HARVEY KURTZMAN Y WILL ELDER: VAYA PAR DE DOS
Kurtzman era el más listo de la clase, y Elder el payaso. Era inevitable que se unieran y que de su colaboración salieran tebeos tan originales y divertidos que hoy son un tesoro de la cultura popular americana de mediados del siglo XX.
Harvey Kurtzman (1924-1993) y Will Elder (1921) llegaron de Brooklyn y del Bronx, respectivamente, para coincidir en el prestigioso High School of Music and Art de Manhattan, y ya no se separarían a lo largo de su carrera profesional. A finales de los 40 compartían estudio, y a principios de los 50 formaban parte de la plétora de artistas de la pujante EC Comics de Bill Gaines. Ni Kurtzman ni Elder estaban especialmente dotados para el crimen, el horror o la ciencia-ficción, de modo que encontraron su nicho en otros campos. Kurtzman creó los legendarios cómics bélicos de Two-Fisted Tales y Frontline Combat, y en 1952 se inventó el tebeo satírico Mad, donde Elder encontró su plenitud. “Soy un humorista. Me encanta el humor; es la única forma en que puedo expresarme”, diría posteriormente. Kurtzman era un narrador riguroso y exacto, pero su acabado gráfico era escueto, lo que le restaba popularidad entre el público lector acostumbrado a estilos más endulzados. Cuando escribía guiones para otros dibujantes, acostumbraba a imponerles su propio estilo narrativo, proporcionándoles detalladísimos bocetos. Elder, por su parte, era un dibujante versátil y desbordante, que necesitaba la estructura rígida que le proporcionaba Kurtzman para no perderse en infinidad de detalles humorísticos. Con Elder, Kurtzman conseguía un acabado carnoso y comercial; con Kurtzman, Elder dotaba de vida a su estilo ilustrativo.
Tras abandonar Mad en 1956, Kurtzman y Elder siguieron colaborando en revistas satíricas como Trump (1957, para Hugh Hefner), Humbug (1957-58, autoeditada por un colectivo de historietistas) o Help! (1960-65, Warren). En esta última crearon a Goodman Beaver, una especie de Cándido moderno, que serviría de inspiración para la parodia erótica Little Annie Fannie, publicada entre 1962 y 1988 en Playboy. La huella de Kurtzman y Elder es palpable en Robert Crumb.
Texto publicado originalmente en Del tebeo al manga: una historia de los cómics 3. El comic-book: Superhéroes y otros géneros (2007, Panini), obra dirigida por Antoni Guiral.
Ayer estuve viendo la exposición The Art of Harvey Kurtzman en la Society of Illustrators. Casi no llego a tiempo, porque termina hoy, pero mereció la pena hacer el esfuerzo. Reconozco que no soy nada aficionado a las exposiciones de cómic con originales colgados de las paredes, pero hay que decir que ésta es una de las mejores que he podido ver. Primero, por la envergadura del personaje protagonista, Harvey Kurtzman, una figura a la que considero fundamental en la historia del cómic norteamericano moderno, aunque en realidad su influencia es mundial (en La novela gráfica le dedico las páginas 124-133). Y segundo, porque la variedad y amplitud de la muestra se correspondía con la del propio Kurtzman. Páginas originales ya legendarias, como la famosa historieta «Corpse on the Imjin» (Two-Fisted Tales, 1952) completa, o la primera página de «Superduperman» (Mad, 1953), la historieta que más influyó sobre Watchmen, se mezclaban con ejemplos de casi todas las épocas de la carrera de Kurtzman, desde antes de su llegada a EC hasta sus Humbug, Goodman Beaver y Little Annie Fannie, junto con trabajos comerciales o privados, documentos personales e incluso muestras de su época de estudiante de arte. En fin, un festín para el admirador de Kurtzman, que además se aumenta con la capacidad de sorpresa que siempre producen estos materiales, ya que Kurtzman trabajó con numerosos dibujantes a quienes suministraba abocetadas las historietas a las que ellos daban su forma gráfica final, y en esta exposición se podían comparar esos bocetos de Kurtzman con los acabados de sus colaboradores. En la pared se podía disfrutar de una de las colaboraciones más extraordinarias de todos los tiempos, la que realizó con otro genio, Bernard Krigstein, en «Bringing Back Father», la parodia de Bringing Up Father de Geo McManus que hicieron para Mad en 1954, con la participación añadida del compinche habitual de Kurtzman, Will Elder.
La exposición, en todo caso, revela que la variedad de temáticas, estilos y colaboradores que caracteriza la carrera de Kurtzman tiene una base material también, con una gran diversidad de técnicas y soportes que saltan a la vista cuando se ven en persona, lo que da una riqueza especial al recorrido. Me gustaría explayarme sobre Kurtzman como merece, pero ahora no tengo tiempo para hacerlo, de manera que he decidido recuperar el texto que encabeza esta entrada para que acompañe a una selección de algunas fotos que tomé ayer en la Society of Illustrators.
2 comentarios:
La envidia se me come, pero a la vez me alegra que se vaya recuperando históricamente la figura de Kurtzman, muchas veces eclipsada por otros artistas quizás más vistosos, pero, para entendernos, menos historietistas. Kurtzman es consciencia del medio. Que se le reivindique indica que, a pesar de todo, estamos en el buen camino.
glorioso
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