lunes, 1 de octubre de 2012

AGUJERO CHUNGO


Sobre Prison Pit, de Johnny Ryan, he hablado varias veces en Mandorla. Con esta serie, Ryan se ponía, junto a C.F. y su espléndido Powr Mastrs y junto al tortuoso Brian Chippendale, al frente de esa corriente tan en boga ahora mismo en Estados Unidos que se me ha ocurrido llamar los primitivos cósmicos. Nunca he simpatizado demasiado con los cómics humorísticos de Ryan, pero con Prison Pit me entregué desde el primer momento. Es cierto que es también una colosal gamberrada, como la mayoría de su producción, pero lo quiera o no el autor, también ha llegado a ser mucho más. Como mínimo, una de las obras que definen un modelo de cómic sobre el que muchos jóvenes historietistas están practicando variantes ahora mismo.

Prison Pit tiene un planteamiento muy sencillo: un criminal es arrojado a un planeta prisión, donde se enfrenta en duelos personales brutales a una sucesión de los peores canallas de la galaxia. Cada criminal tiene su propio nombre, características y presentación, convenientemente planteados antes de cada combate singular, en el que de forma indefectible el hosco protagonista es derrotado primero y triunfa brutal y aplastantemente después. Debido a su ejecución formal, Prison Pit es como leer un manga protagonizado por un puñado de Airgam Boys que interpretaran una sucesión de combates rituales de lucha libre mexicana en un escenario de ciencia-ficción. Con la lógica de avance lineal de un videojuego de plataformas, Prison Pit nos arrastra a través de una ciénaga de sangre, lefa y heces (la defecación, la hemorragia y la eyaculación forman parte fundamental de la retórica de este cómic) en un movimiento  donde se manifiesta cierta obsesión por la transformación física y la deformación abyecta de lo orgánico. Otro fenómeno muy presente en el cómic contemporáneo y que creo que se relaciona íntimamente con la lógica del dibujo, que manda en esta tendencia por encima de la lógica de la escritura. El canto a la obscenidad, la escatología y la mutilación que es Prison Pit no resulta, en ningún caso, gratuito.

La noticia es que ahora Prison Pit está disponible en español. Bajo el título de Pudridero (Entrecomics Comics y Fulgencio Pimentel, 2012) han aparecido los dos primeros tomos reunidos en un solo volumen, en una edición que supera con creces a la original y que me hace especialmente feliz por la amistad que me une con los muchachos de Entrecomics Comics. La portada es espectacular y la somera traducción recoge maravillosamente el lenguaje chusco y desabrido de los personajes atrapados en este agujero chungo. Este primer volumen español coincide además con la aparición en Estados Unidos del tomo 4, que me ha gustado aún más que todos los anteriores. Podría decir que a estas alturas la progresión de los acontecimientos lleva a la serie a nuevas cotas de complejidad y grandes sorpresas para el lector, pero me limitaré a mencionar dos nombres: «Caligulon» y «Undigestible Scrotum».

Pudridero es una lectura deliciosa para canalizar todo tu odio interior. Al fin y al cabo, en la jaula todos son rudos. Y los rudos son los mejores.

En Mandorla:
PRISON PIT 1
PRISON PIT 2
PRISON PIT 3

PD: El título de este post no es mío. Su origen, en el interior de Pudridero 1.



8 comentarios:

Pepo Pérez dijo...

igual es el tebeo que más ganas tengo de leer ahora. No lo he seguido en inglés, pero sí tus entradas en Mandorla. PUDRIDERO, ven a mí...

(sí coincido en que los cómics "de humor" de Ryan no me interesan nada)

david rubín dijo...

Es un tebeazo!!

Octavio B. (señor punch) dijo...

me ha parecido increíble, y más allá de todo lo que dices (que suscribo), o de la brutalidad, que además no es solo superficial, se queda dentro del lector, como un cierto pathos que nos viene muy de perlas en estos tiempos maco-chungos (guiño a los editores), una cosa que me ha fascinado es su capacidad para sorprenderme. Perdón, lo he escrito mal, corrijo: para SORPRENDERME.
Es como repescar toda aquella capacidad para maravillarme que tuvo Marvel hace décadas y verterla en una probeta de mala bilis con regusto underground, trasfondo adulto (pese a ser una mera gamberrada) y un dibujo abrumaor (aunque parece, y en casos puede decirse que es, tosco).
PD
Pepo, si no te gusta, bailo la macarena delante tuya una hora y media seguidas

Santiago García dijo...

Creo que lo has expresado muy bien, Octavio. La capacidad de sorprender es una de las cosas que más me impresionó en el primer contacto. Y cuatro tomos después, te aseguro que me sigue sorprendiendo. Y no sólo por lo burro. De hecho, eso es ya lo que menos impresiona. Es algo más.

Octavio B. (señor punch) dijo...

para mí la "sorpresa" lo digo por si me entendiste en plan, "pero qué bestia" va más por otro lado: lo muerto resucita al voltear las hojas, la carne se renueva, se reconstruye, se convierte en máquina, se... ¡quién sabe qué nos trae Pudridero en la página siguiente...!
Es por ahí por donde quería explicarlo, claro. Bruto, pues también, mucho y muy loco, pero eso impresiona a la mocedad ;)

Santiago García dijo...

Es justamente lo que había entendido, Octavio.

Pepo Pérez dijo...

Un cómic genial. En el sentido estricto de la palabra.

Pepo Pérez dijo...

Y no se repite realmente aunque la estructura sea tan básica y repetitiva. Johnny Ryan sabe lo que hace.