sábado, 19 de diciembre de 2009
FUNNY ANIMAL
Al final, Sócrates el semi-perro se va a convertir en mi serie favorita de Sfar y Blain. Sobre todo de Blain. El primer volumen me pareció un rollo patatero, pero el segundo me impresionó mucho, y el tercero, Edipo en Corinto (Sinsentido, 2009), que acaba de publicarse, me ha parecido extraordinariamente divertido. Creo que la desenvoltura con la que hace las cosas Sfar provoca que Blain -ese tío tan serio que en Gus se ha empeñado en demostrarnos que él también es divertido, por las buenas o por las malas- se relaje y se convierta en la máquina de dibujar perfecta. Sfar, todo hay que decirlo, es hasta demasiado relajado, y por eso este volumen acaba tan abruptamente, cortado de cualquier manera a mitad de escena y sin que el argumento se haya llegado a desarrollar de verdad. Pero bueno, al fin y al cabo, ya sabíamos de antemano que Sócrates el semi-perro no nos llevaba a ningún lado, simplemente nos llevaba, y como de lo que se trata es de disfrutar del paseo, eso es lo que hay que hacer. La comedia anacrónica y seudofilosófica se desata bajo una portada inspirada en la del Electric Ladyland de Jimi Hendrix, y que nos recuerda que Blain vive desde hace algún tiempo en la fantasía de haberse trasladado a 1968 y que allí, metamorfoseado en Guy Peellaert, dibuja interminablemente tebeos eróticos de una frivolidad cartelística. Sfar se toma todo esto con naturalidad, desactiva las ínfulas de su compañero artístico y lo somete a la implacable disciplina del buen humor. Edipo en Corinto se hace corto. Eso es bueno. Un buen tebeo siempre tendría que parecernos insuficiente cuando hemos terminado de leerlo.
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