tocó callar durante cuarenta años después de la derrota, hasta que por fin su hijo le dio sobre el papel la voz que nunca tuvo. Un largo silencio era un relato escrito con la sencilla cercanía de los que no son profesionales de las letras y salpicado de episodios dramáticos contados sin las festividades a las que el cine comercial nos ha acostumbrado. Integrado por los textos de Francisco Gallardo ilustrados por su hijo con algunos bocetos desnudos y por breves historietas anecdóticas dibujadas también por Miguel Gallardo, era un libro que se adelantaba a su momento, una novela gráfica sobre la memoria histórica para la que el mundo del cómic todavía no estaba listo. Ahora, después del triunfo de El arte de volar, de Altarriba y Kim, Un largo silencio vuelve a tomar la palabra en una edición ampliada que debería restituirle el lugar de privilegio que le corresponde en el cómic español contemporáneo.
Publicada originalmente en Rockdelux nº 306 (mayo 2012).
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jueves, 26 de julio de 2012
lunes, 18 de octubre de 2010
EL PÚBLICO

[Carlos García Campillo, Luis Gantus y Luis Fernando,
el jueves 14 en el Museo Nacional de la Estampa]
Entre las donas del Chedraui, la Arena México, el tianguis infinito, las tortas de tinga de pollo y la cerveza Indio no puedo decir que de momento eche mucho de menos Madrid, pero si hubo un momento en el que me hubiera gustado estar en casa, fue hace un par de semanas, durante la celebración de las jornadas de Avantcómic en el Matadero. Aparte de que siempre merece la pena escuchar una charla de Gallardo, me hubiera encantado conocer a Richard McGuire, convertido por obra y gracia del toque mágico de Chris Ware en uno de los padrinos de la novela gráfica contemporánea gracias a una historieta corta, «Here», que publicó en Raw hace más de veinte años. Me quedé con las ganas, pero por lo que me han contado los que sí asistieron, parece que tampoco hubo mucha gente con ganas en Madrid. Según me han dicho, el pinchazo de público fue sonoro. Sé que McGuire no es una figura muy popular, pero, ¿no hay al menos cien personas entre los cinco millones de habitantes de Madrid que le conozcan y tengan suficiente interés por el cómic de vanguardia como para asistir a una charla suya? Y no digo ya nada de Gallardo, convertido en personaje por su película, estrenada este mismo año, y con miles de ejemplares vendidos de María y yo. ¿Fue culpa de la organización, del espacio elegido o de la lluvia? ¿No hay interés por parte del público? ¿O simplemente no hay ganas? ¿Nos hemos vuelto demasiado cómodos? Porque esta tendencia la vengo observando desde hace tiempo, no diré ya que en toda España, pero al menos sí en Madrid. Y visto desde México, da la impresión de que estamos demasiado saciados y satisfechos para asistir a los actos que se programan. O estamos demasiado enganchados a la pantalla para levantarnos de delante del ordenador y preferimos leer la crónica en los blogs y ver las fotos en facebook.
Por contraste, durante las últimas semanas se han estado celebrando aquí en el DF las mesas redondas del II Encuentro de Edición Gráfica (de historieta, en realidad) organizadas por el Centro de Cultura de España en México, y el éxito de participación en los actos a los que he podido asistir ha sido total. El panorama del cómic (en general, pero sobre todo el nacional) está aquí mucho más malito que en España, lo que podría hacer prever la ausencia de un público que tal vez parezca no existier. Sin embargo, la convocatoria de dibujos benéficos a favor de los damnificados por los desastres de Veracruz no sólo reunió a un buen montón de dibujantes, sino que consiguió recoger muchísimos víveres con destino al estado afectado. La exposición «Del Paquín al webcómic» ha tenido muchísimos visitantes (según me cuentan, claro, que yo no he estado allí para contarlos día tras día) y las mesas redondas en las que he estado no sólo contaban con público, sino que ese público era apasionado y participativo siempre, y las sesiones de preguntas y comentarios se alargaban hasta que nos echaban a manguerazos (es una exageración, a ver si alguno se ha creído que aquí en México la gente es tan descortés... ¡todo lo contrario!).
