sábado, 19 de diciembre de 2009

EL VIAJE DE FELIPOLLAS

Hace poco, al hablar de Leandro Alzate, decía que estaba fuera del cómic español. Ese espacio de fuera es un espacio que casi no ha existido hasta ahora, pero que lentamente empieza a poblarse por personalidades muy dispares, desde Sebas Martín hasta Juanjo Sáez, pasando por Francesc Ruiz. Y desde ese espacio de fuera dibuja Felipe Almendros, que el año pasado se autoeditó Save Our Souls, un libro que ahora ha sido rescatado por Apa-Apa.
Save Our Souls cuenta el viaje del autor a México acompañado de su madre, con la excusa de estar presente durante el nacimiento del primer hijo de su hermana. La estancia se prolongó durante meses, y Almendros -rebautizado desde su desembarco como Felipollas, lo que le define así como el anticonquistador- se deja llevar por relaciones surgidas casi por casualidad con algunos de los "pintorescos nativos". Felipollas se autorretrata como una personalidad enfermiza y apocada, sin duda víctima del síndrome de la pasividad alternativa (interrumpida por fugaces momentos de euforia provocada por el Barça y por la videopornografía), que se distancia del mundo y las personas que le rodean. En el viaje real que motiva esta memoria dibujada, es una cámara la que sirve como herramienta para establecer esa distancia. En el cómic que leemos, es la presencia constante de la persona a quien se está narrando la historia -un amigo con el que se comunica mediante un aséptico chat, pero también una figura constantemente superpuesta a cada escena mexicana- la que sirve para señalar esa perspectiva alejada. Felipollas parece dispuesto a sumirse en cualquier foso de la miseria y la mugre humanas, como todo buen autobiógrafo, siempre que no se manche las manos.
Hay que decir que a lo largo de las muchas y muy densas páginas de Save Our Souls no pasa nada especialmente interesante, y sin embargo el libro es interesantísimo. Felipe Almendros sabe contar las cosas y sabe dibujarlas muy bien: cada elemento está en su sitio, y los personajes se reconocen a la primera. Me ha parecido curioso observar que las páginas de Save Our Souls tienen algo en común con las de Sócrates el semi-perro y las de El Vecino 3: en todos los casos hay el mismo número de viñetas por página, y todas las viñetas son del mismo tamaño. Añado que, de los tres casos citados, el de Save Our Souls es el más arriesgado, porque en ocasiones cada viñeta no se corresponde a una imagen, sino a varias (véase como ejemplo la que ilustra este post), pero a mí lo que me hace pensar es, sobre todo, que lo que algunos consideran la narración "natural", es decir, la que sigue las convenciones cinematográficas de Hollywood, estorba, y mucho, cuando uno quiere salirse un poco del rollo de toda la vida. Todo lo cual me lleva a decir que Save Our Souls es anticinematográfico y antiliterario, Save Our Souls es puro tebeo. Uno de los grandes tebeos españoles del año que no ha dado el mundo del tebeo español.

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