Mauro Entrialgo, tu odiado Chris Ware, Joann Sfar, Ron Regé Jr., Zak Sally, Brian Chippendale, tú y muchos más dibujantes de cómics sois también músicos. ¿Crees que existe alguna relación entre una cosa y la otra, que hay una «música de las viñetas», o que es puramente casual y podríamos encontrar el mismo número de ejemplos de dibujantes que también son fontaneros o peluqueros?
Pues no lo sé... Supongo que tanto la música como los tebeos son cosas que han rodeado a cualquiera que haya tenido inquietudes artísticas en los últimos 50 años, así que es normal que mucha gente coincidamos en las dos cosas. Además, el rock y los cómics comparten una cierta «mitología», son cosas más o menos afines... En mi caso, tuvo bastante que ver con conocer gente en la escuela de arte. A los quince días de entrar había que montar un grupo y hacer un fanzine, si no, aquello no tenía ningún sentido.
No sabía que Chris Ware también hacía música. Tiene pinta de ser un virtuoso del banjo o algo así. Con ese cabezón que tiene. Lleno de banjos. Sus putos banjos.
Revisando la discografía de Mal Amigo desde los noventa hasta ahora, no puedo evitar la sensación de que hay una relación entre esa música y tus historietas. Quiero decir que hay cierta sintonía estilística o espiritual, por llamarlo de alguna manera. Que es la música que uno se imaginaría hecha por el tío que dibuja esos tebeos. Es más, que hay una evolución paralela entre la música y las historietas, del ruidismo más agresivo, contemporáneo de la época en que entroncabas más con la «línea chunga», a los collages actuales, tipo antipop, por decir algo, semejantes al colorido informático de tu obra más reciente. ¿Es todo una paja mental mía o tú también ves esa relación?
Buf, la verdad es que nunca lo había visto así. De hecho, yo diría que no hay ninguna relación entre lo que dibujo y la música que hago, aunque también es verdad que este tipo de cosas a veces se ven más claras desde fuera que como las percibe uno mismo... No sé, yo conscientemente nunca he pretendido que hubiera ninguna coherencia, desde luego. Creo que la música que he hecho ha tenido más que ver con la música que he escuchado, con la gente con la que he coincidido y con los instrumentos que he utilizado más que con nada relacionado con los tebeos. Y los tebeos, lo mismo; yo no veo ninguna relación entre ellos... más allá de que, evidentemente, están hechos por una misma persona que ha ido cambiando con el paso del tiempo y supongo que de alguna manera, las dos cosas me retratarán en cada momento, pero no veo un «discurso» común ni nada parecido. Como mucho, un cierto sentido del humor, la cultura pop americana... cosas un poco generales.
Una cosa que me llama la atención de tu producción musical es que la música parece solamente una parte de un proyecto más amplio, un proyecto que a falta de otro nombre llamaré narrativo, en el que creas un mundo paralelo de grupos, portadas y estilos que es casi tan importante como la música misma. Es como si te divirtieras haciendo no sólo música, sino como si, además, jugaras a crear un microuniverso musical propio, formado por grupos que son como esos personajes tuyos que viven dentro del cuerpo de alguien sin saberlo. ¿La música necesita tener una cara, un nombre y una historia detrás? Y si es así, ¿entonces con la desmaterialización de la música en internet, con la pérdida del objeto y el envoltorio, vamos a perder algo importante?
Es verdad, algo de eso sí que hay. Prácticamente, todos mis grupos han respondido a algún tipo de fantasía más o menos «narrativa», como tú dices. A cada uno me lo imaginaba como una banda formada por gente inventada y con una cierta historia propia; Black Beethoven, por ejemplo, eran un montón de negros con un teclista blanco que habían tocado en los 70 en clubes de striptease, Los Súper-Asesinos eran unos tíos que hacían bandas sonoras para pelis de serie B, Funnier Than Suicide eran un grupo diferente en cada canción, Van Delay son doce ex-miembros de Robo-Tronik que, de hecho, creé físicamente para la portada de su primer disco... Es cierto, esa sensación de crear un pequeño universo para cada uno y con sus portadas y tal, me gusta casi tanto como la música en sí. Recuerdo que hace tiempo pensé en dejarme de pseudónimos y firmarlo todo con mi nombre, pero al final llegué a la conclusión de que sería mucho menos divertido.
No creo que la música tenga que ser siempre el honesto reflejo de un artista y esas cosas... A mí siempre me han fascinado esos productores que se inventaban grupos y de alguna manera «manipulaban» al consumidor. Era algo muy común en los 50 y 60. Luego llegaron Bob Dylan y los malditos hippies y lo jodieron todo, ja ja... Ahora también existe eso, claro, pero en circuitos musicales que no me interesan nada...
Internet es un campo ideal para que crezcan como setas proyectos de este tipo. Para empezar, ya se ha cargado la industria musical. Bien. Ahora hay que cargarse a los músicos. Bueno, a lo mejor no. Pero hay que reconocer que toda la filosofía socio-místico-musical del siglo XX ya está más que agotada. Ya sabemos lo bonitos que eran los discos, lo maravillosos que eran los tocadiscos y lo guay que era ser superestrella de rock. Ya está. Pasemos a otra cosa. Yo creo que sería bonito que internet sirviera para que surja algo nuevo, una nueva manera de entender no sólo la distribución de música, sino incluso, la creación musical. Lo dejo ahí, ja ja...
