Por tanto, gritar mucho te ayuda a ahuyentar un poco el miedo, como cuando uno entra a solas en una casa oscura y desconocida.
Y una cosa que espera que le den las reseñas es un poco de tila, también. Leer que a la gente le ha gustado lo que has hecho te tranquiliza y te anima un poco. Con que a una sola persona le haya gustado, ya no te sentirás tan gilipollas. Ya habrás hecho algo que ha valido la pena. Así pues, las reseñas favorables te tranquilizan un poco.
En última instancia, llegas a pensar que da igual por qué le gusta a la gente, lo importante es que les guste. Sea por lo que sea.
Y os confesaré un secreto. A veces uno lee críticas favorables ante las que se siente completamente ajeno. Agradece las buenas palabras, pero siente que están hablando de otra obra, de otra cosa que no tiene nada que ver con lo que uno ha hecho.
Eso tampoco está necesariamente mal. Creo firmemente que cada lector debe hacer suya la obra, y que cada lectura es tan válida como cualquier otra. No pretendo escribir mensajes cifrados que hay que interpretar correctamente en cierto sentido.
Pero a veces se da un raro fenómeno. A veces te encuentras una crítica que, más allá de que sea o no favorable, explica las cosas que te pasaban por la cabeza cuando estabas trabajando en tu libro con tan meridiana claridad y con tanta precisión que sientes que lo han pillado todo. Y en estos casos incluso aprendes un montón sobre tu propio trabajo, al verlo tan perspicazmente analizado por alguien que ha sabido entender de dónde venías y a dónde ibas, y que ha sabido poner por escrito los mecanismos más íntimos con los que has dado vida a tu trabajo. Esos textos se quedan contigo y te acompañan, y volverán a cobrar vida en tu próximo trabajo, que afrontarás con mayor lucidez gracias a esa reflexión que te han regalado. Porque de esto se trata: de un regalo que te hacen como un autor, tal vez el mejor que puedan hacerte.
Todo esto es un largo preámbulo para decir que eso es lo que he sentido leyendo la crítica de Beowulf que aparece en Factor Crítico, firmada por Roberto Bartual. Cuando alguien me pregunte por mi visión de Beowulf, podré sencillamente remitirle a ella. Así que como anoche aquí tuvimos la cena de Acción de Gracias, hoy sólo me queda acabar diciendo: Gracias por el regalo que nos has hecho, Roberto.
BEOWULF EN FACTOR CRÍTICO.
[Según me cuentan, ayer David triunfó a lo grande en su presentación de Beowulf en la librería Universal de Barcelona; no olvidéis que esta tarde lo tendréis en Alita Cómics de la Coruña a partir de las siete de la tarde].
Absence y David Rubín, ayer durante la presentación
en la librería Universal de Barcelona.
(Foto de José Antonio Serrano, Guía del Cómic)
(Foto de José Antonio Serrano, Guía del Cómic)
2 comentarios:
Ei, no había visto esta foto. Me encanta porque muestra como lo fotográfico más que captar la realidad la deforma: por nuestras caras... ¡Más de uno pensará que acabo de hacer la pregunta más ingeniosa posible!
Por cierto que la foto es de José Antonio Serrano, de Guía del Cómic. Originalmente se me olvidó acreditarlo, ya está corregido.
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