sábado, 4 de febrero de 2012

BEOWULFS

Desde hace muchos años, cada vez que veo con el rabillo del ojo algo que lleva estampada la palabra «Beowulf», me fijo un poco. Me he esforzado por no convertirlo en otra manía absurda de coleccionista, pero tampoco puedo dejar pasar las cosas sin más. Evidentemente.

En cuanto al texto literario de Beowulf, o mejor dicho, sus versiones modernas (el original, escrito en inglés antiguo, es inabordable), me ha bastado siempre con la glosa de Ann Terry White en Mitos y leyendas y con la versión que hizo el premio Nobel Seamus Heaney en 1999. En el cine me he tragado algunas piezas de difícil digestión (por ejemplo, la versión protagonizada por Christopher Lambert en 1999, que es un poco de ciencia-ficción de videoclip hortera), pero también hay un par de adaptaciones que me gustan mucho.



Una de ellas es el Beowulf (2007) de Robert Zemeckis, que ya he mencionado en un post anterior. Siempre recordaré que la noticia de que se estaba preparando una gran superproducción de Beowulf nos pilló a Javier Olivares y a mí cuando ya llevábamos un par de años trabajando en nuestro tebeo y que me asombró que fueran capaces de terminarla, estrenarla y mandarla al videoclub antes que nosotros. Ése fue el día que pensé que era más difícil hacer un tebeo que hacer una película.

La versión de Zemeckis, repudiada por muchos que directamente rechazan cualquier animación 3D (a mí me parece que ese método de representación le da a la imagen una textura mítica, irreal, que le conviene mucho al relato) tiene un guión muy posmoderno de Neil Gaiman y Roger Avary que le saca mucho partido al poema original. Es el típico guión-ensayo que revisa los cuatro elementos básicos de la leyenda y los justifica y explica dramáticamente desde nuestra perspectiva contemporánea, rellenando los muchísimos huecos que dejaba la obra primitiva. Es decir, algo muy en consonancia con lo que Neil Gaiman y los guionistas británicos de los 80-90 llevaron al cómic de superhéroes norteamericano, pero que en esta película consigue no sólo no desactivar el componente épico de la misma, sino en cierta medida reforzarlo y actualizarlo, tal vez porque entiende perfectamente cuáles son los temas principales de la obra.


Pero más cariño le tengo aún a El guerrero número 13 (1999), la versión de Beowulf que hizo John McTiernan basándose en un libro de Michael Chrichton (que no tengo ni idea de qué tal será, por cierto). Por lo que he leído, los productores mutilaron el montaje de McTiernan, y lo que hemos visto tiene poco que ver con lo que tenía que haber sido, pero, sin saber si la visión original de McTiernan habría sido o no mejor que la que finalmente se estrenó, El guerrero número 13 es una de mis películas épicas favoritas. Y también lo consigue, curiosamente, haciendo una revisión posmoderna del mito todavía más radical que la de Zemeckis, porque en este caso se baja a la tierra a personajes y sucesos y se nos muestra unos hechos plausibles que pudieran haber dado pie a la leyenda fantástica que nos ha llegado como Beowulf. Imaginemos que el día de mañana alguien pensara que las historias de Superman están basadas en la realidad, pero no creyera que en ningún momento de la historia ha existido un hombre capaz de volar, y que por tanto, para explicárselas, se pusiera a imaginar una serie de acontecimientos verosímiles que pudieran haberse fabulado con el tiempo como la fantasía que hoy conocemos como Superman. Pues algo así sería El guerrero número 13 para Beowulf.


Y luego, claro, está esa escena del asalto final con Buliwyf invocando a sus antepasados. Snif.

De modo que no es raro que hace unas semanas, cuando fui a la tienda de cómics y me encontré esto en el cajón de back issues, no pudiera resistirme a pillarlo:


Evidentemente, también ha habido muchos Beowulf en el cómic, especialmente el norteamericano (y derivaciones tan remotas como toda la saga Grendel de Matt Wagner), pero éste en concreto creo que no lo había visto antes. Es una serie DC de 1975 que, según veo en GCD, duró seis números. El guión es de Michael Uslan, lo cual supone otra curiosa conexión entre la cultura friki comiquera y la cultura mainstream de Hollywood, porque Uslan -que en el momento de escribir Beowulf tenía 22 años- sería más tarde el principal responsable de sacar adelante las películas de Batman de los años 80-90, las cuales, sobre todo las dos primeras dirigidas por Tim Burton, son el punto de inicio de la moderna edad dorada de las adaptaciones del cómic a la gran pantalla. Los dibujos de estos tebeos son del argentino Ricardo Villagrán (en el texto de introducción del número 1 lo presentan como boliviano) a quien yo recordaba por Mark, un personaje que hizo junto al guionista Robin Wood y que en algún momento ignoto de los 70-80 debió de publicarse en España.