Revisando la discografía de Mal Amigo desde los noventa hasta ahora, no puedo evitar la sensación de que hay una relación entre esa música y tus historietas. Quiero decir que hay cierta sintonía estilística o espiritual, por llamarlo de alguna manera. Que es la música que uno se imaginaría hecha por el tío que dibuja esos tebeos. Es más, que hay una evolución paralela entre la música y las historietas, del ruidismo más agresivo, contemporáneo de la época en que entroncabas más con la «línea chunga», a los collages actuales, tipo antipop, por decir algo, semejantes al colorido informático de tu obra más reciente. ¿Es todo una paja mental mía o tú también ves esa relación?
Buf, la verdad es que nunca lo había visto así. De hecho, yo diría que no hay ninguna relación entre lo que dibujo y la música que hago, aunque también es verdad que este tipo de cosas a veces se ven más claras desde fuera que como las percibe uno mismo... No sé, yo conscientemente nunca he pretendido que hubiera ninguna coherencia, desde luego. Creo que la música que he hecho ha tenido más que ver con la música que he escuchado, con la gente con la que he coincidido y con los instrumentos que he utilizado más que con nada relacionado con los tebeos. Y los tebeos, lo mismo; yo no veo ninguna relación entre ellos... más allá de que, evidentemente, están hechos por una misma persona que ha ido cambiando con el paso del tiempo y supongo que de alguna manera, las dos cosas me retratarán en cada momento, pero no veo un «discurso» común ni nada parecido. Como mucho, un cierto sentido del humor, la cultura pop americana... cosas un poco generales.
Una cosa que me llama la atención de tu producción musical es que la música parece solamente una parte de un proyecto más amplio, un proyecto que a falta de otro nombre llamaré narrativo, en el que creas un mundo paralelo de grupos, portadas y estilos que es casi tan importante como la música misma. Es como si te divirtieras haciendo no sólo música, sino como si, además, jugaras a crear un microuniverso musical propio, formado por grupos que son como esos personajes tuyos que viven dentro del cuerpo de alguien sin saberlo. ¿La música necesita tener una cara, un nombre y una historia detrás? Y si es así, ¿entonces con la desmaterialización de la música en internet, con la pérdida del objeto y el envoltorio, vamos a perder algo importante?
Es verdad, algo de eso sí que hay. Prácticamente, todos mis grupos han respondido a algún tipo de fantasía más o menos «narrativa», como tú dices. A cada uno me lo imaginaba como una banda formada por gente inventada y con una cierta historia propia; Black Beethoven, por ejemplo, eran un montón de negros con un teclista blanco que habían tocado en los 70 en clubes de striptease, Los Súper-Asesinos eran unos tíos que hacían bandas sonoras para pelis de serie B, Funnier Than Suicide eran un grupo diferente en cada canción, Van Delay son doce ex-miembros de Robo-Tronik que, de hecho, creé físicamente para la portada de su primer disco... Es cierto, esa sensación de crear un pequeño universo para cada uno y con sus portadas y tal, me gusta casi tanto como la música en sí. Recuerdo que hace tiempo pensé en dejarme de pseudónimos y firmarlo todo con mi nombre, pero al final llegué a la conclusión de que sería mucho menos divertido.
No creo que la música tenga que ser siempre el honesto reflejo de un artista y esas cosas... A mí siempre me han fascinado esos productores que se inventaban grupos y de alguna manera «manipulaban» al consumidor. Era algo muy común en los 50 y 60. Luego llegaron Bob Dylan y los malditos hippies y lo jodieron todo, ja ja... Ahora también existe eso, claro, pero en circuitos musicales que no me interesan nada...
Internet es un campo ideal para que crezcan como setas proyectos de este tipo. Para empezar, ya se ha cargado la industria musical. Bien. Ahora hay que cargarse a los músicos. Bueno, a lo mejor no. Pero hay que reconocer que toda la filosofía socio-místico-musical del siglo XX ya está más que agotada. Ya sabemos lo bonitos que eran los discos, lo maravillosos que eran los tocadiscos y lo guay que era ser superestrella de rock. Ya está. Pasemos a otra cosa. Yo creo que sería bonito que internet sirviera para que surja algo nuevo, una nueva manera de entender no sólo la distribución de música, sino incluso, la creación musical. Lo dejo ahí, ja ja...
Haces música en el tiempo libre que te dejan los tebeos. Pero, ¿si te dedicaras profesionalmente a la música, harías tebeos en el tiempo libre que te dejara la música?
Me temo que nunca lo sabré, pero supongo que sí. A mí me agobian bastante las obligaciones, así que supongo que si tuviera que pasarme el día haciendo música por narices, no me costaría nada ponerme a pensar guiones para unos tebeos que no irían a ninguna parte.
Dime cinco discos que escucharas mucho antes de 2000 y que hayas vuelto a escuchar el último año.
