jueves, 5 de agosto de 2010

LA DIOSA DE LA GUERRA


Ya que hablo de Apa-Apa, comentaré que en mi última visita a La Central del Raval, me llevé un par de tebeos completamente desconocidos para mí por recomendación del fenomenal Toni Mascaró. Y es que hay que ver las cosas que tienen a la venta en La Central del Raval.

Uno de esos tebeos es The Goddess of War (Picturebox, 2008, que si no me equivoco es una reedición de la publicación original de 2004), de Lauren R. Weinstein. Esta autora era desconocida para mí, pero resulta que no sólo tiene una carrera previa en el cómic, sino también en la música, y hasta una entrada en wikipedia (USA), de modo que no es necesario que me extienda más en su trayectoria reproduciendo aquí lo que todo el mundo que tenga instalado Google en su ordenador puede encontrar con suma facilidad. Lo buscáis, como lo he buscado yo.

El caso es que The Goddess of War me tiene fascinado como sólo me fascinan los artefactos estrafalarios y singulares, las cosas que parecen tan estropeadas que finalmente sólo pueden ser geniales. Dan Nadel (el editor de Picturebox) ha demostrado más de una vez que su interés no es tanto la vanguardia como lo marginal, y poco a poco va construyendo un canon del cómic outsider en el que The Goddess of War encaja cómodamente. Esta pieza de tebeo brut está protagonizada en su primera parte por la Diosa de la Guerra (Valerie, que no va a trabajar porque el coche no le arranca y le cuenta sus penas a Nebulón, el Devorador de Universos, un ojo gigante que flota en otro extremo de la galaxia) y sus viajes a través del tiempo, y en su segunda mitad por la misma Diosa y su historia de amor y desamor con Cochise, el cacique piel roja. El tebeo es más raro todavía de lo que suena la descripción, porque está dibujado con una deliberada falta de profesionalidad y una energía infantil que lo sitúa en algún territorio entre Henry Darger, Fletcher Hanks y los cómix underground de espiritualismo y misticismo más esotéricos de principios de los 70. Yo, lo confieso, me lo leí del tirón, y desde que lo terminé no puedo dejar de mirarlo. Necesito más.

Droga dura, sólo para los muy cafeteros.

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