lunes, 1 de agosto de 2011

¡SUPERVILLANOS!: BATMAN


El otro día situaba a Ozymandias de Watchmen (1986, Alan Moore y Dave Gibbons) como origen de la moderna ecuación del villano como héroe (o del héroe como villano) que tan perfectamente representa el Némesis de Mark Millar y Steve McNiven. Y al concentrarme en Ozymandias, no vi a su lado otro ejemplo del mismo caso aún más pertinente. Aún más pertinente porque Némesis se describe con la expresión «Batman como villano» y, al fin y al cabo, de lo que estoy hablando es de que Batman es, realmente, un villano.

Me refiero, claro, al Batman de The Dark Knight Returns, coetáneo del Ozymandias de Watchmen.

Ya he comentado anteriormente que los protagonistas de las historias de superhéroes son realmente los supervillanos. Son ellos quienes ponen en marcha la acción, los héroes responden a sus actos. Sin supervillanos, los superhéroes no tendrían nada que hacer. Son los supervillanos los que dan razón a su existencia.

En Batman: The Dark Knight Returns (1986), de Frank Miller, Klaus Janson y Lynn Varley, el universo de los superhéroes y los supervillanos está pacificado hasta que Batman decide actuar. Batman está retirado, y con él el Joker, Dos Caras y todos sus demás archienemigos. Pero Batman decide volver y así pone en marcha la acción y, de paso, es él quien provoca el regreso de los supervillanos que, en este caso, actuarían de hecho como héroes, reaccionando a la presencia del elemento desestabilizador de la armonía inicial de la historia.

Batman vuelve y se enfrenta a la sociedad y al estado. ¿Por qué vuelve? ¿Hay algún acto motivador de su regreso? ¿O vuelve simplemente porque se le necesita? Sólo una mentalidad mesiánica de rasgos megalomaníacos (propios de un supervillano tipo Doctor Muerte o Magneto) pensaría que la sociedad no es capaz de resolver sus propios problemas sin la intervención especial de un hombre elegido que rechaza someterse al consenso general. La situación de «caos» que vive Gotham City no es más que una racionalización de Batman, que en realidad no vuelve para solucionar los problemas de los demás: vuelve para solucionar los suyos propios, como deja muy claro en el monólogo inicial de la obra.

En la primera página de The Dark Knight Returns encontramos a Bruce Wayne implicado en un accidente en una competición de automovilismo. Wayne, que se revela de forma más evidente que nunca como un cascarón vacío, el disfraz de Batman, no encuentra sentido a continuar su existencia si no puede seguir siendo Batman, si no puede seguir dando rienda suelta a su obsesión y disfrutando de las emociones extremas que ésta le proporciona. Al final de ese monólogo inaugural, dice «ésta sería una buena muerte... pero no lo suficiente».

A partir de ahí, decide dejar de reprimirse y entregarse a la satisfacción de sus propias pasiones oscuras, siguiendo estrictamente la misma motivación que ha seguido su archienemigo el Joker durante toda su carrera. Como consecuencia de su decisión, Batman se enfrenta a las fuerzas del orden y a antiguos villanos que vuelven inspirados por él. Por último, en la gran batalla final, se enfrenta al gran superhéroe institucional, Superman. ¿Y quién se enfrenta siempre a Superman en la gran batalla al final del tebeo? El supervillano, por supuesto. ¿Y quién gana siempre en esa gran batalla final? El héroe, por supuesto. Superman.

El que pierde es el villano, Batman.

En The Dark Knight Returns el supervillano muere en la gran batalla final, como es preceptivo, pero, como también es preceptivo, su muerte resulta falsa. Es una treta que le permitirá volver con más fuerza en el futuro, acompañado esta vez de su correspondiente banda de matones (vestidos temáticamente a imitación de su jefe, en la tradición de la serie de TV de Batman de 1966). Como todo buen villano que se precie, Batman y sus esbirros prometen nuevos y más terribles planes para el futuro.

Batman ha completado así su proceso de conversión en supervillano, que le libera de todos los traumas que le suponía la represión de sus instintos. Es por eso que el monólogo final es el eco eufórico del inaugural: «Ésta será una buena vida... lo bastante buena». La villanía da la felicidad. Ahora se entiende por qué los supervillanos siempre se están riendo.

