La portada de Tales Designed to Thrizzle muestra a un astronauta al pie de su cohete, donde se encuentra con un señor vestido con un traje de conejo rosa. Todo ello representado con un estilo de dibujo comercial, entre la publicidad antigua que aparecía en los tebeos de los 60-70 y los manuales de instrucciones, pero exagerado por un chillón filtro pop.
Las historietas de Kupperman mezclan pastiches de la publicidad con todo tipo de ocurrencias viñeteras. Abro el libro para ver qué me encuentro al azar: un gráfico para reconocer el lenguaje de signos de los ladrones; un anuncio para aquellos que están hartos de los retratos cuyos ojos se mueven y te siguen por toda la habitación; una historieta muda y absurda del "Primo Abuelo", un personaje chocante que se mueve en raros seudogags antipoéticos; los Scaredy Kids (Niños Asustadizos), unos niños que siempre acaban asustados por la irrupción a través de un ventanal de un personaje cualquiera (entre ellos, el superhéroe The Bittern -¡El Alcaraván!- o la Princesa de la Jungla); las flipantes aventuras del dúo policial Mark Twain y Albert Einstein, al estilo Starsky y Hutch; o las andanzas de los antiguos personajes de Kupperman, Snake and Bacon, que son una serpiente que sólo dice «sssss» y un cacho de bacon que no hace más que reiterar sus virtudes («Pego con el huevo», «Mucha gente me come para desayunar, junto con otros platos») y que permanecen impasibles mientras el resto de los personajes actúan frenéticos a su alrededor... En fin, no sigo, porque el caudal imaginativo de Kupperman es inagotable. Estamos hablando de un talento mayúsculo, un talento brutal para el humor -o el post-humor, ¿quién sabe?- que me ha hecho reírme a carcajadas un par de veces.
Kupperman consigue un esquivo equilibrio: es referencial y pop, pero al mismo tiempo es universal. Sus gags no están excesivamente localizados, y se basan más en la extrañeza que produce la revisión esquizofrénica de los productos de la sociedad capitalista que con la parodia o la sátira de objetos concretos. Su mundo parece poblado por personajes de animación televisiva setentera (¿la animación más cutre de todos los tiempos?) y figurantes de historietas de Charles Atlas que repentinamente sufren una crisis existencialista paranoica. Es una onda cercana a la de Paco Alcázar o Miguel Brieva, y de hecho no se me ocurre mejor forma de transmitir la sensibilidad kuppermaniana que recurrir a este videoclip de Van Delay, uno de los grupos de Alcázar, que parece directamente salido de las páginas de Tales Designed to Thrizzle:
6 comentarios:
Todo lo inteligente ya lo has dicho tú, así que solo reitero que este tebeo es LA HOSTIA de divertido. Pero mucho, ¿eh?
Me lo acabo de pedir, no lo tengo.
(El "video" y la canción de Paco mola muchísimo)
Y lo que se ve en el slideshow de Fantagraphics tiene un pinta increíble.
Yo no recuerdo la última vez que me reí tanto.
Uea! me encanta especialmente que me hayas enlazado aquí porque AMO MUCHO a Kupperman!...por cierto, tiene programa en Adult Swim con animaciones de sus tebeos y están geniales:
http://www.youtube.com/watch?v=OKecV5rzinc
yo lo conosía por adult swim too, así que suscribo lo disho y más! ahora, los tebeyos no los he leío, no, ya me los pillaré!
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