jueves, 17 de noviembre de 2011

EL ÁRBOL DE LA VIDA Y DE LA MUERTE

En un momento determinado de MetaMaus, Art Spiegelman comenta que Maus lleva vendidos más de un millón de ejemplares sólo en Estados Unidos. Una cantidad astronómica para las ventas de un cómic, casi inconcebible. Desmesurada incluso, ¿verdad? ¿Cuánto son un millón de copias de Maus?

Bueno, pues necesitaría vender seis veces más de lo que ha vendido en 25 años para que hubiese tantas copias de Maus en circulación como judíos fueron exterminados durante el Holocausto en un lustro.

Para que hablemos de cifras astronómicas.


¿Cómo se concibe eso? ¿Cómo podemos medir una cantidad de seis millones de muertos y hacerla mínimamente comprensible? Es algo que escapa a la capacidad de representación del más imaginativo de los artistas.

En MetaMaus, aparece un árbol genealógico de una rama de la familia Spiegelman, un árbol elaborado no por Art, sino por su primo Simon Spiegelman a lo largo de cuarenta años de investigación genealógica.

Éste es el árbol genealógico de parte de la familia Spiegelman al inicio de la II Guerra Mundial:


Y cuando pasas la página, ves el árbol genealógico de esa parte de la familia Spiegelman al final de la II Guerra Mundial:


Y mientras te estás recuperando del golpe, te das cuenta, de una forma más palpable que nunca, de que sí, se puede visualizar lo no visualizable. Se puede comprender que el peso de una magnitud astronómica se puede medir en cantidades íntimas, familiares y reales. Se puede sentir la náusea del Holocausto contra la que estábamos insensibilizados por ríos y ríos de melodrama al estilo Hollywood.

Y creo que Spiegelman es consciente de que los lectores de MetaMaus vamos a leer estos dos árboles genealógicos como si fueran un cómic. No tienen dibujos, no tienen narración, no tienen secuencia, pero la disposición contigua de las viñetas con los nombres de cada Spiegelman -o con el vacío dejado por su nombre- en el contexto de este libro sobre cómic hace que lo leamos visualmente como si fuera cómic. Un cómic sin figuración, un cómic de texto puro, que es la única manera de representar lo irrepresentable. El horror verdadero no se puede ver, el horror verdadero no puede ser espectáculo. El horror verdadero sólo se puede sentir.

1 comentario:

javier Olivares dijo...

Que estupendo tu texto sobre METAMAUS, y que demoledora esta muestra de narrativa visual genealógica de Spiegelman!