viernes, 29 de noviembre de 2013

FACTOR BEOWULF


Para un autor de cómics como yo, que ha dedicado gran parte de su tiempo a escribir sobre cómics, encontrarse con las reseñas que hacen los demás sobre tus propios cómics es una situación como mínimo pintoresca. Ahora toca estar del otro lado, toca recibir. Y mis expectativas para un texto desde esa perspectiva son completamente distintas que mis expectativas como crítico o como lector de textos críticos sobre las obras de otros. Me explico. Como habréis observado en este blog, estoy dando una brasa considerable con el Beowulf que hemos hecho David Rubín y yo. Y si nos seguís en twitter, veréis que allí también insistimos mucho en la promoción. Comprendo que desde fuera puede parecer que uno está cantando sus propias alabanzas y que proclama sus logros con pura arrogancia. La realidad es bien distinta, os lo aseguro. Uno se autopromociona en las redes sociales porque ésas son las herramientas que tiene a mano y es necesario hacerlo para sobrevivir, y además porque con esos gritos y golpes en el pecho ahuyenta un poco el terror pánico que le atenaza. Porque sí, amigos, la verdad es que da igual lo que hayas hecho y lo seguro que estés de cómo lo has hecho, cuando llega el momento de exponerse al público las dudas se amontonan y acaban por aplastarte y te arrastras dominado por el terror buscando un rincón oscuro donde esconderte y llega un momento en que después de trabajar como un animal durante meses casi preferirías tirarlo todo a la basura y no exponerte a un ridículo que ya casi das como seguro.

Por tanto, gritar mucho te ayuda a ahuyentar un poco el miedo, como cuando uno entra a solas en una casa oscura y desconocida.

Y una cosa que espera que le den las reseñas es un poco de tila, también. Leer que a la gente le ha gustado lo que has hecho te tranquiliza y te anima un poco. Con que a una sola persona le haya gustado, ya no te sentirás tan gilipollas. Ya habrás hecho algo que ha valido la pena. Así pues, las reseñas favorables te tranquilizan un poco.

En última instancia, llegas a pensar que da igual por qué le gusta a la gente, lo importante es que les guste. Sea por lo que sea.

Y os confesaré un secreto. A veces uno lee críticas favorables ante las que se siente completamente ajeno. Agradece las buenas palabras, pero siente que están hablando de otra obra, de otra cosa que no tiene nada que ver con lo que uno ha hecho.

Eso tampoco está necesariamente mal. Creo firmemente que cada lector debe hacer suya la obra, y que cada lectura es tan válida como cualquier otra. No pretendo escribir mensajes cifrados que hay que interpretar correctamente en cierto sentido.

Pero a veces se da un raro fenómeno. A veces te encuentras una crítica que, más allá de que sea o no favorable, explica las cosas que te pasaban por la cabeza cuando estabas trabajando en tu libro con tan meridiana claridad y con tanta precisión que sientes que lo han pillado todo. Y en estos casos incluso aprendes un montón sobre tu propio trabajo, al verlo tan perspicazmente analizado por alguien que ha sabido entender de dónde venías y a dónde ibas, y que ha sabido poner por escrito los mecanismos más íntimos con los que has dado vida a tu trabajo. Esos textos se quedan contigo y te acompañan, y volverán a cobrar vida en tu próximo trabajo, que afrontarás con mayor lucidez gracias a esa reflexión que te han regalado. Porque de esto se trata: de un regalo que te hacen como un autor, tal vez el mejor que puedan hacerte.

Todo esto es un largo preámbulo para decir que eso es lo que he sentido leyendo la crítica de Beowulf que aparece en Factor Crítico, firmada por Roberto Bartual. Cuando alguien me pregunte por mi visión de Beowulf, podré sencillamente remitirle a ella. Así que como anoche aquí tuvimos la cena de Acción de Gracias, hoy sólo me queda acabar diciendo: Gracias por el regalo que nos has hecho, Roberto.

BEOWULF EN FACTOR CRÍTICO.

[Según me cuentan, ayer David triunfó a lo grande en su presentación de Beowulf en la librería Universal de Barcelona; no olvidéis que esta tarde lo tendréis en Alita Cómics de la Coruña a partir de las siete de la tarde].


Absence y David Rubín, ayer durante la presentación
en la librería Universal de Barcelona.
(Foto de José Antonio Serrano, Guía del Cómic)

2 comentarios:

Sr. Ausente dijo...

Ei, no había visto esta foto. Me encanta porque muestra como lo fotográfico más que captar la realidad la deforma: por nuestras caras... ¡Más de uno pensará que acabo de hacer la pregunta más ingeniosa posible!

Santiago García dijo...

Por cierto que la foto es de José Antonio Serrano, de Guía del Cómic. Originalmente se me olvidó acreditarlo, ya está corregido.