lunes, 27 de febrero de 2012

LA NOCHE DEL MURCIÉLAGO 32: EYE OF THE BEHOLDER


(PARTE DEL CAPÍTULO LAS MEJORES HISTORIAS DE BATMAN)

EYE OF THE BEHOLDER

Andrew Helfer & Chris Sprouse (entintado por Steve Mitchell)

Batman Annual 14 (1990)

Tenía que haber sido a Dos Caras lo que The Killing Joke al Joker. Pero, afortunadamente, no lo fue, porque “Eye of the Beholder” triunfa rotundamente en dotar de un significado, unas motivaciones y un origen al enemigo más complejo de la galería de villanos de Batman.

Si el Joker sólo funciona como criatura de instintos puros, de maldad cruda sin raíz humana, Dos Caras siempre ha tenido detrás la sombra de Harvey Dent, el fiscal del distrito amigo de Batman que víctima de un atentado se convirtió en criminal. Pero el origen de Dos Caras, si indiscutiblemente efectivo desde un punto de vista dramático, no tenía ningún sentido lógico, y así permaneció durante casi 50 años. En 1990, el extraordinario guionista Andy Helfer, conocido por proyectos heterodoxos deslizados en la maquinaria industrial de DC (The Shadow, Justice Inc.) agarró el toro por los cuernos, dio marcha atrás a las manivelas del reloj y se plantó en los inicios de la carrera de Batman para contarnos exactamente por qué un frasco de ácido había convertido a un paladín de la ley en un maníaco homicida. Sin abandonar el registro y los modos de un tebeo de superhéroes como mandan los cánones, Helfer nos revela paso a paso los resortes de la esquizofrenia latente de Dent, la dolorosa relación con su padre, la procedencia del dólar de plata y su simbolismo, las presiones que sufre en su trabajo y cómo sus instintos ocultos se rebelan contra las frustraciones que le produce. Cuando en la página 37 asistimos a una escena que ya conocemos de memoria, el gángster Maroni arrojando ácido a la cara de Dent, todo es distinto de lo que ya conocíamos, aunque todo es lo mismo. Ahora no sólo sabemos que cuando le quiten las vendas Dent estará desfigurado, sino que por vez primera comprendemos por qué se convierte en Dos Caras. La amplitud de la historia da para acoger a un personaje memorable, el doctor Ruldoph Klemper, asesino en serie cruel, despiadado, frío y siempre atildado y sereno, cuya sonrisa hiela la sangre, que le explica con el mayor aplomo a Harvey Dent todo lo que necesita saber de la vida: “Te contaré mi secreto, pero lo negaré ante el tribunal. Hay dos personas en mí, Harvey. Uno es el doctor Klemper, el destacado y respetado miembro de la comunidad médica. El otro es el asesino con ganas de divertirse, el pequeño Rudy.” Y tras explicarle cómo se las apaña para mantener a ambos individuos cohabitando pacíficamente, le propone al fiscal: “Es muy fácil, Harvey. Incluso tú puedes hacerlo.” Para completar el paquete, los excelentes dibujos corren a cargo de Chris Sprouse, dotadísimo artista que pocas veces ha llegado a tanto nivel como en este Annual, y el remate para los fans veteranos lo pone la portada de Neal Adams, que aunque espantosamente coloreada posee valor nostálgico.

El origen de Dos Caras ha sido tratado en otra ocasión con similar acierto: en la serie animada de televisión, que recupera, modifica y amplía elementos presentes en “Eye of the Beholder” para componer una historia esencialmente idéntica, superficialmente distinta y tan emocionante como ésta, una auténtica osadía en animación supuestamente infantil. En el reciente Batman: The Long Halloween, una serie limitada de 13 episodios escrita por Jeph Loeb y dibujada por Tim Sale, de nuevo nos situamos en los primeros pasos de Batman, en la época en la que luchaba contra el crimen codo con codo con Harvey Dent. El origen de Dos Caras es presentado una vez más, y con mayor número de páginas y de detalles argumentales, pero con una considerable rebaja en cohesión, complejidad y vitalidad, resignándose alegremente a darnos una versión desleída y mucho más aparatosa. Evidentemente, el origen de Dos Caras no se puede contar dos veces.

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