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miércoles, 18 de junio de 2014

ESTO ES IMPORTANTÍSIMO


Hace hoy exactamente dos miércoles estaba en Bilbao asistiendo al extraordinario festival Letras y fútbol cuando me enteré de que el hito más estable del panorama del cómic español de la democracia, casi podríamos decir nuestra Casa Real de la historieta, saltaba por los aires. La consecuencia de la retirada de una portada sobre la abdicación de Juan Carlos I en El Jueves fue la dimisión de un nutrido grupo de dibujantes de la revista, entre ellos algunos de mis mejores amigos. Menciono esto porque no quiero que nadie dude de que, aunque ni me va ni me viene lo que pase en El Jueves, he sentido una implicación personal en lo que ha pasado a través de estos amigos, cuya situación extremadamente difícil no he dejado de tener muy en cuenta durante casi cada hora de estas dos últimas semanas.

No voy a relatar lo que todo el mundo sabe ya. En internet se puede encontrar abundante información al respecto. Si alguien busca un relato coherente con el que no perderse, recomiendo que lea este resumen de Gerardo Vilches en Entrecomics: RBA retira una portada de El Jueves sobre la abdicación real y varios dibujantes abandonan el semanario en respuesta. También hay una exhaustiva sinopsis repleta de citas y referencias a cargo de José Antonio Serrano en Guía del Cómic.

Tampoco voy a desahogarme con obviedades sobre la ruina que es España ahora mismo, un lugar donde personas honradas y trabajadoras se ven obligadas a renunciar a su empleo por mostrar una dignidad de la que están exentos los que nos gobiernan desde las instituciones políticas y económicas y desde la prensa que nos pastorea. No es lugar ni momento de eso. Es momento y lugar de regocijarse y de movilizarse. Movilizarse sin moverse del sillón sobre el que estamos sentados leyendo este post, se entiende.

Tenemos que regocijarnos porque los dibujantes que abandonaron El Jueves han realizado un esfuerzo inmenso para montar una revista completamente libre y autónoma en la que seguir ejerciendo su profesión: el humor, la sátira social y política. El periodismo, a fin de cuentas, aunque a muchos se les haya olvidado lo que esa palabra significa. Esa revista es Orgullo y satisfacción, se publica en formato digital y se pone a la venta hoy miércoles al precio mínimo de 1,50€.

¿Por qué digo precio mínimo? Porque Orgullo y satisfacción es algo más que una cuestión de principios. Es también una cuestión de supervivencia. Para muchos de los dibujantes que han abandonado El Jueves, éste era su único medio de subsistencia. Como autónomos que son, se han quedado sin sueldo, sin subsidio y sin protección alguna de la noche a la mañana. Y como profesionales del dibujo que son, han dedicado años a trabajar a cambio de tarifas muy modestas. No penséis que tienen un colchón en el banco. Lo que sí siguen teniendo son familias que alimentar e hipotecas que pagar. Orgullo y satisfacción es su finiquito, un puente tendido hacia el futuro, en el que espero no tarden en organizarse para lanzar una revista nueva y viable donde puedan seguir su profesión. Pero ahora necesitan nuestra ayuda para llegar hasta ahí. Orgullo y satisfacción vale mucho más que un euro y medio.

También me gustaría que todo el mundo tuviera claro que detrás de Orgullo y satisfacción no hay ningún grupo mediático, ningún inversor, ningún apoyo financiero. Son los propios dibujantes los que se han organizado y financiado el proyecto, que aprovecha la mínima estructura editorial preexistente de ¡Caramba!, una microeditorial de cómics fundada por uno de ellos hace apenas tres años. Es una publicación verdaderamente independiente, algo cuyo valor creo que todos estamos empezando a apreciar más cada día, sobre todo después de estas semanas de bombardeo propagandístico sobre las excelencias del Régimen que Franco nos dio en la figura de los Borbones. Es el momento de estirarse un poquito y demostrar con la cartera que creemos en todo lo que decimos en Twitter. Es el momento de comprar.

