Original de la portada de Detective Comics #69 (1942),
de Jerry Robinson.
Portada de Superman #14 (1942), de Fred Ray.
Un dibujo dedicado por Jerry Siegel y Joe Shuster a Jerry Robinson.
Página de un guión de Bill Finger.
Un Canario Negro de Carmine Infantino.
Puñetazos para Hitler, de parte de Mort Meskin.
Reconstrucción de un kiosco tradicional. Los tebeos expuestos
no eran de la Golden Age, por supuesto, aunque había alguna
joyita moderna, como el Omega The Unknown #1
de Gerber y Mooney.
La advertencia que preside el cofre donde se guarda la kryptonita
es absurda. Si es kryptonita auténtica -y todo parece indiciar que
lo era-, sólo puede hacer daño a una persona en la Tierra, y esa
persona ya sabe andarse con cuidado en sus inmediaciones.
La cabina de Superman, convenientemente identificada con una
viñeta que sirve de manual de instrucciones para el Hombre de Acero.
Merchandising de los años 40.
Más merchandising de los años 40.
«Este libro contiene dos discos irrompibles».
Qué manera tan absurda de tentar a los niños.
Jack Kirby recordando a su viejo colega Adolf.
Mi visita coincidió, por cierto, con una Batalla Artística basada en los superhéroes de la Golden Age. En un gran lienzo ante el público, diferentes artistas disfrazados dibujaban con límite de tiempo el tema propuesto por una ruleta (a las dos primeras les tocó «Superman» y «Batman», no sé hasta qué punto no estaba trucado aquello), y el público decidía el ganador a base de rugidos que eran medidos científicamente por el decibeliómetro del árbitro. Todo esto aderezado con los comentarios verbeneros de los presentadores. La idea aquí, en fin, es que las exposiciones no se queden nunca tan sólo en las paredes.
Imagino que la mayoría de los lectores de Mandorla no necesitan explicaciones de qué pinta una exposición sobre superhéroes de la Edad de Oro del cómic en un Museo Judío. La relación entre los judíos y el origen de los superhéroes se ha explorado (y explotado) abundantemente en multitud de libros, ensayos y también historietas. No en vano algunos de los principales historietistas del momento eran judíos, empezando por los creadores de Superman (Jerry Siegel y Joe Shuster), siguiendo por los de Batman (Bill Finger y Bob Kane) y continuando por los del Capitán América (Joe Simon y Jack Kirby), por no hablar de nombres como Will Eisner o Stan Lee. Sin embargo, como da la casualidad de que justo en estos momentos estoy leyendo The Myth of the Superhero (Johns Hopkins University Press, 2013), de Marco Arnaudo, y precisamente acabo de terminar un epígrafe dedicado a esta cuestión, no me resisto a traducir un par de párrafos que den un poco de materia para la reflexión a quien esté interesado por el asunto.
Después de relacionar a Superman con la figura de Sansón y con el mito del Golem, Arnaudo añade:
«Además, igual que los kryptonianos se enfrentan a la amenaza de la extinción a través de la destrucción de su planeta al principio de la mitología de Superman, los judíos deben enfrentarse a la orden del faraón de ahogar a todos los niños varones en el libro del Éxodo. Y de la misma manera que la madre de Moisés le salva poniéndole en una cesta y confiándolo a las aguas del Nilo, también los padres de Kal-El salvan a su hijo metiéndolo en un cohete que se dirige al planeta Tierra. En resumen, los orígenes kryptonianos de Superman tienen ecos de la historia de Moisés de una forma tan precisa que parece muy improbable que, conscientemente o no, el trasfondo judío de los autores no tuviera un mínimo de influencia».
Arnaudo continúa con Superman:
«El mismo nombre de Superman, Kal-El, incluye el sufijo "El", que significa "Dios" en hebreo (una abreviatura de Elohim) y aparece en los nombres de figuras bíblicas como Daniel, Samuel y los ángeles Gabriel y Miguel. Y el arcángel Miguel, el gran guerrero que se opone a Satanás en la tradición judía, parece a su vez un precursor apropiado del salvador enviado desde Krypton para combatir el mal en la Tierra. El simbolismo y el trasfondo de Superman, por tanto, reavivaron la antigua tradición judía en un momento concreto, a finales de los años 30, en que la persecución de los judíos en Europa podría haber inspirado fácilmente el deseo de un nuevo ángel de la guarda».
