miércoles, 16 de julio de 2014
CÓMICS EN REVISTAS
Lo anticipaba en el post anterior, y quería dedicarle unas líneas específicamente. Estamos encontrando nuevos ámbitos para el cómic, y no es sólo la novela gráfica. También están los webcómics, los fanzines y minicómics, y... las revistas de temática general o cultural. Diréis que cómics en revistas los ha habido siempre. Sí, pero ahora es distinto, entre otras cosas porque estas revistas son distintas.
Las revistas han sufrido (y están sufriendo) la misma debacle que toda la prensa de quiosco. Como los periódicos y todo el material impreso popular, se encaminan al cementerio de los elefantes, y durante la última década han ido cayendo como moscas. Y, sin embargo, muy recientemente -estoy hablando tal vez de los dos o tres últimos años- estamos asistiendo a un verdadero resurgir de las revistas. Ya hablamos un poco de eso cuando escribimos sobre las nuevas revistas de fútbol, pero en este momento hay una explosión -o miniexplosión- de cabeceras de literatura, pensamiento, cine o música.
¿Cómo se entiende esto? Bueno, mi impresión es que estas nuevas revistas se han novelagrafizado. Permitidme la expresión, ya que éste es un blog de cómics, y eso pone ante mis ojos un filtro de viñetas siempre que miro al mundo. En realidad, lo que esto viene a decirnos es que los procesos de transformación del cómic actual no son completamente singulares, sino que se insertan dentro de una dinámica más amplia que está afectando a todos los productos culturales, y sobre todo impresos, y aún más si procedían de una tradición de periódico. Para sobrevivir hay que reinventarse, dar más contenido y de mayor calidad y buscar un público menos numeroso y con criterio a través de espacios como las librerías generales o especializadas. La novelagrafización es un fenómeno general de nuestros días que desborda al cómic, y en el caso de las revistas muy probablemente sea un camino abierto por McSweeney's y sus revistas (The Believer ha lucido portadas de Charles Burns durante años) y donde hoy se encuentran proyectos como Grantland, que vende ese encuentro entre deporte espectáculo y cultura pop sobre un andamio de diseño moderno.
Incluso una veterana revista online de música como Pitchfork se ha apuntado al papel, editando un hermoso tomo trimestral de más de 200 páginas. La sorpresa es descubrir la presencia que tiene el cómic en sus páginas. Ojeando el número 2, por ejemplo, me encuentro historietas de Aisha Franz, Sophia Foster-Dimino, el inevitable Simon Hanselmann, Michael Deforge, Edie Fake y Johnny Sampson, además de un nutrido grupo de ilustradores, entre ellos Irkus M. Zeberio.
En España, la revista de pop-rock por excelencia, Rockdelux, hace años que hizo hueco a los cómics (los incluían ya antes de esta moda reciente), con colaboraciones habituales de Laperla y Morán y también de Juanjo Sáez, por no hablar de una sección fija de reseñas de cómics organizada por Pepo Pérez y una presencia frecuente de entrevistas a historietistas. En Rockdelux, sin embargo, hay una cierta adscripción de los cómics a la temática de la cabecera. Soy ídolo tuyo y Hit emocional, las series de Laperla/Morán y de Sáez, respectivamente, se refieren al mundo de la música. En Pitchfork los cómics no tienen que estar necesariamente ligados a la música. Se ofrecen como contenido tal cual. Esto es tal vez uno de los rasgos singulares de esta nueva inserción de los cómics en las revistas.
Algo parecido ocurre en Presencia humana, la revista de literatura de Aristas Martínez, que en sus números 2 y 3 entrega varias páginas a Ana Galvañ y Ed para que hagan lo que quieran, mezclándose con los relatos de otros escritores en los mismos términos (Aristas Martínez ya había mostrado su aprecio por el cómic en la fastuosa Black Pulp Box). El estado mental, nueva revista de pensamiento crítico, ofrece un deslumbrante despliegue de historietas de aquí y de allá en sus tres primeros números. Los dibujos de Cegado, Nacho García, Maïté Grandjouan, Sergi Puyol, Bendik Kaltenborn, Alberto González Vázquez, Robert Sergel, Anna Sailamaa y otros conviven con los textos de Javier Moscoso, Guillem Martínez, Belén Gopegui, Elena Cabrera, Jimina Sabadú o Juan Marsé. No son cómics «fáciles», sino más bien cómics que desde el mundo del cómic tienden a verse como extraños. Sin embargo, estas revistas los ofrecen en contigüidad con textos que exigen una predisposición intelectual por parte de lectores que no están acostumbrados a leer cómics habitualmente. A lo mejor eso no es casualidad.
El fenómeno, en fin, parece imparable. Una nueva revista editada en España pero escrita en inglés, Minchō, que se describe como «Illustration & Graphic Arts Magazine» se presenta con amplios espacios dedicados al cómic (incluida una entrevista con Peter Bagge), y la satírica Mongolia incorpora más páginas de historieta en su número de verano (algunas de ellas, firmadas por parte de los dibujantes perdidos por El Jueves).
Menciono sólo algunas de las revistas que he podido leer durante estos últimos meses, pero estoy seguro de que el fenómeno también se da en muchas otras cabeceras. Es una nueva forma de hacer cómics y, sobre todo, de acceder a un público nuevo, que los dibujantes deberían empezar a incorporar a su horizonte profesional lo antes posible. Pero quiero cerrar aludiendo quizás al caso más paradigmático, el de la revista más leída de España, que no es nueva pero está exigida a renovarse continuamente para mantener su vigencia. El País Semanal incluye desde hace ya tiempo una historieta de dos páginas cada semana. Paco Roca y Max -ahora mismo, sin duda, las dos figuras más representativas de nuestro cómic- se turnan cada quince días con sus dos series: Un hombre en pijama el primero y ¡Oh, diabólica ficción! el segundo. Puede que sea una moda, sí. Pero a veces hay cosas que nos gusta que se pongan de moda.
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2 comentarios:
Solo quiero decir que he descubierto hace poco El Estado Mental y Mincho y que las dos me han parecido muy buenas. Serias y bien hechas en todos los aspectos. Lo de la "novelagrafización" me parece un símil afortunado, sobre todo en algunas de las comentas: han crecido como revistas, en páginas y encuadernación, para parecerse al libro, pero también al "libro objeto". Gorditas, bien diseñadas y maquetadas, con mucho espacio para la imagen. Mincho en concreto es un tocho importante, por ejemplo. Por no hablar de Jot Down en versión impresa. Son "revistas-libros-visuales", si podemos llamarlas así. Todo sea para adaptarse a las nuevas circunstancias del mercado de prensa en la era de internet.
Otro ejemplo de "novelagrafización" de revista, pero esta vez sin símil: es una revista de cómic. Tocho en formato libro (tipo novela en rústica, digamos), encuadernada con lomo porque son 304 páginas de un montón de (buenos) autores. Y a 14,50 euros (!).
FRANKY (ET NICOLE), heredera de Ferraille Illustré (cuyo formato era muy diferente, más de "revista" de cómics clásica), se ha publicado hace apenas un mes aquí, en Francia:
http://www.lesrequinsmarteaux.com/franky-et-nicole/
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