domingo, 19 de septiembre de 2010

VES A TU PAPÁ Y DE REPENTE VES AL SANTO


[Ilustración de Adolfo Martínez Cabrera, tomada de Santo de mi devoción. Una exposición atómica, suplemento gratuito de la revista Comikaze].

¿Desde que naciste sabías que tu papá era El Santo? O un día te dijo: «Hijo, tenemos que hablar». ¿Cómo lo viviste?
Lo fui descubriendo, de hecho [mis padres] me decían que en la escuela tenía que decir que mi papá era agente viajero. A los tres años me tomaron fotos con El Santo pero no me acuerdo, y fue como a los siete que lo acompañé a una función de lucha libre que me di cuenta de que mi padre era luchador, y de que era El Santo, ahí me enamoré de la lucha.

(...)

¿Cuéntame ese momento?
Íbamos en el auto, mi papá atrás y yo adelante con su representante Carlitos Suárez. Llegamos a una placita de toros que se llama El Cortijo, yo ya la conocía porque íbamos seguido a comidas y festivales taurinos porque los dueños eran compadres de mis papás, pero aquel día había mucha gente y pensé que había corrida de toros, cuando de repente la gente comenzó a acercarse, a golpear el auto y a gritar: ¡Santo-Santo-Santo! Y cuando volteo ¡me encuentro con El Santo sentado en el asiento trasero! Así que sí que fue muy fuerte para mí... Luego lo vi luchar, al principio me dio mucha emoción pero después me espanté cuando lo golpearon porque sabía que era mi papá... Y bueno, fue un domingo muy intenso y un domingo que no olvido.

[Entrevista con El Hijo del Santo en Lee+ año 2, número 18, septiembre 2010].