Y la última página del final de la historia que empieza ahí es ésta (The Amazing Spider-Man #149, 1975):
La historia empieza con una puerta, una habitación, Mary Jane y Peter. La historia acaba con una puerta, una habitación, Mary Jane y Peter. La historia se abre con un "click", la historia se cierra con un "click". Las dos viñetas finales de cada página son simétricas, la misma, y sin embargo completamente distintas. En una estamos dentro, en otra estamos fuera. Todo ha cambiado entre un click y otro.
Por supuesto, la simetría entre los principios y los finales es uno de los recursos más utilizados para "cerrar" subliminalmente las historias. Otro ejemplo clásico: en la primera página de Batman: The Dark Knight Returns (1986), de... (perdonadme, pero ahora mismo no me acuerdo del nombre del autor, lo tengo en la punta de la lengua), el protagonista dice: "Ésta sería una buena muerte... Pero no lo bastante buena". En la última página, sus palabras finales son: "Ésta será una buena vida... Lo bastante buena".
Por supuesto, Batman: The Dark Knight Returns es una obra cerrada de un solo autor (como quiera que se llame), mientras que la historia de Spiderman de la que estoy hablando se desarrolla a lo largo de casi treinta comic books mensuales durante dos años y medio, con la participación de diversos autores. Ésa, supongo, es la magia de los tebeos de toda la vida.
5 comentarios:
esaaa puertaaaa!
¡Como para dejarla abierta!
A pesar de que sigo leyendo Spiderman, en muchas ocasiones es por pura inercia, completismo o deseos de recuperar la iusión que sentía por el personaje cuando era un crio. En mi opinión la página con la que finaliza el AS122 es el punto culminante en la historia del trepamuros (si me apuras, del comic superheroico de los 70), representa toda su razón de ser y está tan jodidamente bien dibujada (con esos rostros con una expresividad planificada MILIMÉTRICAMENTE) que aun se me ponen los pelos de punta cuando la veo.
Considero que Conway fue algo irregular entre los números 123 y 150, y Ross Andru nunca consiguió enamorarme tanto como Kane, Romita o Ditko. Pero esta reivindicación de la primera Saga del Clon me ha animado a releerme aquellos números.
Conway sí fue irregular entre los números 123 y 149 de ASM, es cierto. Y también antes. Y Stan Lee, Steve Ditko, John Romita y Gil Kane también fueron irregulares en su momento. Si hay algo que tienen las series de superhéroes de su momento son altibajos, forma parte de su mecánica propia. Ahora bien, precisamente la etapa de ASM #129-149, digamos, me parece de lo más coherente que he leído nunca. El bajón viene a partir del 151, con Len Wein en los guiones. Incluso Andru empeora visiblemente.
Y sí, claro que ASM 121-122 es un punto culminante del cómic superheroico (no de los 70, en mi opinión, sino de todos los tiempos), pero si Spiderman fuera una historia, es decir, si todo Spiderman lo leyéramos como una historia al modo convencional, como si fuera una película, ASM 121-122 no sería el final, sería lo que en el cine llaman el punto de giro de mitad del segundo acto, el momento donde el héroe parece derrotado y no sabes cómo va a salir del atolladero (de hecho, es muy frecuente que los guionistas no sepan cómo sacarlo y la película se desinfle o recurran al tópico speech motivador). Mi idea es que el final de la historia sería la saga del Chacal.
Pero Spiderman no es una historia, claro, es una serie, y las series tienen una lógica narrativa completamente distinta.
Pese a todo creo que tras la muerte de Gwen (o de Norman) la serie decayó un tanto.
Me gusta la primera saga del clon, pero quizás hubiera sido mejor dejar el asunto de Gwen ante la evidencia de que no se podía superar los nº 121 y 122.
Pero ya que hablamos de simetrías...
¿Que tal la de la Muerte del Capitán Stacy y la de Gwen?
"Cuida de ella" le decía el capitán a Spiderman.
Nadie, ni los propios autores, imaginaba a donde nos iba a conducir la serie.
Es sumamente curioso lo compacto que son los números que van desde Amazing 88 al Amazing 122.
Pasan diferentes guionistas, dibujantes, hay clara improvisación, pero pese a ello funcionan como un todo, como un círculo cerrado.
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