(PARTE DEL CAPÍTULO MONDO BATMAN)
COMISARIO GORDON
El más antiguo de todos los personajes secundarios de Batman (está ahí, en la primera viñeta de Detective 27, 1939, charlando con Bruce Wayne), Jim Gordon ha tenido dos vertientes en su dilatada existencia como personaje de ficción.
La primera versión de Gordon, que yo identificaré siempre con el nombre de “inspector Fierro” que le daban las ediciones mexicanas de Novaro, abarca toda la era clásica, hasta 1964. Este Gordon es poco más que una figura decorativa, un hombre mayor, de pelo blanco, bigote y gafas, grueso de complexión, al que apenas vemos fuera de su despacho, eternamente informando a Batman y Robin de los motivos por los cuáles ha activado la Batseñal. Nunca se nos revela nada sobre él ni sobre su vida privada, es sólo la personificación de la autoridad.
El segundo Gordon parte del “New Look”, e irá creciendo en estatura con el paso de los años. Éste está considerablemente rejuvenecido (si antes aparentaba más de 60 años, ahora no da la sensación de llegar ni siquiera a los 50), o al menos se ha quitado kilos de encima, como Alfred en su momento, y ya no se muestra tan pasivo. Poco a poco, va saliendo del despacho, participa activamente en los casos y en ocasiones incluso se convierte en co-protagonista de las aventuras. También conocemos con mayor detalle la verdadera naturaleza de su relación con Batman, un hombre que le hace la vida mucho más fácil pero al que, en rigor, debería arrestar. Así, descubrimos que lo que antes parecía un intercambio puramente profesional, con el paso de los años se ha convertido en una profunda amistad. Ya sea en los años 70 ó en los 90, en historias dramáticas o humorísticas, en los tebeos o en la serie de animación, Gordon es el único personaje al cual se ha situado repetidas veces en la posición de ser amigo de Batman, con una amistad mucho más libre de distorsiones que la que une a Bruce Wayne con Alfred o Dick Grayson, por ejemplo. La duda siempre existe: ¿conoce Gordon la identidad secreta de Batman? Evidentemente, sería un error para los tebeos contestar de forma categórica cuando se puede mantener la sospecha. La convención más aceptada es que Gordon sabe, y Batman sabe que Gordon sabe, pero ambos saben que es mejor para todos no comentarlo nunca en voz alta, y fingir que nadie sabe nada.
Durante los últimos diez años, Gordon ha sido, cada vez más, el único hombre cuerdo de Gotham. Sometido a mil presiones, no sólo por su cargo, sino por las azarosas circunstancias que le han aplicado los guionistas, siempre ha respondido con una integridad y una eficacia aquetípicas. Protagonista verdadero de Year One, tras aquella historia fundacional su mundo sería mucho más matizado y complejo. Ahora está casado con su pecadillo de juventud, la temperamental teniente Sarah Essen, y ambos forman la pareja más dura de la ciudad. Pero, al contrario que tantos “tipos duros” de los que son moneda corriente hoy en día, Jim Gordon lo es siempre por las circunstancias, nunca de manera vocacional. Estrella de muchas aventuras en los diferentes títulos de Batman, su nombre es ya tan reconocido que ha sido capaz de cargar con la titularidad de una miniserie, Batman: Gordon’s Law (1996).
Las versiones en imagen real de Gordon no han hecho grandes favores al personaje. Si bien Neil Hamilton en la serie de TV daba la facha correcta y componía a un entrañable abuelete algo desfasado, su pasividad e incompetencia no sólo eran exageradas, sino que siempre se veía eclipsado por el campechano Jefe O’Hara. Más débil es aún la aportación de Pat Hingle a las diferentes películas de los años 90. Aunque, junto a Michael Gough en el papel de Alfred, ha sido el único actor que ha participado en todas, apenas suma diez frases entre las cuatro producciones. Podríamos decir que estos dos Gordon se alinean con la “versión clásica” o “inspector Fierro”. Por el contrario, la serie de animación ha sabido dar con el Gordon quintaesencial, retratándole gráficamente con la edad y la complexión justas para resultar venerable pero no demasiado joven, y caracterizándole con una suma de todos los rasgos coherentes que ha demostrado desde los 70 hasta ahora para convertirse en un hombre recto y profundamente bueno, respetado y admirado incluso por sus enemigos, pero con un pronto terrible. El Gordon que vemos en los dibujos animados es, seguramente, el mismo Gordon que conocimos de joven en Year One, que se ha hecho mayor y ha conseguido poner en orden su vida.
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