martes, 6 de abril de 2010

LA HISTORIA

Por encima del Asterios Polyp de Mazzucchelli, del George Sprott de Seth y del Génesis de Crumb, Notas al pie de Gaza (Mondadori, 2010) ha sido la Gran Novela Gráfica publicada en Estados Unidos en 2009.
Un Joe Sacco maduro (admirable el despliegue gráfico y narrativo del que hace gala en este libro) vuelve a la franja de Gaza, el escenario del «infierno eterno», donde nunca cambia nada. Es un lugar perdido por la historia, y precisamente el proyecto de Notas al pie es recuperar la historia. Sacco el periodista se convierte en historiador para recordar los sucesos olvidados por la historia oficial, los hechos que son sólo «notas al pie» del relato hegemónico y aceptado. Este libro es, pues, la historia de dos matanzas sucedidas en 1956 en los poblados de Khan Younis y de Rafah, pero también la historia de su investigación en el presente. Por eso, la gran pregunta del libro, la pregunta a la que debe contestar Sacco continuamente es: ¿por qué desenterrar los muertos del pasado cuando tenemos tantos muertos nuevos que enterrar hoy?
Notas al pie de Gaza es un libro que explica cómo se escribe la historia. No sólo la historia de las matanzas de las que trata, o la historia de Palestina e Israel, sino la historia, en general. O la Historia, tal vez. Sacco reconstruye los hechos a través de testimonios orales de supervivientes, que bucean en sus recuerdos cincuenta años después, y descubre que esos testimonios son contradictorios, incompletos, inseguros. Como lo son los escasos documentos que quedan de los casos tratados. Y por eso hoy vivimos en el mundo de las microhistorias y de las historias locales, de la memoria personal y de la multiplicidad de relatos alternativos. La Historia como Gran Relato ya no es válida, porque desde que sabemos que es una mentira, no podemos olvidarlo, y no podemos creerla. Lo pasmoso es que Sacco lo pone de manifiesto de una manera que sólo puede funcionar en el cómic, y que está fuera del alcance de la literatura y el cine. En algunas páginas (véase, por ejemplo, 306 y siguientes), Sacco reproduce en cartuchos de texto el testimonio oral de los supervivientes, inserto en viñetas que visualizan lo que están contando. Pero cada viñeta reproduce la versión de un superviviente distinto que estuvo en el mismo hecho, y por eso cada viñeta muestra una realidad diferente. Ante nuestros ojos, la imagen misma -la realidad visual- de la historia se disuelve, y entendemos casi sensorialmente cómo la historia no es más que lo cada uno que queremos reescribir de ella. Una guerra política, al fin y al cabo. En cine o literatura, las diferentes versiones se habrían sucedido, pareciendo así que cada nueva versión sustituye o enmienda a la anterior, corrigiéndola y acercándonos un paso más a una supuesta verdad final. En el cómic, sin embargo, percibimos todas las viñetas a la vez, y por tanto todas las aceptamos con el mismo rango, y nos transmiten con mayor potencia la idea de que todas las verdades diferentes, juntas, son la Historia, y que la Historia es una mentira hecha de verdades.
Y esto, añadiría, no es algo que consiga el cómic por ser un arte secuencial, sino, al contrario, por la capacidad que tiene de presentar diferentes imágenes como simultáneas.
No intentaré agotar aquí todo lo que hay en Notas al pie de Gaza. Es verdaderamente un libro muy grande, un libro rebosante que, además, siempre sabe sorprender porque está contado con el pulso de un narrador excelso. La naturalidad con la que Sacco introduce el final -«El historiador podría seguir hurgando, pero se ha cansado y quiere retomar su vida, y sabe que lo mismo quiere el lector» (p. 382)- es de un maestro que sabe exactamente lo que está haciendo.
NUESTRA HISTORIA: Leyendo Notas al pie de Gaza no podía evitar recordar el proceso que yo mismo he seguido para escribir La novela gráfica. Igual que él buscaba reconstruir dos incidentes perdidos por la historia oficial, dos notas al pie de la misma, yo he tenido que escribir una historia del cómic a partir de las notas al pie del mismo, esos extravagantes y aislados cómics adultos que en distintos momentos y lugares aparecían sin motivo aparente alguno, sobre todo antes de 1967. Por eso no he escrito la Historia del Cómic, sino una historia del cómic, una de las muchas que se pueden y deben escribir y reescribir. Una verdad que no aspire a ser la Verdad, al menos no es mentira.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La mitad llevo leida y por momentos contengo la respiración...

Robur dijo...

Estoy de acuerdo, para mi lo mejor del año pasado. Creo a Sacco se le da poco crédito, comparado con otros autores, en la renovación del cómic para adultos. Quizás porque se le considera mas un periodista, aunque el mismo se define como cartoonist. Para mi su Gorazde zona protegida es uno de los hitos de la historieta, y con este Notas alcanza y supera Gorazde.

Lo que comentas de la Historia, es una de las cosas que mas me llamo la atención del tebeo; como en uno de los muchos niveles a los que funciona es en el dialogo de Sacco consigo mismo reflejando las mismas dudas que cualquiera trabajando en historia contemporánea tiene sobre el proceso de investigación particularmente basado en testimonios. Para mi este tebeo esta mas cerca del estilo que se maneja ahora en el documentales modernos, que ha visto un resurgimiento de éxito de publico, formato y estilo en las dos ultimas décadas, que de cualquier otras cosa. Como comentas la recreación de los sucesos de la escuela es un collage de muchísimas paginas.

Pepo Pérez dijo...

Este cómic es UNA BARBARIDAD. No lo he acabado aún, pero es uno de los que más estoy disfrutando en meses. No se ha publicado nada mejor este año en España, y dudo mucho que se publique algo mejor antes de que acabe el año.

toni bascoy dijo...

Me sumo al clamor popular: este tebeo es muy muy grande.
Resaltar un par de cosas: me parece muy sintomático la cantidad de comentarios (aquí y en otros foros) del tipo "todavía no lo he acabado pero está cojonudo". Algo está cambiando, era impensable hace no tantos años oír eso.
-¿Qué tal el último Asterix?
-Todavía no lo he terminado, pero flojillo...
Ahora un cómic da (o puede dar, mejor dicho) para horas y horas de lectura. A mí este me llevó tres días, por ejemplo. En horas sueltas, claro.

Otra cosa: en estos momentos de debate sobre la memoria histórica, juicio a Garzón y toda esta mandanga, más de uno debería leerse esta obra y reflexionar un poco.

Un saludo.

Octavio B. (señor punch) dijo...

qué tebeo, qué maravilla, y cuánto no sexige como lectores (y cuánto nos da a cambio de esa actitud de constancia y concentración, claro)
Tebeo del año de momento (bueno, lo diré cuando lo termine, que andamos en ello)