Como se puede apreciar en la página superior, el estilo es plenamente superheroico. Estamos ya en esa época en la que el cómic norteamericano sólo admite cómic de superhéroes y cualquier otra alternativa pasa obligatoriamente por ese filtro, sin respiro alguno. En el número 3 de Beowulf, por ejemplo, se incluye un anuncio de la casa donde se presentan las grandes líneas de la editorial: superhéroes -en la franja superior-, misterio -en la franja intermedia- y FANTASÍA y AVENTURA ocupando casi la mitad inferior del anuncio. En este apartado se ofertan siete personajes distintos, todos los cuales salvo uno -Justice Inc.- son bárbaros semidesnudos: Claw, Tor, Stalker, Warlord, Beowulf y Kong. Pero en realidad, son todos superhéroes con espada (o con lanza, en el caso de Kong). Falta el jefe de todos, Conan, pero él estaba en la competencia. Lo que sí está muy presente en los lápices de Villagrán es Neal Adams y su sentido épico majestuoso que hoy resulta tan chocante cuando se revisan sus dibujos en estos folletos baratos, grapados y medio devorados por el tiempo:


En todo caso, Villagrán hace un trabajo estupendo, y de lo más variado -quizás hasta demasiado disperso-, donde lo mismo intenta impresionar con el claroscuro, como en la página anterior, como se lanza al destello pop de saloncito cósmico:


El guión, como se puede imaginar uno, pronto se toma libertades (como se solía decir, qué rancia es esta jodida expresión, ¿eh?) con la historia original, y pronto empieza a llenar las andanzas del príncipe de los geats de pulpos gigantes, hombres-mono, serpientes descomunales y pigmeos. Y, por supuesto, de una chavala medio en bolingas que se llama Nan-Zee y que es tan dura como el machote protagonista:


Total, que esto es lo que pasa cuando perteneces a la Secta, que te acabas comprando estas cosas y además te pasas un rato bien entretenido leyéndolas, y cuando quieres darte cuenta tienes dos números de seis y necesitas encontrar los otros cuatro y ya te estás haciendo una lista y obligándote a revisar cada puto cajón de back issues que se cruce en tu camino. Y para eso, señores, para eso es para lo que llevo toda mi vida estudiando.

12 comentarios:

Luis Bustos dijo...

Ole, pues mira Santiago, igual le doy otra oportunidad al guerrero nº13 que en su momento no me gustó mucho… a diferencia de la de Zemeckis, que pensaba era un truño, y cuando la vi en dvd, me sorprendió muy gratamente.

Robur dijo...

Yo tengo el Beowulf en una edición muy guapa de la Universidad de Málaga de 1991 por Ángel Cañete.No lo he leído en inglés pero me llama pillarme una edición anotada. A mi me gustaron las dos pelis, la de Zemeckis la vi en un IMAX y es de las pocas 3D que el 3D no me molestó.

Dos recomendaciones de libros, si no los has leído,relacionados con el tema: La saga de los Voslungos, que es el material de donde sale Los Nibelungos y donde se ve claramente la relación con Beowulf. Y recientemente descubrí un libro titulado The long Ships de Frans G Bentsson que no esta relacionado con Beowulf pero si con los territorios y gentes donde se sitúa y es una gran novela de aventuras épicas modelada como si fuese una saga. En español esta publicado como Orm el rojo pero vale una pasta.

Y quiero saber donde encuentras tu estos tebeos pq yo no los veo cuando voy a las tiendas!!!

Pepo Pérez dijo...

