miércoles, 29 de junio de 2011

LOS 90 DE LOS 90: GRAFFITI KITCHEN


Para la mayoría del público, Eddie Campbell es el dibujante de From Hell. Los más enterados mencionarán también Bacchus, y poco más. Y, sin embargo, este prolífico autor británico ha declarado en más de una ocasión que los tebeos por los que le gustaría ser recordado pertenecen a la serie Alec, una de sus obras más dispersas, irregulares y originales, y también una de las historietas más personales y libres que he tenido la oportunidad de leer jamás.


Alec MacGarry es, a simple vista, el sencillo alterego de Campbell. El autor se niega, sin embargo, a considerar “autobiográficas” las historias de Alec, ya que, por un lado, considera que un proceso de selección, elaboración y sublimación las convierte en obras de ficción y, por otro, incluye vivencias y experiencias ajenas, que le han sido relatadas o que ha conocido de segunda mano. Sin embargo, en Graffiti Kitchen la identificación entre autor y personaje es absoluta, y el intento de eliminar todos los retruécanos de la creación artística es tan consciente que llega a límites impresionantes. El mismo Campbell afirmaba haber buscado en Graffiti Kitchen romper con las barreras del estilo, ese conjunto de rasgos que hacen que inmediatamente reconozcamos un dibujo, una página de un autor, codificados en una huella que ya nos resulta familiar y cómoda. Para conseguirlo, reduce al mínimo el dibujo de Graffiti Kitchen, convertido en mero garabato nervioso despojado de todo el trabajo profesional de abocetamiento, dibujo a lápiz, entintado/pulido, etc. Conviene a la obra ese aire urgente, desmadejado y emotivo, pues así refleja mejor el tema tratado: una historia de amor. Una historia de amor real, veraz y dolorosa (Campbell tardó diez años en sentirse lo bastante distanciado como para poder sacársela del pecho) de las que, seamos sinceros, nadie hace nunca en la historieta. En el panorama del cómic, Alec se yergue como un arbusto raro, desconocido y de forma extraña, un tebeo tan verdaderamente “alternativo” que es como si procediera de una tierra paralela donde la historieta hubiera seguido un curso distinto del que ha seguido aquí. Es, simplemente, la expresión de una personalidad única e intensa, la de su autor. Dentro del corpus de Alec, Graffiti Kitchen también es singular. Se trata de una historia larga (48 páginas) en la que todos los temas habituales de la serie (la anécdota cotidiana, la observación psicológica, el relato tabernario, la apreciación del vino; la alegría de vivir, en suma) se subordinan a la historia de amor a través de mecanismos narrativos tan complejos que dan una desnuda sencillez a la obra. Puede que sea un gusto adquirido, pero con Campbell, la expresión “tebeo adulto” no produce sonrojo.



Publicado originalmente en U #20 (junio 2000), bajo el nombre de Trajano Bermúdez.
Este texto sobre Graffiti Kitchen apareció originalmente en un número especial de U donde intentamos llamar la atención sobre 90 de las que a nosotros nos habían parecido las obras más destacadas de la década de los 90. Había de todo y, visto desde la perspectiva de hoy en día, no todo bueno. Pero eran los 90, oye. Había lo que había. De hecho, recuperar este texto me ha obligado a revisar dicho número y me ha hecho pensar que daba para hacer una reflexión contemporánea sobre lo que ha pasado en el cómic durante los 20 últimos años. Si encuentro ganas, tiempo y dinero, a lo mejor la hago en un futuro próximo, aquí en Mandorla, su canal favorito. En todo caso, qué magnífica portada de José Luis Ágreda lucía aquel número. Y qué detalle el de José Luis al regalarme el original.

Agradezco a Octavio Beares que me haya recordado la existencia de este texto, que yo ya había olvidado, y que me sirve para completar la «saga Campbell». Muy oportunamente, por cierto, ahora que Entrecomics ha empezado a traducir los posts de Eddie sobre el cómic español actual. No se pierdan la primera entrega ni las siguientes. Iremos avisando.

Por cierto, Graffiti Kitchen está incluido en el volumen 1 de Alec, edición de Astiberri.

1 comentario:

Octavio B. (señor punch) dijo...

nada que agradecer, hombre, a tí por ambos escritos en su día, como mucho :)