jueves, 10 de diciembre de 2009

MICROENTREVISTA: ANTONIO ALTARRIBA

Hace unas semanas escribí en este blog sobre El arte de volar (De Ponent, 2009), de Antonio Altarriba y Kim. La importancia de este tebeo no hace más que acrecentarse con el paso de los meses. No estamos ante uno de los cómics del año, estamos ante uno de los cómics que pueden marcar la historia de las viñetas en este país. Como guionista, me resulta especialmente interesante que semejante trabajo haya surgido de la colaboración entre un guionista y un dibujante. Me he dirigido directamente a Antonio Altarriba, el guionista, para plantearle algunas de las cuestiones que me suscitaba El arte de volar.

¿Qué tipo de documentación utilizaste? ¿Tu padre dejó algún testimonio escrito, como el de Gallardo en Un largo silencio, o grabaste conversaciones con él, como Spiegelman, o reconstruiste su vida a través de otros documentos y testimonios?

El principal documento fueron las largas y muy tristes conversaciones con mi padre durante los quince años que estuvo con depresión. Cada vez vivía más anclado en el pasado y, curiosamente, eran los tiempos difíciles de la guerra y del exilio los que recordaba con mayor insistencia. Le pedí que escribiera sobre ello más por si le podía servir como terapia que por descubrir algo nuevo. De todas formas las 250 cuartillas que dejó me sirvieron porque contenían fechas, nombres y otros valiosos datos. Sin olvidar, por supuesto, que hay un importante porcentaje de ficción. El hecho de asumir la voz de mi padre y contar su historia en primera persona me legitima para ello. Él pone la intriga básica y yo el tono, las reflexiones, los nexos argumentales y algunos resortes dramáticos.

En El arte de volar hay un tránsito personal pero también universal, de la adolescencia a la madurez. De aferrarnos a ideales y grandes proyectos a aferrarnos a las personas y la supervivencia cotidiana. Tal vez incluso a una tercera etapa en la vejez en la que empezamos a dejar de aferrarnos. ¿Es ése el espinazo emocional del libro? ¿Es algo deliberado por tu parte cuando te planteas cómo organizar la historia?

Creo, efectivamente, que la vida sigue ese esquema. Si no eres muy tonto, a lo largo de la existencia acabas aprendiendo. Y aprender consiste, básicamente, en decepcionarse. Para la generación de mi padre y debido a las circunstancias históricas, este proceso tiene una dimensión más épica o más trágica. Pero a todos nos ocurre algo parecido. Pasamos del ideal a la melancolía.

¿Qué tipo de guión le pasaste a Kim y cuál fue su aportación desde el punto de vista de la historia? ¿El guión está escrito específicamente para él o lo podría haber realizado otro dibujante?

El guión está escrito de forma muy detallada. Contiene muchas precisiones tanto en los episodios realistas como en las escenas más oníricas. Intenté escribirlo con un estilo literario y ameno. Tenía que seducir a mi único lector en un proyecto largo y muy personal. Así que lo primero que puso Kim fue su generosidad al dedicar 4 años a una empresa que no sabíamos cómo iba a salir. También puso un estilo, realista pero sin dejar de ser caricatural, limpio pero detallista, que conviene perfectamente a la historia y la hace más legible. Cuidó la ambientación de época haciéndola creíble. El proyecto era tan difícil que, sin él, sólo sería un fajo de folios escritos. Desde luego ya no puedo ni imaginar la historia realizada por otro dibujante.

¿Qué modelos (formales o espirituales) te inspiraron para abordar esta memoria familiar? ¿Proceden del cómic o de otros medios?

En este caso pudo más la necesidad de expresarme que la imitación de un modelo. No suelo trabajar así. Normalmente planifico con detalle lo que escribo y me acojo a géneros y utilizo recursos más o menos estudiados. Atravesaba un momento de mucho dolor y mucha indiganción y me lancé a escribir sin tener muy claro el camino a seguir. Sólo una vez publicado el libro y al verlo reflejado en algunas críticas, me di cuenta de que guardaba cierta relación con Maus o con la carta al padre de Kafka. No quiero decir que no haya existido planificación, pero quizá cuando ésta opera de manera inconsciente resulta más eficaz.

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