COMPRA ORGULLO Y SATISFACCIÓN

ADEMÁS: Los dibujantes de Orgullo y satisfacción llevan muchos años haciendo excelentes cómics, en El Jueves y fuera del mismo. Comprar esos cómics es más una forma de ayudarse a uno mismo que a ellos. Me permito hacer unas pocas sugerencias al lector curioso que pueda necesitar entretenimiento para las inminentes vacaciones estivales:

23 fotogramas por segundo, de Albert Monteys.
Ser un hombre: cómo y por qué, de Albert Monteys.
La industria de los sueños, de Paco Alcázar.
Reunión, de Manel Fontdevila.
Manual de instrucciones para libros de instrucciones, de Bernardo Vergara.
¡Escucha esto!, de Manuel Bartual.
Sexorama, de Manuel Bartual.
Sexorama. Donde caben dos, caben tres, de Manuel Bartual.
No os indignéis tanto, de Manel Fontdevila.
¡La crisis está siendo un éxito!, de Manel Fontdevila.
Profundamente anticlerical, de Manel Fontdevila.
¡Esto es importantísimo!, de Manel Fontdevila.
Daño gratuito, de Paco Alcázar.
Huracán de sensatez, de Paco Alcázar.
El mundo según Ptolomeo, de Bernardo Vergara.
Zorgo, de Luis Bustos.
Anunciado en TV, de Sergio Morán y José Luis Ágreda.

TODO LO IMPORTANTE YA ESTÁ DICHO. Pero si has llegado hasta aquí y eres lector habitual de Mandorla, no me resisto a dejar anotadas dos ideas que posiblemente tengan desarrollo en el futuro. Para los que seguimos y estudiamos el cómic español, creo que durante este par de semanas se han producido un par de hechos significativos que deberíamos recordar cuando hagamos historia de esta época. Por un lado, la escisión muy probablemente suponga la muerte efectiva de El Jueves, tras una agonía más o menos larga y dolorosa. Si esto fuera así, se estaría cerrando todo un capítulo de la historia del cómic español, porque El Jueves era la última superviviente de la época en que el cómic de prensa inundaba los kioscos. Representaba un modo de trabajar y un concepto de la profesión de historietista que ya sólo El Jueves mantiene y que se ha extinguido, probablemente para no volver. La segunda idea está relacionada con ésta, ya que precisamente la plataforma que han elegido los autores salientes de El Jueves para articular Orgullo y satisfacción es ¡Caramba!, una microeditorial fundada por Manuel Bartual y Alba Diethelm hace apenas tres años y que representa el modelo completamente opuesto al de la gran empresa al estilo RBA/El Jueves. Un modelo que, de hecho, ha sido frecuentemente denostado y menospreciado desde el propio mundillo del cómic tradicional que se aferra al sistema de El Jueves pensando que todo tiempo pasado fue mejor. Pero cabe preguntarse, ¿dónde estarían ahora los dibujantes exiliados si no existiera ¡Caramba! para darles voz? Aún más: ¿de qué oferta de humor crítico disfrutarían los lectores esta semana del traspaso de poderes de Juan Carlos a su hijo? Quizás a esto se refiriese el Borbón cuando dijo que había que dejar paso a una nueva generación. Todo está cambiando siempre, continuamente, pero sólo en ocasiones esos cambios se visibilizan ante nuestros ojos de una forma tan evidente. Tan revolucionaria, sí.

[Despedida a gritos desde el pasillo: no tengo palabras para expresar lo espectacular que fue el trato que recibimos en Bilbao; cuando os inviten allí... ¡dejadlo todo y salid corriendo!]

ACTUALIZACIÓN: Leído Orgullo y satisfacción, me he reído muchísimo. Tal vez sea por eso que dicen de que el hambre agudiza el ingenio, o porque los autores no han tenido tiempo de pensarlo demasiado y se han lanzado a tumba abierta sobre sus páginas, pero el nivel de esta revista es abrumador. Realmente han respondido a la ocasión dando lo mejor de sí mismos. Por otra parte, la revista funciona maravillosamente en el iPad, hasta el punto de que hacerme pensar que preferiría leer algo así en formato digital todas las semanas antes que en papel. Quizás Orgullo y satisfacción esté marcando un momento más histórico de lo que creemos y abra el camino de la viabilidad del cómic digital para el futuro.


De izquierda a derecha, Paco Alcázar, Manuel Bartual, Luis Bustos
y Olga Rodríguez. En pantalla: Pepe Colubi y Albert Monteys.