A mí el Beowulf de Zemeckis me fascinó, la vi hace bastante poco, el año pasado. Me esperaba truñete, tal vez por la imagen de síntesis y la repercusión que tuvo, que no recuerdo fuera demasiada. Pero al contrario, de truño nada, es una película muy inteligente, "fina", con matices y lecturas, muy bien realizada en general. Además, igual es la historia de Gaiman (con Roger Avary, vale) que más me ha gustado nunca, o al menos eso recuerdo ahora de cuanto he leído de Gaiman.

La tensión entre el relato clásico y las relecturas posmodernas que la película hace de él, como bien dices, es muy chula, y muy productiva. La peli es una versión respetuosa con el relato canónico, y al mismo tiempo contemporánea, que aporta su propia versión sin abandonar la épica ni destruir el mito original. No es moco de pavo hacer eso.

Recuerdo también que las elipsis, los diálogos alusivos, los implícitos visuales, eran también cosa fina.

Octavio B. (señor punch) dijo...

recuerdo muy vagamente el Guerrero nº 13, lo que sí recuerdo muy bien es que era un peliculón.
La de Zemekis, está en proyecto de visionado, le tengo ganas, claro...

ah, estos comentarios que no sirven de nada, sólo para decir que sí a todo y qu eyo también... qué agradables son :o)

fonz dijo...

¿Has leído "Grendel "de John Gardner? Es la leyenda de Beowulf contada desde el punto de vista del monstruo, muy bestia y muy grotesca, te la recomiendo.

javier Olivares dijo...

Pues yo también voy a decir cosas inútiles...! La peli del Guerrero nº 13 me gustó mucho cuando la ví. Creo recordar que además me la recomendó Santiago cuando empezamos a trabajar en nuestro tebeo.Es muy épica, muy divertida y tiene una aire a aventura "clásica" que le vá muy bien. La de Zemeckis me resistí a verla cuando se estrenó... reconozco que su aire a lo Rowena me echaba bastante para atrás... pero vaya, a Santiago le gustó mucho y al final piqué. Y me gustó si, sobretodo el guión, me pareció ademas, inusualmente "adulto" para una pelicula de animación. A lo mejor por eso no fué un gran éxito. Las canciones guarras de los Geats igual no eran muy del gusto del público familar.

Óscar Palmer dijo...

El guerrero nº 13 no es sólo que sea cojonuda; es que esa escena que mencionas en la que Banderas se une a la invocación de los antepasados vikingos de Buliwyf es el equivalente en el cine de los noventa (en mi imaginario al menos) al paseíllo del Wild Bunch cuando se dirigen a masacrar medio México en la batalla final contra Mapache. La repolla, vamos. La novela recuerdo haberla leído de adolescente con mucho gusto y todavía perdura en mi memoria como lo mejor de Chrichton. Claro que entonces no tenía ni pajolera idea de quién era Beowulf ni en qué consistían las revisiones posmodernas, así que probablemente sería interesante volver a leerla ahora, casi cinco lustros después, desde esa perspectiva.

Santiago García dijo...

Gracias a todos por los comentarios, y muy especialmente por las recomendaciones. ¡Tomo nota de todas ellas!

Santiago García dijo...

Vaya, qué casualidad, acabo de encontrar la colección completa de BEOWULF de DC de 1975 en un "cajón de números atrasados digital". Si es que no hace falta más que tener algo en la cabeza para encontrárselo por todas partes.

Santiago García dijo...

Bueno, pues me acabo de ver OUTLANDER (2008), con Jim "Person of Interest" Caviezel de protagonista y, efectivamente, también es otra versión de Beowulf. Con monstruos extraterrestres, pero Beowulf claramente. No está mal, tampoco.

Robur dijo...

No has visto Beowulf & Grendel, es una peli Islandesa creo de hace 4 o 5 anos que hace una especie de revision realista historica de la historia. Grendel es un troll o un giganton y el rey H es culpable de la ira del monstruo, la escena en que esto ocurre con Grendel con unos 5 años es bestial. Es una buena peli con unos exteriores guapisimos, los actores principales estan muy bien y con bastante humor pero el montaje me resulto un poco raro.

http://www.youtube.com/watch?v=TGlSAtb-SDw

juanan dijo...

Me ha gustado mucho este artículo, al que llego tarde y para decir cosas insustanciales. Si acaso, no recomendar la novela de Chrichton, que me parece floja