Los lectores de este blog saben que no soy dado a seguir y comentar la actualidad en un sentido estricto, pero no quiero dejar sin mencionar aquí el fallecimiento de Kim Thompson, editor que junto a Gary Groth ha comandado la editorial norteamericana Fantagraphics desde hace más de treinta años.
Y no quiero dejar de mencionarlo porque Kim Thompson es uno de esos nombres que pasan desapercibidos cuando se escribe la historia del cómic contemporáneo, y que sin embargo ha sido fundamental para que los cómics sean como son hoy en día. Con demasiada frecuencia nos olvidamos de que los cómics no los hacen sólo los autores, los hacen también los editores. Y la importancia de un editor es capital.
Al frente de Fantagraphics, Thompson editó a partir de los 80 y 90 a los mejores autores del cómic norteamericano moderno, desde los Hermanos Hernandez hasta Chris Ware, pasando por Daniel Clowes y Peter Bagge, por citar sólo algunos de los nombres más sonoros. Sin ellos (y también sin los que publicaba la canadiense Drawn & Quarterly, aunque debo decir que para mí fueron más importantes los de Fantagraphics) estoy seguro de que hoy no tendríamos el escenario del cómic que tenemos, y la novela gráfica que ha explotado en este siglo tanto en América como en Europa no existiría como tal. Y ahí es donde quiero señalar la importancia del editor.
En España estamos demasiado acostumbrados a esperar que sea el autor el que haga al editor. Es decir, que el autor cree por sí solo una obra milagrosa que, sin ayuda de nadie, encuentre un público que justifique (comercialmente) la edición del libro y convierta mágicamente en editor al tío que ha pagado la imprenta. Pero es muy importante que sea el editor quien haga al autor. Que le anime y estimule, y no me refiero sólo a que profiera arengas inspiracionales, sino a que le permita publicar con continuidad, a que busque los formatos más adecuados para él, y a que genere un entorno adecuado para su desarrollo. Es difícil imaginar que los mencionados Clowes, Bagge, Ware o los Bros., al igual que Charles Burns, Seth, Joe Matt, Chester Brown y otros hubieran conseguido salir adelante individualmente. Pero Fantagraphics y Drawn & Quarterly consiguieron crear un horizonte plausible para sus cómics, y lo nutrieron y cultivaron durante años, y ahora están recogiendo los frutos. Se tarda, pero hay que entender que eso también forma parte del trabajo, que editar no es dar el pelotazo, sino construir lentamente. Viniendo a un entorno más inmediato, estoy seguro de que, por ejemplo, sin el apoyo de Entrecomics Comics el Alter y Walter de Pep Brocal no existiría hoy, como puedo asegurar que sin el apoyo palpable y constante de mis editores en Astiberri hoy yo no estaría embarcado en proyectos tan agotadores como Beowulf con David Rubín o Las Meninas con Javier Olivares. El autor es la materia prima con la que tiene que trabajar el editor. El buen editor, se entiende, el editor como Kim Thompson, que ha sido un ejemplo para muchos que han venido después.
Thompson fue, además, uno de los más activos promotores del cómic europeo en Estados Unidos. A través de su editorial no dejó de intentar una y otra vez que el público americano conociera lo mejor de la producción del Viejo Continente, y podemos decir que en los últimos años nos había dado algunas de las más brillantes versiones internacionales de eurocomics, desde la recopilación de Joost Swarte hasta los títulos de Tardi, y sobre todo esa joya que es la reedición de Las aventuras de Jodelle, de Guy Peellaert. Entre los títulos europeos que Thompson ayudó a traer a Europa, también se encontraban algunos españoles, como por ejemplo los de Max o los de Martí. Puede que el lector americano medio siga siendo muy reticente a probar con historietas extranjeras, pero sin duda estas traducciones influyeron en muchos dibujantes americanos, permitiéndoles ampliar sus influencias más allá de la propia tradición estadounidense y ayudando a facilitar la diversidad de estilos que se encuentra hoy en día en el cómic de este país.
Cómic de autor e internacionalización de los estilos son dos de la características clave de la novela gráfica de nuestros días. No es trabajo de los autores descubrir, fomentar y explotar estas tendencias. Bastante tienen con dibujar. Pero el buen editor sabe darle sentido a todo eso, para que el conjunto tenga más fuerza que cada elemento por separado, y así beneficie a todos. Y Kim Thompson fue, sin duda, un gran editor. Uno de los más importantes de la historia del cómic.
[La foto de Kim Thompson que ilustra esta entrada está tomada por Lynn Emmert, y se puede encontrar en la página de Fantagraphics].
En Fantagraphics, Gary Groth, su compañero durante tantos años, escribe un perfil de Kim Thompson.
En Entrecomics hay dos entradas que merece la pena visitar para hacerse una idea más cabal de la figura y trayectoria de Kim Thompson:
Fallece Kim Thompson
Kim Thompson, palabra de editor
Un grande entre los grandes. Aparte traducia muchos de los libros de Fantagraphics y se preocupaba muchisimo del diseño total (no solo la portada) de los libros. cosa que tampoco hacen la mayoria de los editores. Ojala muchos sigan su ejemplo.
ResponderEliminarHasta Siempre Kim.
A mí me ha gustado esto:
ResponderEliminarhttp://www.tcj.com/kim-thompson-tributes/