ACTUALIZACIÓN 2 · «ORGULLO Y SATISFACCIÓN» EN VIVO EN LAVAPIÉS: Ayer tuve ocasión de asistir a uno de los eventos en torno al cómic más peculiares y emocionantes que recuerdo. Uno de esos que te hace pensar «Me alegro de haber estado allí» porque olía a histórico. Si al mediodía se ponía a la venta Orgullo y satisfacción, apenas seis horas después se había organizado una improvisada presentación de la revista en el Teatro del Barrio, en Lavapiés. La presentación ofreció numerosas y significativas diferencias con lo que estamos acostumbrados a ver en las típicas presentaciones del mundo del cómic. Se celebró en un escenario que no pertenece al circuito de cómics, asistió un público muy numeroso que no es lector de cómics habitual y se difundió por streaming a través de eldiario.es, alcanzando así a un público aún mayor. Aún más significativa fue la calidez con la que el público arropó a los chicos de Orgullo y satisfacción, dedicándoles numerosas ovaciones llenas de cariño, algo que los normalmente solitarios dibujantes de cómics no están acostumbrados a recibir. Los tres autores presentes en persona -Manuel Bartual, Paco Alcázar y Luis Bustos- estuvieron muy simpáticos e inspirados, entre los lamentos de un Bartual en estado de alucinación después de «40 horas sin dormir» hasta las ocurrencias de un Paco Alcázar que demostró que, si las cosas van mal en el futuro, ellos siempre podrán ganarse la vida yendo de salón del cómic en salón del cómic y contando el numerito de la ruptura con El Jueves, al estilo de las viejas estrellas de Star Trek en las convenciones americanas. También hubo conexiones vía Skype con Albert Monteys y Pepe Colubi, primero, y con Bernardo Vergara, después. Todo ello conducido por la periodista Olga Rodríguez.

Durante el acto, ya se sabía que Orgullo y satisfacción había sido un éxito, superando las previsiones de sus organizadores. 17.000 ejemplares vendidos (que no hay que multiplicar por 1,5€, ya que muchos compradores pagaron más). Debido a este éxito, reinaba una atmósfera de incertidumbre y de excitación. Nadie sabe qué va a pasar ahora, pero la sensación es que se ha abierto una puerta y al otro lado está el futuro. Ésta es la primera vez que un cómic digital funciona de esta manera en España (bueno, de ésta o de cualquier otra), y más allá de todos los análisis que se quieran hacer sobre las circunstancias irrepetibles del fenómeno, Orgullo y satisfacción ha demostrado que ahí hay un negocio, si se sabe encontrar la manera de explotarlo y articularlo. Y ese negocio es el que tiene que reemplazar al antiguo y caduco negocio de la prensa de kiosco, de modo que más vale que los observadores de este episodio se lo tomen con la debida atención y rigor, porque su valor es histórico.

Pero ayer hubo otra cosa que me llamó la atención. El apoyo y la participación del público, sincero y entusiasta, mostraba que hay al menos una parte de la población que está harta de consignas oficiales y prensa institucional y que demanda rupturas en todos los órdenes de la vida social española, y entre ellos en los medios de comunicación y los productos informativos y culturales que consumimos. No cabe la menor duda de que uno de los motivos por los que Orgullo y satisfacción se ha ganado el apoyo de este público ha sido por lo que su acto tiene de ruptura. Ruptura con la gran empresa, ruptura con las consignas oficiales, ruptura con un sistema y un medio de vida que cada vez más se percibe como alienante y dañino para el ciudadano medio. Hay sed de nuevas propuestas, de propuestas auténticas e independientes que den respiro entre tanta tormenta mediática de las corporaciones internacionales. Creo que Orgullo y satisfacción no habría tenido el mismo apoyo si simplemente hubiera estado respaldado por otra editorial, por un competidor de RBA. Ser pequeño parece hoy una clara ventaja, y es difícil que no te venga a la cabeza la metáfora de los ágiles mamíferos que correteaban entre los descomunales dinosaurios durante el ocaso de estos. Creo que hay una parte del público que está muy necesitada de sentir que los nuestros toman la voz en la guerra de difusión de mensajes propagandísticos.

Todos los autores de cómics estamos embarcados en nuestra propia guerra continua, que es la de ampliar nuestro público, llegar a nuevos lectores. Tal vez ayer se escenificara de forma más evidente que nunca la necesidad de salir a buscar a ese nuevo público en nuevos espacios, acercándose a ellos con nuevas maneras y nuevos temas que les interesen e impliquen. Y ésta puede ser la lección más importante que nos ha dado esta semana un grupo de dibujantes que deberían sentirse henchidos de un merecidísimo Orgullo y Satisfacción.

