sábado, 28 de julio de 2012

BOX BROWN: TODO MUERE


Durante las últimas semanas he publicado algunas entradas hablando de fanzines o minicómics (o si lo preferís, cómics marginales) norteamericanos: Los primitivos cósmicos, Cómics de la vida real y Porno de vanguardia (y más). Quiero cerrar este primer y muy parcial repaso a la actualidad postalternativa estadounidense dedicando unas líneas a tres de los autores que más me han llamado la atención individualmente. El primero será Box Brown.

Brown, muy activo durante el último lustro, en el que ha aprovechado al máximo las posibilidades de internet para la difusión, enarbola el estandarte de la sinceridad narrativa heredado de autores como James Kochalka y Tom Hart. Sus cómics tienen una dulzura gráfica hija de una línea clara caricaturesca de raíz norteamericana que viene como mínimo desde Enrie Bushmiller o John Stanley. Esta amable apariencia contrasta habitualmente con sus contenidos. Sus héroes son frecuentemente solitarios, y hay un cierto tono de nerviosismo amargo en sus relatos. «Everything Dies» no sólo es el título de una de sus series más conocidas, sino también la máxima sobre la que a veces parece que podría erigirse su visión del mundo. Pero en ocasiones no es que esta revelación le añada gravitas a su trabajo, en ocasiones es que es la justificación para quitarle gravedad a todo. O sea: también encontramos un humor desesperado en sus páginas.


Chubby Chasers (2012) es una muestra clara de ese relato agridulce, entre lo cómico y lo sardónico, que retoma los viejos temas del naturalismo indie de los 90 y 2000. Un personaje con un trabajo cutre que tiene una vida sexual mediocre y se pasa el día emborrachándose y colocándose, y cuya única esperanza de futuro es la posibilidad de enrollarse con una mujer que satisface su fetichismo por los michelines, de los cuales al mismo tiempo se avergüenza por la presión social. Es una variante del escenario clásico que hemos visto en el 1999 de Noah Van Sciver. El tebeo se cierra con un epílogo humorístico que traslada la obsesión por las lorzas a un escenario histórico: Box Brown se ha fijado, como todos los que han visto sus cuadros, en el gusto de Pedro Pablo Rubens por los físicos femeninos fornidos. La breve reinterpretación de la vida y carrera del pintor de Amberes a través de su búsqueda del volumen perfecto revela una sombra del Chris Ware que repasaba hipersintéticamente la historia del arte en el recopilatorio de Acme. Es una sombra que volveremos a ver proyectarse más adelante sobre Brown.


Fuck Shits (Retrofit, 2012) es otra pequeña odisea cotidiana de la angustia sexual. En la primera de la historias contenidas, «Best Friends 4 Ever» (se puede leer la versión a color en la red), Travis, el típico marginado social de instituto, humillado por los triunfadores, y que se autorreconoce como loser, vive una vida de escapismo emocional apoyándose en la música de Danzig, las sesiones de guitarra eléctrica fingida y los entrenamientos con katana en los descampados. El azar le da un desahogo cuando, durante una de sus excursiones con la espada, se encuentra a dos compañeras de clase en una sesión de dibujo al natural. Una de ellas está tomando apuntes de la otra, en pelota viva. El inesperado e incómodo encuentro permitirá a Travis liberarse de su soledad. Tal vez, incluso, liberarle de un futuro como protagonista de alguna masacre aleatoria en un centro comercial. «Blast Off» es el complemento gamberro del Fuck Shits, una pequeña peripecia en torno al vómito como superpoder al servicio del drogado.


Everything Dies (nº 7, Microcosm Publishing, 2011) es la serie espiritual de Brown, dedicada a replantearse dogmas religiosos bajo una nueva luz. «Lo más importante es que pienses en tus creencias», dice en la sección de cartas el autor. Esto la sitúa en un terreno cercano al de los primitivos cósmicos. En su número 7, «The Eridu Genesis», Brown imagina la creación del mundo y los hombres, y el Diluvio Universal, inventando una mitología sincrética que, finalmente, parece amalgamada por el espectro omnipresente del gran dios del tebeo americano, Jack Kirby. El triunfo final del protagonista humano, el rey Ziasudra, tiene el mismo tono amargo que se encuentra en los desnortados personajes de Chubby Chasers y Fuck Shits: la inmortalidad sólo parece el camino a la soledad eterna.


