Forming (Nobrow, 2011), de Jesse Moynihan, tiene todas las características formales del sello que lo alberga: es un libro exquisitamente editado, de tamaño álbum, en tapa dura, con lomo de tela y papel y colores extraordinarios. Como objeto, cumple todos los requerimientos de Nobrow, y en cierta medida los excede con su tamaño superior. Pero lo más importante de Forming está, en este caso sí, en su contenido, en sus páginas desbordantes de fuerza y de imaginación, que exceden los límites del nicho de los «tebeos elegantes» para invadir estruendosamente el territorio de los «grandes tebeos contemporáneos».
Forming se anuncia como una trilogía, así que ya veremos cómo se desarrolla en sus dos siguientes volúmenes. El primero es, de momento, apabullante. Basándose en un diseño de página regular, Moynihan empieza desde la primera viñeta a bombardearnos con una arrolladora sucesión de personajes, conceptos y paisajes a cada cual más sorprendente. La historia -que utiliza elipsis de miles y hasta de millones de años con la mayor naturalidad- es una especie de amalgama gamberra de diferentes versiones del origen del mundo, donde se mezcla lo cristiano con lo helénico, lo asiático y la ciencia-ficción extraterrestre. Por momentos parece que estamos en una secuela de Star Wars y a continuación parece que nos hemos desplazado al Génesis. Nunca sabemos dónde estamos exactamente, pero la narración arrolladora de Moynihan no nos deja tiempo para pensarlo. Con un talento gráfico descomunal, que se expresa en bruto, sin sutilezas, Moynihan acaba por conquistar por la pura fuerza de sus páginas, un poco como el Jack Kirby del Cuarto Mundo, pero con una mirada decididamente moderna, capaz de mezclar lo chocante, lo escatológico o lo intimista con lo cósmico y lo trascendental sin solución de continuidad. En Forming todo se atropella y el libro parece dibujado con la urgencia con la que un niño dibujaba sus fantasías imitando los tebeos de fantasía y superhéroes. Uno siente que el artista tiene una necesidad física de liberarse de ese torrente de historias y personajes entrelazados, expulsarlos sobre el papel lo más violentamente posible para quedarse limpio.
En su vocación de construcción de un mundo complejo y absolutamente hermético, Moynihan recuerda a los artistas marginales. Dentro del cómic, resulta difícil encontrarle parentescos adecuados. He mencionado al Kirby de New Gods, que parece una referencia evidente, pero eso también nos remite a uno de sus más peculiares avatares contemporáneos, el CF de Powr Mastrs. Moynihan es más concreto y menos enigmático que CF, pero sí comparte con él esa creatividad desbordada y esa imaginación cósmica con un sentido moderno. Manuel Bartual me dijo que Forming le recordaba a Fletcher Hanks. Algo hay también en sus viñetas de esa grosera y violenta estilización, aunque es evidente que Moynihan trabaja desde una esfera artística completamente distinta a la de Hanks. Quizás el cómic al que más me haya recordado ha sido The Goddes of War, de Lauren R. Weinstein, en cuya reseña veo ahora que ya mencionaba a Hanks. Sin duda, hay una sintonía extraña entre todos estos tebeos que, en realidad, son tan profundamente distintos e idiosincráticos.
Nada de todo lo dicho debería considerarse una medida adecuada para el Forming de Jesse Moynihan, una obra cuyo verdadero alcance todavía está por ver. Esto es solo el primer capítulo, el primer paso de lo que se anuncia como un gran ciclo de la creación y del origen del mundo. Y quién sabe si de un cómic nuevo, también.
4 comentarios:
Tengo tantas ganas de leerlo que... que.... no se!
esto que pasa, este rollo de búsqueda del canon del no-canon... es que claro, la historia del tebeo ha sido tan uniforme toda la vida que cuando se ha cogido la carretera secundaria intentamos trazar el mapa de los 'raros', no?
Puedes empezar leyéndolo en la web de Moynihan, donde ha ido publicándolo todo, desde la primera página. Aunque la experiencia de leerlo ahí o en la ENORME edición de Nobrow no es la misma, no.
También resulta curioso comparar cómo ha ido publicándolo originalmente su web y cómo lo ha remontado después para la edición de Nobrow. Se nota que ya tenía pensado cómo trasladarlo a papel desde que dibujó las primeras viñetas, pero funciona muy bien en ambos soportes.
Yo a todos esos le sumaba Matt furie.
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