jueves, 29 de diciembre de 2011

UN VIAJE MÍSTICO



¿Sabéis lo que echa uno de menos en América? Vale, sí, el jamón serrano, de acuerdo. ¿Y qué más? OK, el queso manchego también, cierto. Hay quesos, sí, y los llaman manchegos «españoles», pero... bueno, no entremos ahora en eso, yo venía aquí a hablar de otra cosa: de tebeos españoles. De BUENOS tebeos españoles que se están publicando ahora mismo aquí y que justifican que uno venga a la vieja patria a recogerlos con las propias manos y leerlos con los propios ojos que se han de comer los gusanos. Y eso he hecho estos últimos días, leer un buen puñado de tebeos españoles publicados durante los últimos meses. Y algunos me han decepcionado, cierto, y otros me han sorprendido. Y hay material flojito, y hay material bueno, y hay material EXCEPCIONAL. Véase el ejemplo: Aventuras de un oficinista japonés (Bang, 2011), de José Domingo.

A simple vista es, desde luego, el tebeo más extraordinario del año. Formato gigante, tapa dura, color, despliegue gráfico deslumbrante y ausencia total de texto. O sea: un puñado de dinamita para hacer saltar por los aires los prejuicios sobre la novela gráfica. Aún más: aunque Aventuras de un oficinista japonés es una obra claramente para adultos, se presenta como si fuera un libro ilustrado para niños. Lo cual es apropiado, porque en lo más íntimo es el manifiesto de una generación que se ha hecho adulta agarrada a la infancia. Por eso, el viaje del protagonista (la filiación japonesa del Oficinista es una referencia nada superflua) no es tanto un viaje por la geografía del mundo físico, sino por el mapa de la imaginación interior alimentada por décadas de cultura basura. Podríamos decir que es la búsqueda de la identidad propia en las cosas ajenas, lo cual suena muy místico, pero es que éste es un libro místico, aunque parezca de juguete. En eso se parece también a los de Max, como en otras cosas se parece a Geof Darrow, a Chris Ware, a Yokoyama o a Pere Joan, por ejemplo. Y todo eso hace que se parezca únicamente a José Domingo. Pero me desvío... Tengo tantas notas sobre este tebeo que genera tantas ideas y tantas sensaciones, que me pierdo en su marea de detalles, como sin duda es la intención del autor. La secuencia de la hoja es una de mis favoritas por la manera en que condensa el tema del libro: la transformación del personaje por el encuentro con un azar irresistible, el dejarse arrastrar por las circunstancias externas, y el reencuentro con uno mismo tras haber vivido la experiencia. Pero la experiencia no nos transforma, nos deja tal y como estábamos, aunque en otro sitio, y continuamos por nuestro mismo camino, sabiendo tal vez únicamente algo más de quienes somos por simple contraste con quienes no somos. El capricho es el gran designio divino, y cada vez que pisamos la calle un viento irresistible nos puede arrastrar al confín del mundo, como le pasaba al protagonista de Sentimental, la novela de Sergi Pàmies, como le pasaba a tantos héroes clásicos y posmodernos que han seguido los pasos de Ulises. Esa caída constante y sin frenos, ese avance imparable que nosotros mismos ni podemos frenar ni dirigir, queda perfectamente expresado en la perspectiva axonométrica que rige rigurosamente todo el tebeo: un horizonte infinito que viene de ningún lado y va a ningún lado, por el que el Oficinista Japonés sólo se puede deslizar, siempre en la misma posición, estático, mientras el mundo, el decorado, cambia alrededor de él. Ése es el verdadero viaje místico moderno que expresa la metáfora del videojuego de plataformas con la que resulta tan obvio relacionar este tebeo. Y, sin embargo, sus raíces son mucho más clásicas de lo que parece. En parte, es como los rollos japoneses, que se despliegan poco a poco y, siendo una sola imagen, transmiten esa sensación de descubrimiento a medida que nuestro ojo encuentra en ellos el mundo representado. Y aún más, también me recuerda a los tebeos de Rodolphe Töpffer, los tebeos que están en el principio de los tebeos (tal y como hoy los conocemos), donde un personaje es vapuleado por las circunstancias y el azar, llevado en volandas como una hoja en una sucesión de peripecias cómicas sobre las que no tiene control, mientras en todas y cada una de las viñetas lo vemos de cuerpo entero, en la misma perspectiva, en una repetición fija y eterna de un cuadro objetivo que parece la representación de la mirada de Dios, o de nuestra mirada, vaya, que a estas alturas es lo mismo.

