martes, 22 de noviembre de 2011

LOS PÁJAROS



Contra todo pronóstico (o contra mi pronóstico, que yo soy muy pesimista), la novela gráfica sigue produciendo grandes cómics año tras año. Grandes en extensión y grandes en alcance, quiero decir. En ambos sentidos, pocos se habrán publicado este año tan grandes como Big Questions (Drawn & Quarterly, 2011), de Anders Nilsen. Para mí, lo mejor del año, junto a Paying for It, de Chester Brown, Forming, de Jesse Moynihan y The Love Bunglers, de Jaime Hernandez, salvo error (olvido mío) u omisión (sólo hablo de los que he leído).

En realidad, es un poco engañoso decir que Big Questions es uno de los grandes cómics del año porque, al igual que la mayoría de los clásicos de la novela gráfica, este libro también es una obra de años, que se ha ido gestando muy lentamente. A lo largo de los tres últimos lustros, el estadounidense Nilsen (1973) ha ido desarrollando lentamente este trabajo, pieza a pieza y cuadernillo a cuadernillo, y ha hecho de él una obra de aprendizaje personal y artístico, un impulso creativo que se ha desarrollado casi por su propia inercia y por la lógica del dibujo. El propio Nilsen indica que la mayoría de los elementos de la historia fueron surgiendo por necesidades del dibujo. Así, al hacer un gran plano general de una casa campestre que «necesitaba algo más para que fuera interesante», Nilsen le añadió una sombra de un avión, y eso dotaba a la escena de una sensación de «presagio» que se cumplía más tarde como un accidente de avión. Big Questions es un cómic verdaderamente experimental, porque se desarrolla como el experimento de un estudiante de artes intentando averiguar cómo se hacen los cómics, y cada paso que da en una dirección le aleja de otra emprendida anteriormente. Los elementos que configuran el libro son, pues, los estrictamente esenciales: sólo aquellos que hacía falta dibujar. No que hacía falta dibujar para cumplir algún fin narrativo, algún objetivo, sino, simplemente los que hacía falta dibujar.

En principio, según declara el propio autor, esos elementos son un soldado en un paisaje desolado, un grupo de pájaros y un accidente de avión.

Luego, esos elementos mutan y se combinan de formas más complejas. El soldado será un piloto con narcolepsia. Habrá un idiota que vaga libre por la naturaleza. Y una serpiente sabia y fatalista.

Pero sobre todo, los pájaros, claro, una bandada de pajaritos campestres que, de pronto, empieza a hacerse preguntas sobre la individualidad y el libre albedrío frente al destino y el instinto. Dicho así, podría parecer que estamos ante una versión indie de Juan Salvador Gaviota, pero la gracia de Big Questions es que es más que eso, mucho más, y, sobre todo, que siempre que es algo, inmediatamente pasa a ser otra cosa distinta. Los pájaros son indistinguibles gráficamente unos de otros, lo que produce un cierto efecto alegórico parecido al que producen los ratones de Maus. Pero, al mismo tiempo, las personalidades de los pájaros están muy marcadas, cada uno de ellos se identifica con un nombre muy común -Algernon, Thelma, Curtis, Betty, Morris, etc.- y es fácil reconocerlos por sus diálogos, con frecuencia muy naturalistas y desenvueltos, completamente contrarios a las convenciones de la fábula. Esto produce una corriente de humor soterrado continua, y la estructura de breves sketches de muchas de las escenas hace que el tono pueda parecer en ocasiones similar al de Peanuts: grandes situaciones tratadas por pequeños personajes, el choque cómico de lo trascendental y lo absolutamente prosaico. El Juan Salvador Gaviota indie se convierte en El libro de la selva posmoderno.

Nilsen confiesa que le gusta dibujar muchas veces las mismas cosas. Por ejemplo, repetir a lo largo de varias viñetas el mismo fondo y los mismos personajes, con apenas variantes en la gestualidad de estos. Es esa pasión por el dibujo la que le permite extenderse por un territorio que continuamente se está descubriendo, con una espacialidad palpable a la vez que etérea, un territorio que es tanto geográfico como espiritual y estético. Nilsen explora la llanura blanca de sus páginas y nos revela algunos de sus secretos, pero la sensación es que hay más allá un potencial inmenso que no hay querido explotar, porque prefiere no ser agotador. A pesar de sus 600 páginas, Big Questions transmite una sensación de liviandad, de algo que se ha hecho sin esfuerzo, casi como un juego, y que precisamente gracias a esa estrategia ha tocado filones muy profundos. No es sólo por su preferencia por la línea frente a la mancha, también su económica utilización de los marcos de viñeta tiene que ver con esa sensación de amplitud.

Si aceptamos la tesis de Ng Suat Tong y pensamos que Big Questions se puede entender como un drama religioso, en el que los dos hombres perdidos -el piloto caído y el idiota sin rumbo- representan a los dioses ante la comunidad de pájaros, que se organiza en sus apoyos a uno u otro modelo de religiosidad según el talante de cada cual, entonces debemos concluir que el mensaje de Nilsen es sumamente escéptico y desolador. Nuestros dioses pueden ser también torpes gigantes que nos ignoran, criaturas ajenas a las que hemos malinterpretado, igual que los hombres han sido equivocadamente idolatrados por los pájaros. Es significativo que en Big Questions los hombres no tengan nombre, pero los pájaros sí. Sin embargo, no estamos ante un libro severo y sentencioso, este cómic no es un tratado de filosofía. Big Questions es divertido, endemoniadamente divertido, incluso. Nilsen es uno de esos satiristas que entienden que el mundo se representa mejor como una gran comedia. Una Comedia Humana o una Divina Comedia. Da igual nuestra preferencia, no tenemos que elegir. Una y otra están presentes en Big Questions. Por eso decía que es un libro muy, muy grande, y no por las 600 páginas.

2 comentarios:

javier Olivares dijo...

Siempre que entro aquí, me encuentro con otro estupendo texto sobre un tebeo que haces que apetezca leer...!!
Me he mirado el PDF de avance en la pagina de FANTAGRAPHICS y he leído las páginas de Algernon y la serpiente y me ha gustado mucho, si. Cómo está escrito, sobretodo... A ver si algún editor de aqui se atreve o si no, pues me lo pillaré en su idioma...!!

rayco dijo...

Fulgencio Pimentel publicó "MITOLOGÍAS", muy bien editado además, pero sólo 600 ejemplares numerados.