No quiero decir con esto que para Miller Batman no sea el héroe de la historia. Lo es moralmente, está claro, pero las historias de ficción son construcciones formales donde cada pieza desempeña un valor funcional, y, funcionalmente, Batman es el villano de The Dark Knight Returns. Incluso el título lo reconoce: El Caballero Oscuro. El sobrenombre Dark Knight no se había utilizado nunca para identificar a Batman en una portada. Aunque en los 70 se podía encontrar en los cómics de Batman, normalmente era con la construcción «Darknight Detective» que, por un lado, convertía la expresión «Dark Knight» en un juego de palabras infantil, y por otra, matizaba su gravedad al asociarla a la función esencialmente detectivesca (y por tanto, policial y fuertemente empírica) de Batman. Con Miller, «Dark Knight» adquiere un significado nuevo, más profundo, moral y terrible.

El Batman de Dark Knight resulta, entonces, mucho más cercano de lo que creíamos al Ozymandias de Watchmen. Y hay un elemento clave que fundamenta esa relación: ambos son tebeos sin continuidad. Superhéroes fuera de la continuidad. Y la continuidad es uno de los elementos fundamentales para configurar a los superhéroes tal y como los conocemos.

En su libro Super Heroes: A Modern Mythology (University Press of Mississippi, 1992), Richard Reynolds describe la continuidad de los universos superheroicos y concluye que, en realidad, se trata de un entramado en el que conviven tres tipos de continuidad distintos:

1) La continuidad serial. Que, según Reynolds, «es el mismo tipo de continuidad que se mantiene (o no, según los casos) en los culebrones televisivos. La historia anterior de una serie, que incluye todos los episodios previamente emitidos, con su contenido explícito o implícito, y que tiene que ser consistente con la historia actual a medida que se desarrolla».
2) La continuidad jerárquica. «Ésta depende para ser apreciada de una lectura intertextual de varios cómics de superhéroes; y en última instancia de toda la línea de Marvel o DC. En su aplicación más simple, la continuidad jerárquica implica que si el superhéroe A derrota al supervillano B en un cómic y el superhéroe C es derrotado por el supervillano B en otro cómic, entonces (suponiendo que no haya habido otros cambios en la continuidad, tales como que uno de los personajes haya ganado o perdido poderes) el superhéroe A es más fuerte que el superhéroe C y debería ser capaz de derrotarle en combate cuerpo a cuerpo» (Reynolds). Esto yo lo llamaría la ley de «¿Quién es más fuerte, la Cosa o la Masa?», pregunta que, debajo de su aparente sencillez de tópico infantil, encierra toda la clave para entender el funcionamiento de los universos superheroicos.
3) La continuidad estructural. Reynolds: «La continuidad serial, que es diacrónica (se desarrolla a lo largo del tiempo), y la continuidad jerárquica, que es sincrónica (el estado de los asuntos en un momento dado), se combinan para producir la continuidad estructural, que es, en resumen, el contenido completo de los universos DC o Marvel. Sin embargo, la continuidad estructural incluye algo más que la suma total de todas las historias y las interacciones canónicas entre superhéroes, villanos y personajes secundarios. La continuidad estructural también incluye aquellos elementos del mundo real que se contienen dentro del universo ficticio de los superhéroes, y (para los más entregados) acciones que no están recogidas en ningún texto específico, pero que quedan inevitablemente implicadas por la continuidad». En realidad, podríamos decir que ésta es la continuidad operativa que tiene en mente cualquier fan serio de los superhéroes.

Es decir, cuando accedemos a los superhéroes, cuando decidimos «comprar superhéroes», básicamente lo que hacemos es adquirir un sistema mitológico conformado por la continuidad. Lo importante es entender ese sistema, y no «leer buenas historias». Las «buenas historias» lo que hacen es señalar episodios memorables dentro del sistema, pero lo esencial es el seguimiento y mantenimiento de la continuidad. Es la continuidad la que justifica a los superhéroes. Cualquier intento de hacer superhéroes que intente ser canónico se verá obligado a desarrollar la continuidad para crear ese sistema que los justifica. El Universo Marvel desarrolló la continuidad de forma orgánica desde sus orígenes, mientras que en DC llevan cincuenta años intentando recrearla retroactivamente, fusionando diferentes relatos aislados de sus muy diversos y antiguos superhéroes que encajen en un sistema coherente. Pero cuando en los años 90 Image intentó presentarse como un tercer universo superheroico de nuevo cuño, no tardó en descubrir que no bastaba con los superhéroes y los dibujantes estrella, y pronto intentó desarrollar una continuidad artificial, prefabricada, de la que se encargó en buena medida Alan Moore con series como 1963 y Supreme, que utilizaban como modelo la referencia nostálgica a las continuidades de Marvel y DC, respectivamente

Despojados de la continuidad, los superhéroes quedan convertidos en otra cosa, en personajes extravagantes en un mundo «real», y los superhéroes en un mundo real solo pueden ser villanos. La mejor explicación de todo esto -y, por tanto, de cómo funcionan esencialmente los superhéroes- la da sin duda Daniel Clowes en The Death Ray (2004).

