Llevaba yo varias semanas dándole vueltas intensamente a este dilema, como suelo hacer, cuando un curioso caso de azar cósmico me vino a dar nuevos elementos de estudio. Resulta que el mismo día que me leía recién salido de imprenta Hawkeye #3 (Marvel, 2012, Matt Fraction y David Aja), me leí también The Joker #4 (DC, 1975, Elliot S! Maggin y José Luis García López), coprotagonizado por Flecha Verde y Dinah Lance (Canario Negro), como preparación para la entrada de Mandorla del lunes pasado.
Y bueno, cuál es mi sorpresa al ver que en ambas aventuras los dos arqueros supremos utilizan la misma flecha: ¡la fantásticamente incomprensible flecha-boleadora!
Prueba número 1: THE JOKER #4 (1975)
Prueba número 2: HAWKEYE #3 (2012)
No sólo eso, sino que ambos las utilizan contra criminales motorizados, y en ambos casos hay una chica atractiva como rehén en el interior del vehículo, siendo la diferencia más apreciable que en el caso de Flecha Verde el Joker está huyendo de él, mientras que en el caso de Ojo de Halcón, es él quien está huyendo de sus enemigos.
Pero hay otra diferencia apreciable entre una escena y otra, por supuesto, y es la intención con la que se usa la flecha-truco en uno y otro caso. En The Joker, sirve para demostrar que Flecha Verde es un personaje cool, capaz de manejar tecnología muy sofisticada, ingeniosa y eficaz. En Hawkeye, hay un guiño de socarronería. Las flechas-truco son ahora un elemento kitsch, algo que sólo podemos salvar del ridículo con un giro irónico. La gran diferencia entre este Flecha Verde y este Ojo de Halcón es que este Ojo de Halcón es consciente de sí mismo. Es un héroe posmoderno. Es, y permitidme la reironía en este caso, un hijo de los 70.
Hay una lección muy sencilla y muy potente en el duelo de las flechas boleadoras que mantienen Flecha Verde y Ojo de Halcón con casi cuarenta años de distancia. Los superhéroes tienen que ser otra cosa en nuestros días si no quieren morir, sí, entre otras cosas porque su público es muy diferente. O tal vez sí sea exactamente el mismo, pero es que yo no soy la misma persona hoy en que 1975. Supongo. Sin embargo, cambiar no quiere decir dejar de ser un superhéroe, renunciar a sus rasgos, su identidad, sus objetos y su cultura. Sólo tienen que saber actualizarla, ponerle las etiquetas precisas, reordenar un poco el carcaj. Y sobre todo, sobre todo, tener muy claro el objetivo y apuntar con mucha puntería.
En eso, Flecha Verde y Ojo de Halcón empatan en su duelo a través de las décadas. Cada uno en su momento, los dos dan en el blanco.