(PARTE DEL CAPÍTULO LAS MEJORES HISTORIAS DE BATMAN)
I AM THE BATMAN!
Steve Englehart & Marshall Rogers (entintado por Terry Austin)
Detective Comics 471-472 (1977)
Sin aliento. Así se leen estos dos trepidantes episodios que le dan a Batman un soberano vapuleo con sorpresas continuas y golpes de efecto incesantes, hasta llevarlo al límite. ¿Qué contienen estas 34 páginas? Un extenuado Bruce Wayne que acude a una clínica de reposo y es víctima de un secuestro. Siempre dispuesto a todo, saca el bat-traje de la maleta y se encara con el director de la clínica, que resulta ser su archienemigo el profesor Hugo Strange (¡visto por última vez en Detective 46, 1940). Strange apresa a Batman y, al contrario que la mayoría de los pazguatos de sus enemigos, le desenmascara sin tardanza. En la segunda parte, Batman está preso de Strange, drogado e indefenso. Mientras, su enemigo le suplanta y se dedica a apropiarse de la fortuna de Bruce Wayne. De paso, organiza una puja en la que subasta la identidad secreta de Batman y a la cual acuden tres compradores: Rupert Thorne, el Joker y el Pingüino. Robin acude al rescate y entre él y Batman acaban con el tinglado de Strange, pero no con el profesor, que ha caído en manos de Thorne, decidido a sacarle a golpes el secreto del Señor de la Noche. Strange muere sin soltar prenda. “¡Nunca! ¡Nunca me robarás mi secreto, Thorne! Porque... ¡no es mi secreto! Pertenece a... ¡Batman! Para descubrir los secretos de Batman debes derrotarle a él... ¡no a mí! Fui un necio al pensar en... ¡venderlos! ¡Batman es demasiado bueno para alguien como tú, Thorne! ¡El y yo somos iguales! ¡Nunca le traicionaré!” son sus últimas palabras, en un acto de verdadero heroísmo que Englehart explicaba así: “Es una cuestión de principios. Estaba orgulloso de sí mismo, se respetaba a sí mismo, y sentía orgullo y respeto por Batman. Y no iba a entregárselos a este matón de tres al cuarto, que es la consideración que le merece el jefe Thorne.” Acción, drama, romance, intriga (no olvidemos la presencia de la añorada Silver St. Cloud) y Marshall Rogers en plena forma. ¿Alguien da más?
Posteriores intentos de reunir a los ya seudomíticos Englehart y Rogers con el Señor de la Noche no llegaron a fructificar. A finales de los setenta, DC pensó en licenciar sus personajes para que fueran realizados por otras personas, y aparentemente uno de los primeros proyectos exteriores a DC que se iban a realizar en este contexto era un Batman por Englehart y Rogers. “Se abandonó -explica Englehart- porque básicamente el trato que nos ofrecieron fue que mientras imprimiéramos menos de 10.000 copias, podíamos hacer lo que quisiéramos con el personaje. Si hacíamos más de 10.000 copias entonces tendríamos que someternos a su control editorial. Eso no nos atraía, no íbamos a quedarnos contentos. 10.000 copias es un número demasiado bajo para ir a imprenta. No nos interesaba hacer una historia fenomenal que no pudiera leer nadie, y tampoco estábamos interesados en hacer una historia penosa.” Un segundo intento de aproximación se produjo a mediados de los ochenta, pero de nuevo sin fortuna: “Sin entrar en demasiados detalles -aclara Englehart- se me prometió que tendría control completo sobre los personajes, y a continuación se me dijo que quizás no. Yo no exijo necesariamente el control absoluto, pero sí exijo la capacidad -como una de las personas reconocidas como un experto en este personaje- sí exijo la capacidad, digo, de poder aplicar mis conocimientos y que no sean mutilados por consideraciones burocráticas. Pero las editoriales atraviesan fases, así que las cosas cambian, y en algún momento podrían llegar a darse las circunstancias. Cuando escribía The New Guardians tuve problemas porque aparecía un personaje homosexual, así que no soy un gran fan de la censura, ni tampoco soy un gran fan de las interferencias burocráticas, de manera que tendría que tener la seguridad de que no me iba a ocurrir nada de eso para que aceptara un proyecto como ése.”
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