Ésta es la lección que aplica Mark Millar a partir de Ultimates. Por supuesto, Millar también comprende que, como personajes extravagantes, los superhéroes en el «mundo real» también pueden ser famosos, fenómenos mediáticos. Pero, originalmente los Ultimates eran superhéroes despojados de continuidad, y superhéroes activos -es decir, villanos- que no esperaban pasivamente a responder a las amenazas de los supervillanos. Podríamos decir que en la apoteosis de su historia original, el enfrentamiento con Hulk en Manhattan, son ellos mismos los proveedores de las amenazas que desarticulan. Es el nuevo panorama superheroico tras el 11-S, la nueva contextualización de una figura que se renueva adquiriendo funciones que hasta ahora solo se encontraban en la sombra. El superhéroe se convierte en villano. El superhéroe se hace moderno.

19 comentarios:

Óscar Palmer dijo...

¡Muy bien hilado, Santiago! Y lo de que la villanía es una liberación que da la felicidad y que por eso los malos siempre ríen, me parece un comentario no sólo divertido sino, te lo digo en serio, brillante. ¡Ya lo cantaba Eartha Kitt en los cincuenta! I wanna be evil... Pues claro.

Pepo Pérez dijo...

En el capítulo tercero de The Dark Knight Returns, Superman recordaba lo que pasó cuando un comité oficial llamó a declarar a los viejos héroes para ver qué hacía con ellos. Después de eso "Hal se fue a las estrellas", "Diana volvió con su gente", hubo "cierto problema" con Oliver Queen, etc..

Ante el comité, recordaba Superman, Batman fue el único que se rió, con «esa macabra risa tuya… “Por supuesto que somos criminales”, dijiste. “Siempre hemos sido criminales. Tenemos que ser criminales”».

TEBEOBIEN dijo...

todo muy bien, sí. por eso spiderman siempre me pareció el más orgánico de los supers. siempre cuestionado, perseguido por la poli, etc.

Pepo Pérez dijo...

Es que Spiderman es una de las principales influencias de Miller.

Pepo Pérez dijo...

La diferencia entre este Batman y Spiderman la señala Santiago al final, que es LA CLAVE para entender los superhéroes'86. La REALIDAD.

Tanto en DKR como en Watchmen hay un intento de llevar la realidad de la época al mundo de los superhéroes. Evidentemente, con estilos diferentes. En Watchmen se lleva la realidad de manera más "literal", mientras que en DKR se introducen ciertos aspectos de la realidad, exagerados para el drama (la violencia callejera que había en el Nueva York de los primeros ochenta, la política internacional agresiva de Reagan, sus gestos teatrales como político) dentro de un mundo larger than life, mítico, el de Batman. O, si se quiere, el de Harry el Sucio, una de las inspiraciones para este Batman.

Y al introducir la realidad en el mundo de los superhéroes, aunque sea a la manera mítica de Miller (Moore y Gibbons la introdujeron de manera mucho más literal y política, repito), los superhéroes se convierten en otra cosa, como dice Santiago.
Ocupan otros papeles diferentes al que desempeñan en el mundo de orden perfecto de las viñetas de los comic books clásicos. Y, desde luego en el caso de este Batman, pasa a ocupar el papel de "villano" (el papel activo, el que se enfrenta al orden de las cosas y dispara la reacción del sistema para detenerle), un papel que le llevará a enfrentarse como tal "villano" al "superhéroe tradicional". Superman, que desde los primeros 40 (aunque no antes, ojo, antes de eso había sido otra cosa) se convirtió en un defensor del orden establecido. En un "ayudante de la policía", como le gusta decir a Miller.

Y por eso Superman es aquí el superpolicía del establishment, el superagente del gobierno (lo que ha sido desde 1940 aprox. hasta ahora). El superagente que Reagan (la caricatura de) envía para acabar con el "villano", el que está poniendo en peligro el orden establecido, el statu quo. Batman.

Porque en la REALIDAD, el orden establecido no es un orden perfecto e ideal, como sucede en los tebeos clásicos de superhéroes. Es un orden corrupto.

TEBEOBIEN dijo...

de todas maneras... el supervillano no nace hasta que no nace el superhéroe. quiero decir, que (en los tebeos clásicos, claro), primero, superman; luego, luthor, etc.

Pepo Pérez dijo...

Sí, y además aparece algo después, no inmediatamente.

