JOSÉ DOMINGO
Aventuras de un oficinista japonés
Bang Ediciones
José Domingo ha reescrito la Odisea como un enorme álbum infantil inspirado en los videojuegos, y no es cosa de broma. Para empezar, porque es un álbum infantil para adultos, y para continuar, porque se ha entregado al poder asombroso del dibujo. Sin ayuda de ningún texto, Domingo nos cuenta el trayecto de un oficinista japonés que, como en el «O My Lord» de Nick Cave, salió un día a dar un paseo, que es «un error que a veces cometo» y acabó subiendo a los cielos y bajando a los infiernos, pasando entre medias por todos los rincones del mundo, el exterior y el interior. Con la minuciosidad de Geoff Darrow y la claridad de Max, Domingo impulsa a su personaje en la inercia infinita y cómica de la perspectiva axonométrica. Las claves de esta ópera agnóstica están en el aluvión de la cultura de masas y el arte de consumo, donde el autor rebusca las improbables huellas de un mensaje sublime. Una obra de nuestros días: grande, profunda, ancha y extrañamente clásica.
Reseña publicada en Rockdelux en febrero de 2012. Acabo de enterarme de que Aventuras de un oficinista japonés ha ganado el premio a la mejor obra española de 2011 en el Salón del Cómic de Barcelona. Con todo merecimiento. Y sí, había otras que también lo habrían merecido igual, porque afortunadamente ha sido un gran año para el cómic español, pero ninguna lo hubiera merecido más. Enhorabuena a José Domingo.
Aquí, lo que escribí en Mandorla sobre ADUOJ: Un viaje místico.
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