jueves, 3 de diciembre de 2009

MICROENTREVISTA: MAX

El pasado 20 de noviembre asistí en el Círculo de Bellas Artes de Madrid al concierto de Pascal Comelade y la Bel Canto Orquestra acompañados por Max, que dibujaba mientras ellos tocaban. Los dibujos de Max -uno por canción- se proyectaban en una pantalla levantada sobre el fondo del escenario, causando un efecto de singular fascinación entre el público. A pesar de que la Bel Canto Orquestra es un grupo visualmente muy divertido -utilizan todo tipo de instrumentos, desde juguetes a tazas de té o globos-, era la magia de los trazos que aparecían misteriosamente sobre el telón blanco la que atrapaba la atención de todos los allí presentes. La experiencia me pareció tan afortunada que he decidido hacerle algunas preguntas a Max al respecto.

¿Cómo ha sido la experiencia de tocar con un grupo en directo?
Para mí fue intensísimo estar allá arriba con la oreja puesta en el aire y el resto del cuerpo en la mesa de dibujo. La música, incluso los temas lentos, va demasiado rápida para el dibujo, me pasé la hora y pico con la lengua fuera (y eso que había ensayado en casa con los discos). Pero lo repetiría sin dudar, al menos con Pascal y su banda. Y fue también hacer realidad, en parte, mi sueño adolescente de tocar con una banda, claro que con un Edding en vez de con una Fender. Los organizadores están montando un DVD con sólo el dibujo y la música, tengo mucha curiosidad por ver cómo funciona todo así, como una peli de animación.

¿Percibías al público? ¿Qué te transmitía? Para un dibujante, acostumbrado a una labor solitaria, tiene que ser desconcertante enfrentarse a exhibir su trabajo en vivo ante centenares de personas, casi como algo un poco impúdico, ¿no?
Percibía la presencia, pero no veía directamente al público. La mesa de dibujo, inclinada unos 40 grados por necesidades de la cámara (que estaba debajo), no me lo permitía. Mejor así, nada más empezar comprendí que debía abstraerme al máximo y estar sólo pendiente de la música si quería que la cosa funcionara. Ni siquiera miraba a los músicos y, sólo de cuando en cuando eché un par de miradas fugaces a la pantalla de proyección para hacerme una idea de lo que estaba viendo el público. O sea que practicamente no me moví en toda la sesión más que para echar un traguito del whisky que tenía junto a los rotuladores en una pausa inusualmente larga entre temas. Por ese aislamiento visual en que me situé no sentí en ningún momento que aquello fuera impúdico. Mi único pavor era que, por la velocidad obligada de ejecución, los dibujos pudieran salir rematadamente mal.

Una semana antes se celebró en Madrid otro concierto con música y dibujos en directo, a cargo de Kevin Johansen y Liniers. Una diferencia entre el método que utilizó Liniers y el que utilizaste tú fue que en su proyección se veían sus manos, mientras que en tu caso, en la pantalla sólo se veía aparecer el dibujo paso a paso, y tú eras invisible... menos cuando retirabas la hoja, en la que aparecías como un gigante ante la sala, el hombre detrás del telón, como en El Mago de Oz. Podría parecer que un modelo responde al interés por el proceso del dibujo en sí, y no sólo por el resultado final, mientras que el otro responde al intento de preservar la magia del dibujo como algo misterioso. ¿Te identificas con este segundo modelo? Y no me refiero sólo al concierto, sino a tu trabajo en general.
No me identifico con un modelo más que con el otro. A mí me interesa mucho también el proceso. Y yo soy un dibujante de procesos mucho más que uno espontáneo. Hubo un precedente absolutamente improvisado hace un año en la Fnac de Barcelona, también con Pascal, en que la cámara grababa por encima y comprobé que a la gente le encanta ver la mano que dibuja. Pero pensé que el componente mágico, la línea saliendo de la nada, iba a ser más espectacular. Es lo más parecido a un dibujo animado (la primera propuesta de Basurama, los organizadores, había sido preparar animaciones, pero no había tiempo material). Me había quedado hechizado de pequeño viéndo dibujos formándose de la nada en aquel programa de TV, Disneylandia. Y hay también una peli de Picasso dibujando hecha así. Creo que este modelo "animado" apela más al "niño interior" al igual que, en cierto modo, lo hace la música de Pascal.

En el cómic contemporáneo hay un buen número de dibujantes que hacen música. No hace falta remontarse a Crumb, tenemos también a Ware, Tim Hensley, David Heatley, CF, Ron Regé Jr., Sfar. Muchos de ellos tienen tendencia a trabajar mucho la forma y romper con los esquemas convencionales. ¿Crees que hay una "visión musical" detrás de ciertas historietas contemporáneas? Y me refiero a que se buscan más armonías formales y ritmos como esencia de la historieta que simplemente valores narrativos heredados de la literatura.
Pues sí, el papel del ritmo en la narración visual cada vez se me antoja más decisivo, incluso lamento no tener ninguna formación musical porque creo que me ayudaría mucho a componer las páginas (fíjate que "componer" es escribir música). Y no hablo sólo de la estructura narrativa, o el "tempo" (otro término musical) de una historieta: Las repeticiones visuales inherentes al cómic (el personaje, y sus colores, repitiéndose en varias viñetas a lo largo y ancho de una doble página, por ejemplo) crean una especie de ritmo visual repetitivo e hipnótico asimilable a las repeticiones de una determinado fraseo musical en una partitura o a las entradas y salidas de un instrumento determinado en el desarrollo de un tema musical.

¿Habitualmente escuchas música mientras dibujas?
Siempre mientras dibujo, aunque hay momentos en que estás tan abstraído en lo que haces que dejas de ser consciente de ella. La oyes, pero no la escuchas (¿o es al revés?). Para escribir ya me distrae demasiado, me supone mayor esfuerzo que dibujar y me exige más concentración. Escucho sobre todo rock en toda su diversidad de variantes históricas y actuales, de folkies a ruidosas.

¿Vas a sacar un "álbum en directo" con lo dibujado en el concierto?
No voy a negar que he fantaseado con la posibilidad de un paquetito DVD+sketchbook, pero antes habría que ver si el vídeo es suficientemente bueno e interesante. Mi departamento cerebral de control de calidad es bastante duro. Y Pascal, claro, tendría que estar de acuerdo, y habría que ver con qué calidad se grabó la música, y quizá resolver temas de copyright, etc., así que de momento mejor que nadie más sueñe con ello porque no hay nada realmente previsto. Yo casi preferiría seguir con las actuaciones en directo.
Si queréis leer una crónica del concierto en forma de cómic, lo podéis hacer en el tumblr de Mireia Pérez.
Manuel Bartual ha subido una canción a Youtube. Transmite bastante la perspectiva que tuve yo, porque estaba a mi lado mientras la grababa.

1 comentario:

el tio berni dijo...

"Pero pensé que el componente mágico, la línea saliendo de la nada, iba a ser más espectacular."

Pues acertó, por lo menos en lo que a mí respecta. Esa aparición fantasmal e inesperada del dibujo, sin la mano apuntando el siguiente trazo, fue lo más fascinante de todo el asunto, más que los propios dibujos acabados.