Sobre eso hay tela que cortar también. Porque, recordemos, al principio Superman no combatía a ningún supervillano. Actuaba en la "realidad" de su época. Y, como sabe todo el mundo que ha leído Action Comics 1 (1938), ya en su primera historieta Superman se enfrentaba a un senador corrupto y al tío que hacía de lobby para hacer negocio. También se enfrentaba a un maltratador de mujeres, a caseros abusones, etc. Luego, pues no.

El supervillano, cuando aparece, viene a cumplir un papel estratégico en la narración para darle al superhéroe excusas míticas para desplegar su acción sin tener que enfrentarse a, pues eso, la realidad. A senadores corruptos y empresarios que les sobornan para hacer negocios a lo grande...

Pepo Pérez dijo...

Por cierto, la diferencia entre Spiderman en el mundo Marvel y Spiderman en el mundo real la explica muy bien alguien que también ha citado Santiago en el post.

Daniel Clowes, en The Death-Ray.

TEBEOBIEN dijo...

death ray, sí
fijaos, también, qué ha pasado con los superhéroes de verdad que operan en el mundo real. me refiero a esos vigilantes disfrazados que patrullan por las calles, como este tío http://meetthadealer.com/wp-content/uploads/2011/01/super.jpg
pasto de tele, simulacro. desactivado inmediatamente. sin sitio.

Pepo Pérez dijo...

ja, ja, ése que enlazas sí que tiene pinta de supervillano a tope...

Santiago García dijo...

Tebeobien, no sé qué decirte respecto a lo de los superhéroes reales. Sí, en principio nos parecen patéticos, pero... ¿recuerdas "Watchmen"? En la primera generación de superhéroes no había ninguno con poderes. Hasta pasados 20 años no aparece el Doctor Manhattan, que sigue siendo el único realmente superpoderoso. ¿Quién sabe si estos no son los inicios de nuestra Golden Age? La Golden Age de los superhéroes de Tierra 1.

TEBEOBIEN dijo...

a mí es un tema que me interesa muchísimo. gente que construye su realidad. o sea, ese tío se ha fabricado su traje, tiene su código, es un superhéroe. pero insisto, la sociedad lo desactiva. no le interesa. lo quiere dejar al margen, pero! ahí están.
es acojonante.

gervilches dijo...

No se me ocurre mucho que añadir, simplemente que gracias, que me ha parecido tremendamente interesante tu texto, Santiago.


Bueno, al hilo de los comentarios, un par de cosas. Una, que estoy de acuerdo con Pepo en que el supervillano sirve para alejar al héroe de los problemas del mundo real, y de hecho muchas veces se cuestiona el derecho que tiene el superhéroe a meterse en esos problemas reales, él está para las grandes amenazas, las falsas. Otra cosa, respecto a que primero está el villano y luego el héroe: en Fantastic four, los protas son unas rarezas, los poderes no los hacen héroes. Los hace héroes la primera amenaza gigantesca a la que se enfrentan. Los Vengadores fueron reunidos por las maquinaciones de Loki, los X-Men se limitaban a ser estudiantes hasta que apareció Magneto, etc. así que algo de eso hay, creo.

Y por último, que a mí como a tebeobien también me fascina el fenómeno de los superhéroes reales y creo que serían materia para una gran historia.

Un saludo a todos.

Jeune Albert dijo...

Un aspecto muy interesante que decís todos es que cuanto más “realidad” se introduce en los SH más “villanos” se vuelven los héroes. Y creo que el ejemplo de DK2 una vez más también es clave. En DK2, Miller va un paso más allá, Batman más que un supervillano es un “superterrorista”, lucha contra el poder establecido, el orden, la sociedad misma en suma, tiene sus propios fieles adoctrinados en sus ideas, vive en las sombras, la gente normal no sabe que pensar de sus actuaciones, etc. algo que por otra parte siempre ha estado en Batman, pero no de esta forma. Mientras está haciendo DK2, ocurre lo del atentado de las torres gemelas y tiene que decidir si seguir en esa vía o no por las evidentes similitudes con la realidad y lo que implicaba para la gente normal. Sobre todo por la viñeta de Batman con los pies en la mesa y diciendo “Striking terror. Best part of the job” Al final conservó las planchas originales y no solo eso volvió a meter ese tipo de diálogo en el All Star-Batman o sea que lo considera un aspecto clave de la caracterización moderna del personaje. En este sentido podría ser la evolución en el mainstream de un personaje como V, claramente identificado como héroe/terrorista. Al final como casi siempre llegamos al dúo Moore/Miller.

Pepo Pérez dijo...

"Un aspecto muy interesante que decís todos es que cuanto más “realidad” se introduce en los SH más “villanos” se vuelven los héroes".