[A las 10 de la mañana del día 19, 22 horas después de su salida a la venta, Manuel Bartual me confirma que las ventas ya han llegado a los 21.000 ejemplares, y siguen subiendo].

viernes, 13 de diciembre de 2013

SILVIO JOSÉ, DESTRONADO: UNA NOVELA GRÁFICA PICARESCA


Hace un par de días hablaba de Los surcos del azar, de Paco Roca, y de No os indignéis tanto, de Manel Fontdevila, como dos cómics españoles recientes que retrataban desde dos diferentes perspectivas el momento actual en el que se encuentra España. De ambos se pueden extraer algunas conclusiones sobre lo que nos ha llevado a donde estamos (la mierda absoluta, por si alguien aún no se ha dado cuenta). Pero hay un tercer tebeo que he leído recientemente y que acaba de completar esa trilogía de España, dando una pincelada más a nuestro autorretrato esperpéntico. Es el Silvio José, emperador (Astiberri) de Paco Alcázar el que pone la pieza final del mosaico.

miércoles, 13 de octubre de 2010

MONEROS DE PRENSA

[De izquierda a derecha: Manel Fontdevila, Fernando Rivera Calderón,
Toño Garci y José Hernández]

Anoche estuve en otra de la mesas redondas sobre historieta organizadas por el Centro de Cultura de España en México. El título era «Historieta y periodismo gráfico. Moneros en la prensa escrita», y se celebraba en el Museo Nacional de la Estampa, con la presencia de Fernando Rivera Calderón (moderador) y los moneros Toño Garci, José Hernández y nuestro Manel Fontdevila. La dinámica de la mesa fue curiosa, con algunos participantes que se incorporaron tarde a la misma y otros que la abandonaron antes de que concluyera, de manera que al final la cosa acabó siendo un mano a mano entre Manel y Hernández. A los que ya llevamos un tiempo en estas tierras no nos sorprende del todo esta dinámica un tanto impredecible y algo caótica de los acontecimientos, algo que por otra parte no les quita nada de interés. Al contrario, casi agradecí la reducción final del elenco, porque escuchar a José Hernández explayarse sobre todos los temas que planteaba el (nuevamente, muy activo e interesado) público fue un verdadero placer. Manel aportó el punto de contraste de la visión que se tiene de la profesión desde Europa, e inevitablemente la proyección de la famosa portada llevó la discusión hacia el problema de la libertad de expresión, que si es siempre fundamental para cualquier caricaturista político, lo es mucho más en México, uno de los países donde los periodistas tienen que ejercer su trabajo bajo una presión más intensa, no sólo del aparato político y económico, sino de otros sectores que todos conocemos por su presencia constante en los titulares de los medios de comunicación. México es realmente un país de contrastes, donde la gran tragedia cotidiana se traga con mucho humor, aunque sea negro, como nos enseñó Fernanda Tapia, conductora del programa televisivo El Almohadazo, que nos entrevistó a Manel y a mí por la mañana y que nos habló de páginas tan inconcebibles como el blog del narco.

Me hubiera gustado poder ofrecer el vídeo de la mesa redonda de los moneros, o al menos un resumen, pero me temo que la grabación no salió demasiado bien. Por lo menos dejo constancia con estas palabras de que fue una (otra) velada estupenda en el DF.

martes, 8 de diciembre de 2009

MICROENTREVISTA: BERNARDO VERGARA


Hace poco comentaba que con El mundo según Ptolomeo (Diábolo, 2009), de Bernardo Vergara, me había reído en voz alta, cosa que no me suele pasar leyendo un tebeo. Para entender mejor qué es lo que le hace tan gracioso, he intercambiado impresiones con su autor.

¿Cuál es tu historieta favorita de El mundo según Ptolomeo y cuál es la que ahora te arrepientes de no haber incluido?

Te voy a decir dos favoritas, ¿vale? Por un lado está Un día en la vida de la familia Cristo. Con la excusa de un documental de James Cameron en el que aseguraba haber encontrado la tumba de Jesucristo junto a los restos de su esposa, María Magdalena, y el presunto hijo de ambos, cuento cómo sería la vida cotidiana de tan peculiar familia. Seguramente no es la mejor historieta del libro pero cuando la releo me viene el recuerdo de habérmelo pasado estupendamente haciéndola, en ese tono de humor tontorrón que tiene. Y luego, dentro de una historieta sobre perversiones sexuales, hay una tira titulada La coprofagia que, para mí, es uno de los momentos más graciosos del libro.

Me arrepiento mucho de no haber incluido La vida secreta de Radovan Karadzic. Lo explicaba en mi blog hace unos días: no la seleccioné para el libro porque hacía referencia a una noticia de actualidad de hace casi dos años (la detención de Radovan Karadzic) y me dio miedo que los lectores no la entendieran, pero dudé si incluirla o no hasta el último momento. Además, da la casualidad de que en estos días, coincidiendo con la aparición de El mundo según Ptolomeo, Karadzic está saliendo en los periódicos prácticamente a diario con motivo del proceso al que se le somete por parte del tribunal de crímenes de guerra de la ONU, con lo cual sigue siendo un tema de actualidad. Otra que me habría gustado incluir en el libro es una historieta de dos páginas titulada 50 razones para odiar a Bush, porque representa una época de mi trabajo en El Jueves en la que hice decenas de historietas sobre Bush, Aznar y la guerra de Irak. Me habría gustado que eso hubiera estado representado en el libro de alguna manera, pero al final me rajé por las mismas razones que con la de Karadzic, aunque creo que en general se habrían entendido todos los chistes. Ya ves, ¡soy un indeciso!