La última muestra la tuve el pasado jueves, en la mesa «Historieta e historia», celebrada en el Museo Nacional de la Estampa con la participación de Luis Gantus, Carlos García Campillo y Luis Fernando. La cuestión a debatir era, básicamente, cómo está ahora mismo el cómic en México, y cómo se ha llegado a ese punto (o sea, qué historia nos ha llevado hasta el presente), y el debate fue animadísimo, incluso diría que con un tono urgente y entusiasta. Muchos de los temas que surgían me recordaban a los que se plantean en España, incluso aquellos que se alejaban del cómic. Aquí, por ejemplo, el público mayoritario rechaza ir a ver el cine mexicano de entrada, porque «es cine mexicano» y eso significa que «es malo», y sólo es bueno «cuando parece gringo». ¿Les suena? Pues así están las cosas, en efecto. Llegué a comentar que me parecía que estaba en una mesa redonda de Madrid o Barcelona, pero creo que esa apreciación no era del todo correcta. En Madrid o Barcelona las mesas redondas tienen, hoy por hoy, un tono mucho más anestesiado. Quizás lo que quería decir era que me parecía estar en una mesa redonda de Madrid o Barcelona de hace diez o quince años. De hecho, a lo que más me recordó fue a una mesa redonda que se celebró en Barcelona en 1996 y que fue el acto público fundacional de la revista U, con la participación de muchos de los agentes del cómic de aquel momento. Por entonces era todo muy pequeño y no teníamos novelas gráficas, sino comic books de grapa en blanco y negro, pero parecía que todo nos importaba mucho. A lo mejor es que éramos muy jóvenes. A lo mejor es cosa mía.
viernes, 8 de enero de 2010
MICROENTREVISTA: GALLARDO
Ayer se difundió por toda la blogosfera de la viñeta española el trailer de María y yo, la película dirigida por Félix Fernández de Castro y basada en el tebeo homónimo de Miguel Gallardo. A mí me ha sorprendido mucho: el tráiler tiene una pinta estupenda y promete trasladar a las salas de cine el éxito que ha tenido la obra en su paso por las librerías (9.000 ejemplares vendidos en España; Astiberri acaba de poner en la calle la cuarta edición). Entrevisté a Gallardo hace poco más de dos años para adn.es, cuando vino a Madrid a presentar el libro, y ahora que la vida de María y yo ha llegado ya a este punto, me apetecía saber cómo han cambiado las cosas y en qué momento se encontraban Gallardo, María y la película. Según me cuenta Miguel, el documental se encuentra en fase de posproducción y montaje, anticipando el estreno a finales de marzo o principios de abril. "Estamos trabajando mucho en la pospo porque hay trozos de animación y stop-motion y un montón de cosas más que enriquecen mucho la peli", comenta. Le he hecho algunas preguntas más.
¿Cuál está siendo tu participación en la película? Aparte, obviamente, de ser uno de los protagonistas.
La película al final, naturalmente, es del director, Félix Fernández de Castro, es su propia visión del libro. A mí me consultan bastante porque soy uno de los implicados. Aparte, tengo bastante implicación en la pospo, en las partes de animación: yo he hecho los storys, hago el styling, doy mi opinión, tengo que hacer la locución de voz en off e intento controlar que lo que sale en la peli se ajuste a la realidad nuestra, aunque tiene mucho de imaginación y de creatividad.
Decías que cuando te planteaste el cómic no querías hacer un libro explicativo sobre el autismo, sino algo directo y con buen humor. ¿Tienes la sensación de que la película no traiciona el cómic? ¿Es la película que te habías imaginado, si es que en algún momento hace tres años llegaste a imaginarte que se podía hacer una película de María y yo?