De todo lo que he visto hasta el momento de Box Brown, sin duda The Survivalist (Blank Slate Books, 2011) es lo que destaca como su esfuerzo más ambicioso y también más logrado. Presentado con una exquisitez formal superior (formato más grande y sobrecubierta con solapas), desde su portada (véase foto en la cabecera de este post) delata esa filiación con las diagramaciones de Chris Ware que mencioné al hablar de la historieta de Rubens en Fucks Shits. The Survivalist tiene un trabajo de planificación muy cuidadoso y una trama de temas tejidos con el alambre del personaje solitario tan típico de Brown, que aquí llega al extremo. Noah, el protagonista de la historia, está obsesionado con las teorías de la conspiración de podcasters como Dick March, locutor embarcado en una cruzada contra las manipulaciones secretas de grandes corporaciones como Big Pharma. Podríamos pensar que la obsesión de Brown está heredada de su padre, que construyó un refugio antinuclear bajo la casa familiar en los años 50, pero el caso es que finalmente el demente conspiracionista acaba teniendo razón: el meteorito del fin del mundo que anunciaban los medios acaba cayendo sobre América y arrasándolo todo, y Noah, atrincherado en su sótano lleno de latas sin fecha de caducidad, es uno de los pocos supervivientes. Para Noah, el apocalipsis es una liberación: por fin ha sucedido aquello para lo que se llevaba preparando toda su vida, y que sin embargo era algo que estaba fuera del alcance de su mano. Por supuesto, hay un elemento místico en este giro, una reinterpretación del Diluvio Universal de raíz más humana que la que Brown proponía en Everything Dies. El nuevo y renacido Noah descubre de pronto que, aunque ya no tiene internet, ahora sí puede dedicar todo el tiempo del mundo a perfeccionar y autopublicar sus cómics. Sin embargo, su arca está vacía, al menos hasta que encuentra a una mujer superviviente, Fatima, que se ha venido a refugiar entre las ruinas de su arrasada casa familiar. El tramo final de la historia está dedicado a una historia de amor fatal que por momentos llega a tener una grandeza humilde y emotiva. El final acepta la máxima «Everything Dies» como un hecho natural de la vida, que de todos modos debe seguir. Al fin y al cabo, el tebeo se titula «The Survivalist».

Brown está dibujando tebeos cada vez más interesantes, pero además es una de las figuras que más está haciendo por dinamizar la escena del postalternativo, emprendiendo desde su base en Filadelfia mil proyectos que ayudan a crear comunidad. En 2011 fundó uno de los microsellos imprescindibles de la escena postalternativa actual: Retrofit Comics. En la actualidad se ha embarcado en la coedición de una antología que homenajea a la revista de manga de vanguardia Garo: SP7. Proyecto, por cierto, que ha provocado una furibunda respuesta por parte de Dan Nadel, historiador de lo marginal y capo de Picturebox, el sello más marginal del panorama americano: No Good Reason. Tenga razón o no  Nadel, su postura y las respuestas que ha suscitado son el tipo de batalla dialéctica que era frecuente en el panorama del cómic español de los 80 y que parece completamente extinguido hoy en día. En parte es una pérdida de tiempo y energías, es cierto, pero también la demostración de que estamos ante un escenario vivo y entusiasta, con gente entregada con todas sus energías a lo que está haciendo. Eso es, finalmente, lo que más me entusiasma de estos tebeos: la vida que transmiten. Eso es lo que me hace exclamar: ¡Viva el comix!

2 comentarios:

el tio berni dijo...

Me gusta mucho Box Brown. De la lista que mencionas mi favorito es The Survivalist. Después de leerle tantas historias cortas, uno agradece un poco más de desarrollo, más matices, y esta historia los tiene.

Por cierto, Everything Dies también es muy bueno. Una especie de búsqueda/negación de la divinidad y sus representantes en la tierra.

http://www.comicsbeat.com/2011/12/01/box-browns-the-great-disappointment-now-available/

Por el subtítulo supongo que es una recopilación de cosas aparecidas en Everything Dies.

Robur dijo...

Jaja la discusion ("Rob Liefeld! Garo!")no la habia visto. Los tebeos de B. Brown, leido mas que nada por internet porque es dificil pillarlos en las tiendas, me gustan mucho, me porque casi nunca son predecibles. A ver si puedo pillarme The Survivalist que tiene muy buena pinta.