¿Tienes el síndrome del pagliacci? ¿Eres el payaso que ríe por fuera y llora por dentro?

Hombre, yo soy un poco agonías, pero no sé si tanto, ja, ja. Aunque, la verdad sea dicha, en este trabajo en el que has de hacer chistes sí o sí, porque la revista o el periódico en el que publicas ha de salir todos los días, te toca ser el pagliacci más veces de las que te gustaría. No sé, estoy pensando en cuando estás enfermo o, peor aún, cuando muere alguien querido. Es una putada sentarte en la mesa a hacer humor en esas condiciones pero, ¿qué le vas a hacer? Es lo que hay. Y luego está ya, en referencia a los temas que tocamos, que muchas veces te ríes por no llorar, ¿no? Me refiero a cuando te toca hacer chistes con temas como la guerra de Irak, el bombardeo de Gaza y cosas así, que te entristecen o te hierven la sangre.

¿Te ríes de tus propios chistes?

Sí. Me pasa más cuando los leo después de un tiempo que cuando los estoy dibujando. Por ejemplo, haciendo la selección de páginas para El mundo según Ptolomeo, me saltaba la risa cada dos por tres. Leer las páginas más antiguas, era como estar leyendo historietas de otra persona porque ya ni me acordaba de los chistes. Cuando dibujas todas las semanas quince o veinte chistes esto pasa, ¿eh? Mira, ayer mismo hablaba por teléfono con José Luis Ágreda, porque estamos desempolvando Jaula Magna con intención de recopilarlo y nos pusimos a releer páginas, él en Sevilla y yo en Huesca, y nos reíamos como tontos. Qué buen rato pasamos, ja, ja.

Los humoristas siempre os estáis quejando de que no se os reconoce tanto como a los que hacen cómic serio o dramático, pero sois los únicos que os ganáis la vida con el cómic en este país. Explícame eso.

Bueno, es que es falso que no se nos reconozca. La única revista profesional en España es una revista de humor, El Jueves, porque tiene el reconocimiento y el aplauso del público, ¿no? Y los periódicos y las revistas normalmente buscan humoristas para sus páginas y no autores dramáticos. Por ese reconocimiento precisamente, nos ganamos la vida con el cómic. Ahora bien, sí que hay compañeros míos (y yo mismo, en otro tiempo) que se quejan de que a la hora de premiar obras de cómic, el humor siempre está peor considerado, como parece que pasa también en otras artes, como el cine, ¿no? Pues bueno, a mí eso ya me da un poco igual, ¿eh? ¡Ellos tienen los premios y nosotros los millones, ja, ja!

Si tú fueras rico...

Dubidubi dubidubi dubidubi dubidú.

Si yo fuera rico lo primero que haría sería pillarme un año sabático para decidir si quiero seguir siendo dibujante o, yo qué sé, bon vivant, ja, ja. Yo creo que yo sería un gran bon vivant, ¿eh? ¡Ponedme a prueba, mecenas del mundo! Lo que sí tengo claro es que me tomaría la profesión con más relajo. Seguramente sería la oportunidad de abordar otras fórmulas sin el agobio de las entregas. Aunque, no nos engañemos, el agobio de las entregas es un acicate creativo de primera, así que lo mismo lo de ser un bon vivant acababa conmigo como creador y me convertía en lector a secas, en el pagliacci que se ríe por fuera de lo que otros lloran por dentro, ja, ja. No, en serio, supongo seguiría dibujando pero creo que cambiaría el chip radicalmente e intentaría explorar otros campos. Con calma, eso sí...

¿Y si tuvieras una escoba?

Tantas cosas barreríaaaa. Las religiones, el cambio horario, las monarquías, los altavoces con musiquitas navideñas por las calles, los que se pasan los derechos humanos por el forro, la ONU que no sirve para que los que se pasan los derechos humanos por el forro no se pasen los derechos humanos por el forro, los que tocan el claxon por cualquier tontería, los “días sin”, los políticos... No sé, los que leen mis chistes cada día se pueden hacer una idea de las cosas que barrería si yo tuviera una escoba. De momento me voy a barrer mi estudio, que buena falta le hace.

[Entrevista ilustrada con un par de autorretratos de Bernardo Vergara, aquejado de garabatosis, enfermedad que le impide dejar de dibujar ni un solo instante del día].