domingo, 31 de enero de 2010

EL VECINO VUELVE A EMPEZAR

El viernes se puso a la venta el tomo recopilatorio de El Vecino 1 y 2. En la foto podéis verlo en libertad, corriendo desnudo por las estepas salvajes de la Fnac Callao. Como dijimos en la presentación de El Vecino 3 en Málaga, si para Pepo y para mí es un orgullo ser autores editados, más aún lo es ser reeditados.

El hecho de que esta reedición no sea una reimpresión pura y dura, sino que se haya cambiado el formato y se hayan unido los dos primeros volúmenes en uno solo hace que, en cierta manera, sea como un nuevo principio para la serie. Y pensar en el principio me ha hecho pensar en el final. En el final del primer álbum, quiero decir.
Aunque sea un tópico, las primeras veces son distintas. Cuando ahora pienso en todo el proceso de realización del Vecino 1, me dan hasta escalofríos, y pienso siempre lo mismo: ¿cómo pudimos hacerlo? Supongo que la naturaleza es sabia y compensa la ignorancia con la temeridad, para que no nos quedemos paralizados y salgamos adelante. El caso es que, entre las muchas cosas que recuerdo que tenía clarísimas de aquel primer guión, la que más era el final.
No el final que se publicó, sino otro final.
Casi diría que todo El Vecino giraba en torno a aquel final. Creo que era la primera escena que concebí. Estaba tan orgulloso... El tebeo entero existía sólo para acabar así.
Luego, nos pusimos a trabajar, Pepo dibujó el libro (y cuando digo que lo dibujó, no quiero decir que se puso a «poner en imágenes» el guión, dibujar es siempre escribir y reescribir, y con Pepo más), El Vecino salió del laboratorio de mi guión para enfrentarse con la realidad de la página dibujada, tropezó con dificultades, las fue superando a trancas y barrancas...
Recuerdo que yo estaba fuera de Madrid, de vacaciones, mientras Pepo dibujaba las últimas páginas del libro. Fue entonces cuando, después de llevar meses dándole vueltas en la cabeza, tuve que resignarme a aceptar lo que mi subconsciente llevaba mucho tiempo diciéndome: aquel final no servía, había que cambiarlo.
La escena que daba sentido a todo El Vecino 1 había dejado de tener sentido en El Vecino 1.
Esto es difícil de tragar, ¿eh? Pero hay que hacerlo si uno quiere hacer una obra con un mínimo de rigor.
Se trata de un síndrome que sufren muchos creadores y que se conoce como «mata a tus hijos». Consultad memorias de guionistas de cine, por ejemplo, y veréis que lo mencionan muchas veces: su escena favorita, la escena que les impulsó a escribir toda una película, a menudo acaba en el cubo de la basura antes ni siquiera de llegar al rodaje.
Recuerdo que llamé a Pepo y se lo dije y le costó aceptarlo. Normal, a él también le parecía que el primer final era el que daba sentido al Vecino. Es curioso, he abierto la carpeta del ordenador donde guardo todo lo del primer Vecino y he descubierto una carpeta que se llama «guión complementos». Dentro hay un documento que dice: «El Vecino 1 - versión final del final. En las páginas 51-54 indico sólo los cambios». Y a continuación describo el final que todos conocemos.
El final que todos conocemos y que, por supuesto, una vez aceptado el traumático cambio, se convirtió en mi escena favorita del libro. Y lo sigue siendo.
En su día, sin embargo, provocó ciertas respuestas encendidas. Era tan brusco que hubo incluso quien creyó que faltaba una página, que no podía acabar así. Reacciones parecidas se produjeron cuando se publicó el primer disco de Portishead. Había gente que pensaba que estaba defectuoso porque sonaban crujidos. «Estaba mal». Por supuesto, si uno mira con un poco de atención el final del Vecino 1, en seguida se da cuenta de que la última viñeta es la última viñeta. Si no lo fuera, esa viñeta nunca sería ésa. Nunca habríamos puesto una viñeta que está a mitad de acción. En un cómic, uno sólo dibuja una escena a medio realizar cuando quiere dejarla interrumpida, de la misma manera que sólo escribe la mitad del diálogo en una viñeta cuando ese diálogo se va a cortar. Cualquiera que lea cómics de superhéroes lo sabe. Cuando alguien dice: «Tened cuidado, ésta es la zona donde se han producido las desapari...», no es un error del rotulista, es que alguien no va a acabar la frase.
Así que vale, en vez de acabar nuestro libro a lo Señor Jean como lo habrían acabado Dupuy y Berberian, con un plano general alejándose sobre los tejados de la ciudad que subrayase que allí se acababa todo, lo acabamos a lo John Casavettes cinco años antes de que hiciéramos nuestro libro a lo Faces.
Aquello hizo que fuera especial, y más especial todavía fue el juego que nos dio luego.
Si los lectores creen que falta una página, ¿por qué no hacerles caso?, pensamos. Así que propusimos a algunos amigos dibujantes que nos ayudasen a terminar el Vecino 1. Y creamos varias páginas últimas del Vecino 1, la «página perdida» que faltaba en el álbum, el posible final auténtico una vez que Javier se levanta del sofá. ¿Qué pasaba después? ¿Qué podía haber aparecido en aquella página de blanco tan ofensivo que había después?
Todas las respuestas, evidentemente, fueron de coña.
Los finales alternativos del Vecino aparecieron publicados en la revista de información sobre cómic Trama, que por entonces dirigía Elena Cabrera y que publicaba Astiberri. Por un momento pensamos en incluirlos en este tomo recopilatorio de los dos primeros volúmenes que acabamos de sacar. Pero luego pensamos que no, que su lugar natural sigue estando fuera del Vecino. Aquí, por ejemplo, en este blog. Estos próximos días los sacaré a pasear.

3 comentarios:

Gonzalo dijo...

Hola Santiago,

el viernes me compré El Vecino 1 y 2 aprovechando el nuevo formato (pienso que mucho más cómodo). Estoy deseando hincarle el diente a ese final del Tomo 1... a ver si "suena" a Portishead como comentabas.

Además hoy es el día elegido para devorarlo, ya que estoy sólo en casa... sin novia, sin compromisos y demás "distracciones". Vamos un lujo (je,je).

Y la semana que viene me espera el tomo 3 en la tienda. Espero tener otro domingo como éste...

Un saludo.

Santiago García dijo...

Que lo disfrutes, Gonzalo. Y el domingo que viene, léete el 3 mientras tu novia se lee el 1 y el 2 y así el lujo es compartido :)

Gonzalo dijo...

Gracias, Santiago. Disfruté mucho con la lectura de los dos tomos.

Compartiré el "lujo" :) , a ver si esta vez "lo de leer dibujitos" con El Vecino es diferente...