También está interesante lo que observa sobre el Capitán América:
«Como ha señalado Weinstein, los símbolos y el disfraz del Capitán América (creado en 1941 por Simon y Kirby, ambos judíos) tienen un significado doble que los relaciona por igual con la cultura americana (explícitamente) y con la cultura judía (implícitamente). El arma del Capitán América, a partir del segundo número, es un escudo redondo con una estrella de cinco puntas en el centro, que claramente se refiere a la bandera americana y a la idea de la defensa y la protección. Al mismo tiempo, también recuerda al símbolo de la cultura y la religión judía, la Estrella de David, o para ser más precisos, el "Escudo de David", caracterizado por la estrella (aunque sea de seis puntas). De forma similar, Weinstein observa que la "A" de la máscara del Capitán América se puede ver no sólo como la inicial de "América", sino también como una referencia al aleph, la primera letra de la palabra escrita en la frente de un golem para activarlo. Esta conexión resulta aún más interesante dado que es precisamente cuando el Capitán América se pone su máscara -por tanto cuando se pone la A/aleph sobre la frente- cuando deja de ser un mero civil y se "activa" como superhéroe y defensor de la comunidad».
Por redondear un poco el tema, me parece necesario señalar que el propio Arnaudo no lleva los paralelismos a conclusiones excesivas:
«Dicho esto, ¿sería legítimo afirmar que Superman es judío o que el personaje de Superman representa a una figura judía en un sentido general y absoluto? Sí y no, diría yo. Superman, como cualquier superhéroe con éxito, muestra una fuerte combinación de iconicidad y flexibilidad, debido a dos cosas: (1) fuertes signos visuales y narrativos, tales como máscaras, símbolos, disfraces, herramientas y habilidades especiales, factores todos que permiten las variaciones al mismo tiempo que se mantiene una identidad reconocible sólidamente conectada con las encarnaciones previas del personaje; y (2) la serialidad, que a lo largo de meses o años permite una variación paulatina pero grande en el personaje. Su historia está siendo constantemente escrita y reescrita por muchos autores diferentes, cada uno de los cuales podría haber representado al personaje según diferentes interpretaciones religiosas o culturales»
Así pues: superhéroes y judíos.
Y esta semana toca la de Star Trek: buscar "star trek" + "jews" en el Google es la risión.
ResponderEliminar"Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay" mostraba esta herencia cultural en el nacimiento de los primitivos SH de un modo muy ingenioso.
ResponderEliminarM. Chabon, también judío, tiene un libro de ensayos Manhood for amateurs y el primero de los ensayos es uno cortito titulado The Losers club que cuenta como quiso crear un fallido club de fans de marvel y habla de Lee/Kirby. En una entrevista comentaba una cosa interesante sobre judaismo y comics http://www.jpost.com/Arts-and-Culture/Arts/The-amazing-adventures-of-Michael-Chabon-313145
ResponderEliminarYou have written about comic-book artists and written genre fiction influenced by comics. What is the attraction of Jews and comics?
Primarily the economics of anti-Semitism was what created the affinity between Jews and comics.
Young, inexpert and Jewish artists wanted to make a living by drawing, and comics gave them the opportunity to do that. Lucrative, better-paying fields were closed to you because you were a Jew in that era. Commercial art, magazines, even slick magazine art, it was almost impossible to get work in these fields. Jews were so new and so low on the food chain. But comics would take Jews, they’d even take a Jewish kid out of high school.
I always loved comics. My dad started buying the comics and he would bring them home. Any Jewish themes were all heavily encoded. It’s not as if comics are now bursting with overtly Jewish content, but then it was even more in the background.
Marvel Comics had a comic based on the Golem.
But it was pretty lame, it was not a good use of the Golem at all. Later, it was revealed that “The Thing” from The Fantastic Four was Jewish. You might catch him using a few Yiddish expressions.
Spider-Man had little flickers of Jewish expressions that could just as easily have been New Yorkisms.
Bueno, una estrella de 5 puntas NO recuerda a una estrella de 6 puntas, por mucho que Arnaudo se empeñe. Son visualmente bien distintas y cada una tiene su simbolismo bien establecido en todas las culturas, así que no son equivalentes para nada.
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