miércoles, 2 de junio de 2010

REGRESO AL DESIERTO

Mi historia de amor con Mezzo y Pirus empieza y acaba con Los desesperados (Glénat, 2010) . Era uno de los motivos principales por los que compraba Viñetas en su día. Desde entonces, sin embargo, cada nueva obra suya me ha ido interesando menos, hasta que la última ya no he llegado ni a leerla (me refiero a El rey de las moscas). Pero reencontrarme con aquel descubrimiento inicial en la hermosísima edición que le acaba de dedicar Glénat me producía mucha curiosidad.
Ahora he redescubierto lo que tanto me fascinó entonces: un dibujo deslumbrante, de colorido embriagador, que rebusca en los mismos vertederos de la tradición americana que saqueaba Charles Burns, y que tiene la personalidad suficiente para ensayar su propia variante grotesca y monstruosa, aunque respetuosa con el canon literario y cinematográfico del género negro. Me quedo embobado mirando algunas páginas de Los desesperados, tan puntillosamente horribles y bellas.
Pero, aparte de eso, no me trago nada. Me cuesta avanzar en la historia -escrita con una aplicación y un talento magníficos- porque sólo veo pastiches. El atraco al banco, el incesto, el fracaso, el sheriff, el dinero... Son tópicos que no se resitúan para darles nuevos significados, sino que se reproducen como simples imágenes ya conocidas y compartidas con el lector, que se usan con la esperanza de que, combinadas correctamente, den como resultado una réplica convincente de los modelos originales de los que están extraídas. Tal vez parte del problema está en que esos modelos son americanos, y los autores son franceses, y por eso me parece que todo lo que me están contando es un eco de una mitología ajena. No es que tenga un problema con el género negro en particular, porque cuando leo una historia de Leo Malet y Tardi, me la trago completamente. Pero aquí, a veces tengo la sensación de estar ante una maqueta a escala real de una obra anterior.
No estoy criticando la calidad de Mezzo y Pirus ni de Los desesperados, que queda sobradamente demostrada en cada página. Intento sólo entender qué es lo que hace que un artefacto tan espléndido se me quede tan muerto en la lectura. Y por qué no me pasa en el mismo grado cuando leo Tú me has matado, de David Sánchez, del que tantas cosas parecidas se podrían decir. Pero tal vez en Tú me has matado hay menos habilidad artesanal -tanto de guión como de dibujo-, y sin embargo sí hay una cualidad más brutal y directa que redime a la obra primeriza de sus deudas y deja un espacio vacío que permite la evocación, a la vez que apunta una vía de salida para la encrucijada de las referencias. Que David tome o no esa vía en el futuro será lo que determine si nos lleva a territorios nuevos o si se cruza con Mezzo y Pirus recorriendo las mismas carreteras.

5 comentarios:

elpablo dijo...

sí, es curioso, me pasa algo parecido... yo empecé con ellos con los tebeillos que sacó la cúpula en la colección brut, que tenían un rollo tarantino que tiraba patrás... uno de dos asesinos, un tío viejo y un jovenzuelo, con traje, en plan reservuardogs, es no me acuerdo como se llamaba... y otro que se llamaba 'mickey, mickey', de un atraco y tal... una sensación de impostura rara, la verdad.

el tio berni dijo...

elpablo, creo que ese tebeo que recuerdas se llamaba Killers, así, en inglés. Tope Tarantino, sí.

La diferencia con David Sánchez también estriba en el humor que este usa, creo, la sensación de absurdo, que da la distancia necesaria para que, como dice Santiago, su obra no se convierta en un pastiche sin alma.

Releyendo Los Desesperados me he acordado mucho de Jim Thompson, lo cual siempre es bueno, pero también es verdad que, aunque el relato sea diferente, por los giros, los personajes, la planificación, los detalles, uno corre el riesgo de confundir este tebeo con cualquier otro del mismo tandem. Menos Hallorave, que Santiago no se ha leído y precisamente es su obra más "distinta" (y más Burns, en muchos sentidos). Ahí te queda eso, de deberes.

el tio berni dijo...

Ah, otra cosa. No tengo a mano la revista Viñetas para comparar, pero lo que sí que tengo es un tomo que sacó Kitchen Sink con la primera parte de Los Desesperados, Armed and Dangerous, lo tituló. Y los colores entre ediciones son completamente distintos. ¡Pero mucho! La edición de Kitchen Sink tenía una impresión horrible, pero los colores eran mucho más claros y brillantes. La edición de Glénat me ha costado leerla porque todo es muy oscuro, como si el papel hubiera chupaaaaaado tinta por un tubo. Pero igual es cosa mía.

elpablo dijo...

sacto, 'killers', lo miré ayer en mi casa!
bueno,ese tenía una buena broma: el asesino viejorl desía que tu porcentaje de mariquitabilidad dependía del carro que llevaras. como el asesino joven tenía un coche moderno conaire acondisionao y elevalunas eléctrico, era un 30% marica, jojo

Francisco J. Ortiz dijo...

Yo también me apunto a la recomendación de "El Rey de las Moscas: Hallorave", aunque confieso que a mí me gusta todo lo que he leído de esta pareja...