No soy muy aficionado a volver a escuchar cosas que ya oí mucho en su día. Supongo que te refieres a los típicos grupos de los 90 que ahora pueden provocar mucha dentera. No sé... hace un tiempo con el Spotify recuerdo haber escuchado otra vez el primer disco de Frank Black, que me entusiasmaba y me volvió a gustar... También me vienen a la cabeza los discos de The Jesus Lizard que recuperé hace unos meses y la verdad es que me volví a enganchar a ellos como cuando los escuché por primera vez, los primeros discos de Dwarves me han vuelto a flipar años después... El Check Your Head o el Ill Communication de Beastie Boys los he vuelto a escuchar y me siguen pareciendo la bomba. Estoy seguro de que también hay muchos discos que me decepcionaría volver a escuchar ahora, pero creo que una voz misteriosa dentro de mí sabe cuáles son y me mantiene alejado de ellos.
¿Qué estás escuchando últimamente?
Ja ja, me encanta que me hagas esa pregunta porque me gustaría hablarte del Rock Turco de Los 70. Me tiene abducidísimo: Ersen, Erkin Koray, Mogollar... Como siempre con estas cosas hay que seleccionar, pero hay verdaderas joyas. También escucho bastante punk americano en plan A-Frames, Intelligence, TV Ghost, Factums... creo que le llaman «shitgaze», pero no me hagas mucho caso... Es punk medio garajero pero mezclado con un rollo más arty, muy distorsionado, con mucha reverberación. Me encanta la reverberación, ja ja... También llevo años enganchado a R. Stevie Moore, otro tío que lleva grabando en plan casero desde los 70 y lleva como 400 discos o así, es buenísimo. Aunque creo que sólo me gusta el 1% de lo que ha hecho, eso significa casi más canciones que las de cualquiera de mis grupos favoritos. Cuando conocí su historia me recordó un poco a mí mismo (aunque con mucho más talento y mucha más neurosis por su parte, claro) así que le hice un pedido por correo y el hombre me escribió una nota de agradecimiento en la parte de atrás de un cartón de cereales. Me pareció entrañable e inquietante a partes iguales. En los vídeos tiene pinta de haberse quedado un poco loco depués de tantos años encerrado grabando música. No sé, probablemente lo del onanismo musical es bastante peligroso. Yo no lo recomiendo, desde luego.
Me temo que nunca lo sabré, pero supongo que sí. A mí me agobian bastante las obligaciones, así que supongo que si tuviera que pasarme el día haciendo música por narices, no me costaría nada ponerme a pensar guiones para unos tebeos que no irían a ninguna parte.
Dime cinco discos que escucharas mucho antes de 2000 y que hayas vuelto a escuchar el último año.
No soy muy aficionado a volver a escuchar cosas que ya oí mucho en su día. Supongo que te refieres a los típicos grupos de los 90 que ahora pueden provocar mucha dentera. No sé... hace un tiempo con el Spotify recuerdo haber escuchado otra vez el primer disco de Frank Black, que me entusiasmaba y me volvió a gustar... También me vienen a la cabeza los discos de The Jesus Lizard que recuperé hace unos meses y la verdad es que me volví a enganchar a ellos como cuando los escuché por primera vez, los primeros discos de Dwarves me han vuelto a flipar años después... El Check Your Head o el Ill Communication de Beastie Boys los he vuelto a escuchar y me siguen pareciendo la bomba. Estoy seguro de que también hay muchos discos que me decepcionaría volver a escuchar ahora, pero creo que una voz misteriosa dentro de mí sabe cuáles son y me mantiene alejado de ellos.
¿Qué estás escuchando últimamente?
Ja ja, me encanta que me hagas esa pregunta porque me gustaría hablarte del Rock Turco de Los 70. Me tiene abducidísimo: Ersen, Erkin Koray, Mogollar... Como siempre con estas cosas hay que seleccionar, pero hay verdaderas joyas. También escucho bastante punk americano en plan A-Frames, Intelligence, TV Ghost, Factums... creo que le llaman «shitgaze», pero no me hagas mucho caso... Es punk medio garajero pero mezclado con un rollo más arty, muy distorsionado, con mucha reverberación. Me encanta la reverberación, ja ja... También llevo años enganchado a R. Stevie Moore, otro tío que lleva grabando en plan casero desde los 70 y lleva como 400 discos o así, es buenísimo. Aunque creo que sólo me gusta el 1% de lo que ha hecho, eso significa casi más canciones que las de cualquiera de mis grupos favoritos. Cuando conocí su historia me recordó un poco a mí mismo (aunque con mucho más talento y mucha más neurosis por su parte, claro) así que le hice un pedido por correo y el hombre me escribió una nota de agradecimiento en la parte de atrás de un cartón de cereales. Me pareció entrañable e inquietante a partes iguales. En los vídeos tiene pinta de haberse quedado un poco loco depués de tantos años encerrado grabando música. No sé, probablemente lo del onanismo musical es bastante peligroso. Yo no lo recomiendo, desde luego.
Gratis a tu disposición: Mal Amigo.
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