Esa conexión íntima con Töpffer es la conexión íntima con la disciplina del dibujo y la imaginación, del capricho, como decía antes; el motor invisible del cómic desde sus orígenes hasta nuestros días, la expresión de una verdad que se puede dibujar pero no escribir. Y esa verdad está en este inmenso inmenso inmenso tebeo de José Domingo. Que sólo por venir a leerlo ya ha merecido la pena cruzar un océano.

10 comentarios:

Pablo dijo...

buen post, ya conocía a José Domingo de refilón pero me has animado a indagar más y me gusta también la extensión del post (este y los anteriores) para los que tenemos poco aguante y al 3º párrafo nos suena todo a lo mismo.

Ágreda dijo...

Totalmente de acuerdo con Santiago.
Es, además, un tebeo gozoso, para disfrutar de la generosidad de un autor que no escatima esfuerzos ni recursos. Para mí, ver que un dibujante no busca soluciones más perezosas, sino que nos regala su esfuerzo es un placer enorme (sí, lo regala, porque no siempre es necesario... muchos autores, yo mismo, tendemos a buscar siempre el camino económico). En este caso me acuerdo, no sólo del comentado Darrow, sino de otro autor español, Santiago Valenzuela, por ejemplo.

Una cosa sobre la que me hizo reflexionar el tebeo es lo poderoso que es el cómic mudo (y el cine no hablado también, por otro lado). Si se sabe hacer, cosa muy difícil, tiene una capacidad evocadora y sugerente muy superior al verbalizado. Más vasto de significados, y por eso mismo, más efectivo a la hora de transmitir sensaciones. Y también a la hora de recordarlas.

Esas dos virtudes, su generosidad a la hora de trabajar, y su capacidad visual/narrativa, me han resultado súper estimulantes.

Y que el tebeo es divertidísimo, vaya.

Robur dijo...

Esta en la maleta para regresar conmigo, con queso del de verdad sin pagar precio de caviar, pero no me he podido resistir hojearl. Por lo que he visto la edicion, el formato, dan un juego increible al tebeo.

Santiago García dijo...

pablo: gracias por la sinceridad, ja ja.

Ágreda: Sí, debería haberlo mencionado. El esfuerzo, la capacidad de trabajo, es impresionante. A mí hace tiempo que es un valor que me conmueve cuando leo un tebeo. Quiero decir que cuando estoy leyendo algo y percibo que el autor se ha dejado las horas y las semanas de su vida encima de esas páginas con total generosidad, eso me conmueve y hasta me emociona más allá de lo que me pueda gustar o no el resultado artístico (que en este caso sí me gusta, como creo que ya he dejado claro). Y otra cosa en la que quizás no he hecho suficiente énfasis en la reseña es en lo gracioso que es el libro, en efecto. Es muy divertido, con todos esos detalles de fondo que se leen con el rabillo del ojo o quedan para segundas lecturas. Es un libro muy muy generoso en todos los sentidos, cierto.

Robur: ¿Te vuelves ya, amigo? Buen viaje!!!

Octavio B. (señor punch) dijo...

hola, un mes más tarde, pero quería comentarlo con gente (como mucho, je, con el mandorlero al que lelgará esto, el resto del universo estará en otros posts ya)

Yo he citado en mi artículo la escuela del TBO, La Familia Ulises,e incluso el Mortadelo "más destroyer"... parece que ambos vemos en este novísimo cómic todo el peso del cómic más tradicional, pionero. ¿Vemos fantasmas? Töppfer, Benejam...
El condenado, en todo caso, tiene algo que no sé qué, o como suele decirse... se sale.

Mirna dijo...

Siempre he sido una fanatica de las historietas, por eso me gusta poder disfrutar de diversos comics que realizan distintos autores. Cuando voy de viaje a una ciudad, me gusta comprar historietas de autores de dicho lugar y esto me permite ir a distintos países y también comprar muchos comics. Por mi experiencia, siempre le recomiendo al turista buscar un Alquiler de autos en destino para su próximo viaje

merche dijo...

