De Alcoy me traje un viaje áspero en las circunstancias -nieve por el camino, lluvia y mucho frío en el destino-, feliz por el descubrimiento de un nuevo centro de arte espectacular -como es habitual en estas instituciones, instalado en pleno casco histórico en un edificio antiguo y singular- y gozoso por el placer de poder compartir unas horas con dos de las personas más adorables que tenemos en el cómic español ahora mismo: Paco Roca y Borja Crespo. También fue un placer el encuentro con el público asistente que, una vez más, me llevó a constatar la grieta que hay entre los «debates» repetitivos que se producen en el mundillo en torno a la novela gráfica y las preocupaciones e intereses del público general: ¿qué son estos cómics, que no parecen cómics? ¿De dónde salen y a dónde van? ¿Dónde puedo conseguir más? Hay hambre de cómics -de novela gráfica- en muchos adultos que no leen tebeos (o mejor dicho, que no los leían hasta ahora), y sólo me preocupa que el mundillo del cómic sea capaz de satisfacerla.
Cuando iba a tomar el tren en Atocha, me pasé un momento por La Central, la librería del Museo Reina Sofía. Allí tienen una sección entera rebosante de cómics -casi exclusivamente novelas gráficas- entre sus secciones de ensayo, fotografía y arquitectura. Luego, me pasé por el quiosco donde conseguí el número 1 de La espada salvaje de Conan, hace ya casi treinta años, en la acera que separa Delicias y Santa María de la Cabeza. Allí había un único tebeo a la venta: un tomo de Batman.
Y luego, pues lo dicho, tomé el tren y me fui a hablar de novela gráfica a Alcoy.
1 comentario:
Ahora llega el momento, supongo, de decir que La Central del MNCARS es para una "élite snob", ja ja... Pero ¿cuánta gente pasa al día por el Reina Sofía? No lo sé exactamente, pero está claro: un mogollón de gente, de muy diversas edades y perfiles. Un verdadero MOGOLLÓN. Ese es el mundo popular al que aspira el cómic de ahora, es decir, el público de la novela gráfica. Ése es el gran público.
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