No, para nada; he estado en todo el rodaje de la película y hemos tenido largas charlas con Félix, exceptuando en la parte de montaje que es plenamente responsabilidad suya. La película transmite en imagen real el espíritu del libro. Desde el principio nos comprometimos todos los integrantes de este proyecto en que no valía la pena hacer un mal remedo del libro o algo pasable. La película no es la que me habia imaginado porque nunca hubiera imaginado que fuera posible, de ahí mi sorpresa con las primeras imágenes. La imagen real tiene un poder que no es el mismo que la imagen dibujada con toda su sencillez, aquí María no son cuatro trazos, es ella de verdad y Félix ha conseguido sacarla tal cual es ella y retratar de una forma divertida y también intimista la vida diaria de María, ya sea conmigo o con su madre en Canarias, en el colegio o de viaje. El relato del libro se ha ampliado con más partes de la vida de María que mezcladas con el humor de la historia creo que van a ser de gran ayuda para todo el mundo, entrando de puntillas en ese mundo tan complicado que es el autismo.
¿Cómo ha sido la experiencia del rodaje para María? ¿Y para ti?
María ha sido la estrella del rodaje, se ganó a todos los miembros del equipo en un abrir y cerrar de ojos. Ha estado natural, no miraba a cámara y soportaba la intrusión de un equipo de 6 personas que la seguían a todas partes. También es verdad que ella no era completamente consciente del hecho del rodaje en sí, pero estar rodeada de gente que la quería y la ayudaba en cada momento ha sido una gran experiencia para ella. Entre los poderes de María, al revés de lo que se piensa de las personas con autismo, está el de la capacidad de crear redes y empatizar de una forma natural. Para mí, al contrario, al principio fue un poco raro, era como estar en Gran Hermano, hasta que me dejé ir y me limité a hacer lo que hago cuando estoy con María: estar pendiente de ella. Ésa ha sido la virtud del rodaje, no he tenido que actuar en ningún momento (casi).
¿El mundo del cine es tan complicado como parece desde fuera?
Sí, es bastante complicado. Lo que yo resuelvo con una cuartilla o una libreta de espiral, en el mundo del cine se lleva un equipo de gente que va variando en las diferentes fases de la película, muchas personas toman decisiones y la imagen final depende de demasiadas variables. Los envidio sanamente porque es como poner en marcha un ballet, pero no me pondría en su lugar.
¿Cuando salió el libro, en 2007, te imaginabas que iba a tener tanta vida como está teniendo?
De alguna manera sí. No preveía naturalmente el éxito de público, las diferentes ediciones (acabo de firmar por la alemana) ni la película, pero tenía una fe a muerte en la historia, porque es de verdad, porque ha salido de muy adentro y salvando el estilo bastardo de narración, mezclando texto con ilustración y cómic, yo sabía que llegaría a la gente, pero no de inmediato. Ha sido mucho un proceso de boca a oreja. Ha sido un libro que ha absorbido toda mi atención, tanto mientras lo hacía como a la hora de hablar de él y de promocionarlo, no quería que le pasara como a tantos otros libros (entre ellos algunos míos, como el de mi padre) que quedaran olvidados por el camino. Creo que es una historia que había que contar, una historia de amor y cariño que tiene valor en estos tiempos que nos ha tocado vivir.
¿Estás trabajando en algún cómic nuevo?
Llevo mucho tiempo dando la tabarra con el libro de mi padre de la Guerra Civil, dando vueltas en la cabeza, mareándolo. Es otra historia que creo que debería llegar a más gente de la que llegó y más en un momento no muy propicio para las historias de Guerra Civil. Así que cuando acabe la película y mi cabeza se quede en paz, intentaré otra manera de acercarme a la historia de mi padre, con más documentación, más historietas, no sé, ahí está, en mi cabeza. Por otro lado, estoy en un proyecto que me hace mucha ilusión, toda la decoración del ala de pediatría del hospital de Sant Pau, una megaobra en la que estoy volviendo a mi faceta de dibujante para locos bajitos.
Más información:
El blog de Gallardo.
María y yo en facebook.
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