Hola, mi hijo de 11 años se ha enamorado de los dibujos de este comic expuesto en el salón del comic. Creeis que es adecuado para su edad?
Aunque después de ver los dibujos de la tele "hora de aventuras" me parece que esta generación está curada de espanto,je, je. Gracias

Octavio B. (señor punch) dijo...

hola Merche, como padre de un chaval (menor que el tuyo) espero poder ayudarte... yo leí el oficinista hace un año o así y aunque de los detalles argumentales no puedo hacer cuenta al 100%, no recuerdo que el Oficinista tenga nada exageradamente poco recomendable para niños.
Esto en cuanto al tono, o el argumento. Por lo demás, es una obra llena de referencias a la cultura pop contemporánea que se le escaparán seguro (en este sentido el cómic es para adultos, en propiedad), pero en lo más superficial no deja de ser una aventura loca, absurda, a veces sin sentido incluso. Y contada sin una sola palabra, por lo que su fuerza visual sí puede encantar a tu hijo (de hecho ya lo hizo, en Barcelona).
Con todo y como siempre en estos casos, antes de regalárselo a ciegas, léelo antes tú y decide si es adecuado para tu hijo o no, claro... después de todo es tu hijo y es la educación que quieres dar a tu hijo... yo lo regalaría, eso que conste ;)

Sr. Ausente dijo...

Hola,
soy padre de un niño a punto de cumplir 9 años al que le encanta el Oficinista Japonés. Ya se lo ha leído unas 3 o 4 veces.
Como todo en esta vida, los estándares de lo que es adecuado o no son muy variables. En mi caso no es que no me moleste el contenido para mi hijo, sino que me satisface mucho que le guste tanto.
La violencia que puede haber es slapstick, es decir, la que se puede ver en un viejo episodio de la Warner o, en algún momento, de Rasca y Pica. Ahora mismo no recuerdo contenido sexual, y si lo hay no es ni pornográfico ni explícito. Piensa que mi hijo está en esa edad en la que se tapa la cara si en una película hay un beso. Se le escaparán referencias culturales (que descubrirá cuando sea mayor) pero es tan poderoso visualmente que le va a gustar igual (o incluso más). No tiene nada de perturbador, pero sí mucho de estimulante. Y si le gusta Hora de Aventuras lo disfrutará mucho. Eso sí, insisto, los estándares y limites varían en cada familia. La mía es bastante abierta respecto a contenidos (aunque mantengo cuidado en que mis lecturas o películas de violencia adulta no pasen aún por sus manos).

Unknown dijo...

Hola Merche, la verdad, como autor del tebeo, tengo muchos reparos en recomendar su lectura a chavales pequeños, porque es verdad que el tebeo tiene ciertos contenidos un poco bestias ( aunqu suavizados con el tipo de dibujo)

Es más, en un principio jamás lo hubiera no recomendado, sino juzgado apropiado para niños, porque realmente el cómic lo concebí para adultos, pero con el paso del tiempo he comprobado que hay bastantes niños a los que les flipa el cómic, incluso algunos muy pequeños, y por ahora ninguno se ha quedao traumatizado. Algunos directamente obvian ciertas cosas o no las pillan y también sé de algunos que leen el tebeo con el "control parental" activado, es decir, papi o mami al lado explicándole las cosas que van pasando.

En fin, sé que no es muy buena respuesta, yo te diría que en principio no, no es un cómic adecuado para niños y que lo mejor sería que lo vieses tú con calma y valorases si es apropiado o no. Sí te puedo decir que los muy pequeños pasan por encima de un montón de cosas y seguramente sea menos problemático con ellos. Con niños algo más mayores, que ya tienen más comprensión de las cosas, como el tuyo, es mucho más delicado. He dado alguna clase donde los niños ya eran más mayores y se daban más cuenta de las cosas y algunas les parecían fuertes.

Creo que depende bastante de qué mentalidad tenga el chaval, qué cosas suela ver y lo que como padres queréis que vea o no.

Al margen de esto, me ha sorprendido muchísimo ver que a los peques les llama mucho la atención, seguro que por el estilo de dibujo, a lo mejor mi futuro es hacer cómics infantiles... :)

Y de paso, agradecer los comentarios que ha hecho la gente en esta entrada, que no los había visto (nunca es tarde para ponerse al día)

¡ un saludo!