Exacto, Jeune Albert, ésa es la tesis principal del post. Y Batman DK2 es un superterrorista, es exactamente eso. Lo ha confirmado Miller en las entrevistas. Y lo es porque de repente ataca a los poderes establecidos. Porque es en ellos donde percibe el mayor mal, el mal superior. La realidad se filtra en un tebeo de SH.

(Batman en DK2: «¡Lo echamos a perder, Barry! ¡Pasamos todas nuestras carreras mirando en la dirección equivocada! ¡Yo cazaba atracadores y ladrones mientras los auténticos monstruos se hacían con el poder sin ninguna oposición!»)

Pepo Pérez dijo...

Dejando ahora a un lado los códigos internos de los tebeos de superhéroes, con permiso de Santiago voy a llevarme ahora la tesis al mundo real.

Concretamente, al caso Disney (Marvel) Vs. herederos Kirby.

Vamos a imaginar ahora a un superhéroe que interviniese en ese caso. Siempre podemos imaginar un caso Marvel Vs. Kirby dibujado por Bryan Hitch.

¿A favor de quién creéis vosotros que actuaría ese superhéroe? ¿A favor de Disney (Marvel), o a favor de Kirby -si viviera- y de sus herederos?

Y mientras os pensáis la respuesta, os lanzo otra pregunta.

Vamos a suponer que, efectivamente, un superhéroe actuara en ese caso real, Disney Vs. herederos de Kirby, tal como se le presupone en función de su autoridad moral en cuanto héroe que defiende la verdad, la justicia, etc.

Como sugirió Alan Moore la semana pasada, podemos suponer perfectamente que el superhéroe defendería al débil, y haría lo que todos sabemos que es justo. Aplicando sus métodos habituales de superhéroes, o sea, el poder y la fuerza bruta.

O sea, derrotaría a Disney (Marvel), si es necesario por la fuerza, y ayudaría a los Kirby para hacer justicia con quien nunca se hizo justicia.

Pregunta: ¿cómo sería visto ese superhéroe que hemos sacado de los tebeos y nos hemos traído a la REALIDAD por parte del fandom de los tebeos de superhéroes?

A juzgar por las reacciones del fandom en los foros de estos días, que ven a Marvel (Disney) como la buena de esta película (el establishment, la gran corporación con la ley de su parte), yo diría que verían a ese superhéroe que "ha actuado en la realidad" contra Marvel como, exactamente, un supervillano.

Santiago García dijo...

Dice Tebeobien: "de todas maneras... el supervillano no nace hasta que no nace el superhéroe. quiero decir, que (en los tebeos clásicos, claro), primero, superman; luego, luthor, etc." Y bueno, aparte de lo que tan bien ha explicado Gerardo sobre los Cuatro Fantásticos y demás, me gustaría añadir que el primer Superman, el de Jerry Siegel y Joe Shuster, responde en gran medida a las características de un supervillano (digamos que al menos se comporta como Pepo sugiere que se comportaría un superhéroe en el caso Marvel vs. Kirby). Fue brevemente, solo mientras Superman fue una verdadera creación de Siegel y Shuster, antes de que DC tomara el control estricto y lo castrara. Pero no olvidemos que el germen de la primera idea de Superman de Siegel y Shuster es un relato ilustrado en el que el superhombre es directamente un supervillano.

Por otra parte, todas las revisiones que se han ido haciendo de los orígenes de los superhéroes han tendido a fusionar el origen del héroe y el villano, haciendo que muchas veces el primero sea creación del segundo. Si no recuerdo mal, en la serie animada de Superman del equipo de Bruce Timm, Brainiac está implicado en la destrucción de Krypton. En Ultimate Spiderman, el origen de Spidey (y de Octopus) está ligado a Norman Osborn. En el Batman de Tim Burton, el héroe es "creado" por el Joker, y en Batman Begins, por Ra's al Ghul... Es decir, a medida que se consolida el mito del superhéroe, cada vez más se tiende a crear a este en respuesta a la acción de un villano.

Pepo Pérez dijo...

"Pero no olvidemos que el germen de la primera idea de Superman de Siegel y Shuster es un relato ilustrado en el que el superhombre es directamente un supervillano"

ja, ja, es verdad, se me había olvidado ahora. The Reign of the Superman, 1933:

http://superman.nu/seventy/reign/

Tienes toda la razón...

Pepo Pérez dijo...

(Por si alguien no conoce ese relato ilustrado

http://superman.nu/seventy/reign/

Herbet S. Fine era seudónimo de Jerry Siegel, las ilustraciones eran de Joe Shuster)